No
está mal que el gobierno y el Congreso del Estado decidan llevar adelante una
política destinada a reducir privilegios que estaban normalizados en la vida
pública. Y es que los funcionarios públicos y representantes populares se
habían acostumbrado a recibir extras, por el solo hecho de estar en esas
posiciones, como son los vales de gasolina, alimentos, sobresueldos, noches de
hotel, vehículos o vuelos en primera clase.
No
se van a agotar todos los privilegios, pero hay la voluntad de abatir esta
merma a los recursos del gobierno, y en el caso de los diputados, prácticamente
la presión social se los arrancó de las manos. Mejor dicho se los sacó del
bolsillo. Incluso, remontó el exceso de algunos legisladores, que en la
confianza desmedida se llevaron a miembros de la familia a trabajar como
“asesores” con cargo al erario público.
Y no faltó la nota curiosamente cínica, cuando una de las diputadas afirmó que
lo suyo no era nepotismo y que la exhibida le “valía madres”, que ella estaba
“curada de espantos”.
Sin
embargo, no puede ser todo. La disminución de los privilegios era obligado. Es
un grito que recorre no sólo el estado, sino el país. Se necesitaba poner un
freno a los excesos que existieron durante el gobierno pasado. Necesitamos
ahora saber hacia dónde irán esos ahorros. Los ahorros deben tener un destino
para que no terminen en la caja chica del gobierno y se maneje a discreción.
Las multas a los partidos políticos nacionales, por ejemplo, van a parar a los
centros de investigación en ciencia y tecnología.
¿No
sería bueno que Sinaloa se hiciera lo mismo? Pregunto, además, y hago esta
precisión: ¿Por qué no se hizo a la par de la declaración? Se podrá decir que
en el presupuesto global no representa mucho, pero en la función pública todo
es percepción. Y el gobierno de Quirino, que anda en busca de incrementar su
legitimación presentando un gobierno cercano a la gente, le sería recomendable
que sus decisiones sean redondas. Que no quede nada a la imaginación. Menos a
la especulación.
En
el caso de los diputados, ya lo dijimos, es resultado de la presión de la
gente. No por voluntad propia. Sospecho que esas pérdidas en el ingreso,
algunos de ellos buscarán resarcirla por otros medios y es que es un
privilegio, y duele perderlo. Es la mensualidad de la letra de un carro, el
pago de la hipoteca, las colegiaturas escolares o el viaje de las vacaciones.
Entonces,
es importante el seguimiento ciudadano para evitar que ocurra y menos todavía,
que su posición sirva para conseguir otros privilegios.
Los
vientos renovadores siempre serán un incentivo en una sociedad desconfiada,
molesta con su clase política, y el único problema es que franjas importante de
ésta han mirado a lo alto, quieren que el gobierno de Quirino Ordaz no sea
tapadera de los desmanes y robos de los que se fueron, los que están
reorganizando su vida en su carácter de civiles, con mucho dinero en sus
cuentas, o en efectivo; los que quizá ahora se encuentran lejos y desde lo
remoto revisan todos los días los diarios locales para ver si hay señales
incómodas; incluso no faltarán los que hayan dejado orejas que les comunique lo
que se dice y pasa en los pasillos del gobierno quirinista.
Pero
no sólo ellos, lo hacen también ciudadanos y periodistas que están al pendiente
de cada una de las medidas que se adoptan y ellos hasta ahora no están
satisfechos, los ahorros del gobierno les dice poco, es un pelo de gato, y para
algunos eso no tiene vuelta de hoja, desde el tercer piso no se hará nada y la
pregunta es si colaborará con la Auditoria Superior de la Federación, para que
se esclarezca el destino de cientos, quizá miles, de millones de pesos que no
han sido justificados.
En
definitiva, el descontento social es manifiesto, como lo son estas medidas de
austeridad, pero no debe caerse en la política de ahorrar centavos aunque se
pierdan los pesos. Sería un contrasentido y dar atole con el dedo.
(RIODOCE/
ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY/ 16 ENERO, 2017)
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