Lo
que se acordó en Los Pinos no ha tenido ninguna importancia, pues la
disminución del 10 por ciento a los sueldos de mandos superiores de la
administración pública ya había sido anunciada en otro contexto. La imagen del
CCE, la CTM y la CNC es un retro de una foto de familia de viejos tiempos. Nada
más.
Lo
que está empezando a suceder es la venta del kilogramo de tortillas a 15 pesos
y una cascada de aumentos en alimentos que es imposible controlar por parte del
gobierno, el cual afirma sin embargo que la subida de precios tendría que ser
de 1 por ciento en correspondencia con el gasolinazo. Nadie aumenta precios
sólo en ese porcentaje, pero, además, la causa es el acumulado del
encarecimiento de los energéticos y, principalmente, del proceso devaluatorio
que ya lleva 70 por ciento desde el inicio de la presente administración.
No
tendría el menor sentido hablar de quitar el subsidio (nunca demostrado con
cuentas concretas) a las gasolinas para subsidiar directamente el transporte de
personas y mercancías. El incremento del precio del combustible no puede dejar
de repercutir en el esquema general de costos porque ya se hizo súbito y es
mayor. El gobierno afirma que más de la mitad de la gasolina es consumida por
el 10 por ciento de la población, pero no es así con el diésel. Casi todo lo
que se produce requiere ser llevado a otro lugar.
Se
ha criticado al gobierno de Enrique Peña por no haber anunciado y explicado el
gasolinazo con anticipación. Ese no fue su problema. Al contrario, tal conducta
le permitió sorprender. Lo que le resulta contraproducente al gobierno es que
sus argumentos son falsos. Cuando el crudo en el mundo pasó de 100 a 40 dólares
por barril, la gasolina y el diésel en México no bajaron de precio. El
combustible mexicano no se ha vendido por debajo de su costo de producción ni
de su precio de adquisición mayorista en el extranjero, por tanto, el llamado
subsidio es lo que deja de cobrar el gobierno de IEPS debido al carácter
importado de la mayor parte de las gasolinas.
El
problema de fondo es la negativa, durante 30 años, de invertir en nuevas y
modernas refinerías prefiriendo pagar impuestos en Estados Unidos antes que en
México. Es un problema del modelo neoliberal que busca replegar al Estado y
promover el llamado libre comercio, pero en los hechos se ha arrugado al país y
se ha agotado el mercado interno. Además no existe seguridad energética, que
entre tanto Obama restableció en Estados Unidos.
Lo
que el gobierno de Peña está haciendo es aumentar ingresos públicos por la vía
de ciertos precios, lo cual es una canallada política en cualquier parte del
mundo. El dinero adicional procedente de las gasolinas será usado para dar
cobertura al buscado superávit primario, es decir, cubrir con suficiencia
relativa el costo financiero de la deuda, que se ha tornado excesiva pero por
decisión del mismo gobierno, quien la elevó demasiado, no obstante el bajo
crecimiento de la economía, que ha sido a su vez el mayor fracaso de la
presente administración.
Para
el presente año todo será peor: el PIB no llegará ni al 1 por ciento de
aumento. El país se encuentra ya virtualmente en recesión. Todos lo sabemos
excepto el gobierno, que no quiere saberlo.
Peña-Meade-Videgaray
buscan ahora estabilizar la deuda haciendo otra vez la peor cosa en el peor
momento. El gobierno anticipa la búsqueda de dinero donde no lo hay, es decir,
en el consumo interno de la mayoría, los bienes-salario, que terminarán también
aumentando de precio. La repercusión directa del encarecimiento de las
gasolinas tendrá de seguro un costo mayor a los 200 mil millones de los que
habla Peña en referencia al inexistente subsidio efectivo del combustible, pero
ése lo pagarán principalmente quienes menos tienen, los consumidores de la
mayor parte de los alimentos que se producen en el país y los usuarios del
transporte público de automotores.
Es infamante decir que sin el gasolinazo
habría que cerrar escuelas públicas (Nuño) o dejar de cubrir las pensiones y
jubilaciones (Arriola). ¿Puede un gobierno cualquiera hacer eso? ¿De qué hablan
los gobernantes mexicanos? Quien hace canalladas suele explicarlas con bajeza.
(RIODOCE/ PABLO GÓMEZ / PROCESO EN 16
ENERO, 2017)
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