Veinte de 52 locales están cerrados. “Hacemos
todo lo posible por mantener vivo esto, pero estamos a punto de desaparecer”,
dijo Manuel Jasso Anaya, presidente de los locatarios. “Si no organizan la
casa, no van a lograr nada” advierte Matías Arjona, secretario de Pesca y
Acuacultura del Estado
Atractivo turístico, y por
décadas el sitio idóneo para los ensenadenses a la hora de abastecerse de
pescado y mariscos para el consumo cotidiano, al popular “Mercado Negro”
parecen habérsele juntado todos los males en los últimos años.
Las vedas implementadas a
consecuencia del calentamiento global, las restricciones fiscales, los
incrementos hasta del 100 por ciento en los precios de los productos, las
adecuaciones y construcciones que se llevan a cabo en los alrededores:
“Estamos ahogados, ya no
podemos respirar”, lamentan los locatarios. Son 52 locales, de los cuales 20 ya
están cerrados.
Actualmente los consumidores
que acuden al Mercado de Mariscos representan sólo el 10 por ciento de los que
compraban hace 10 años.
Antes, durante la Semana
Mayor, cada local vendía de dos a tres toneladas de pescado y mariscos, hoy
apenas rebasan los 300 kilos de venta.
“Hacemos todo lo posible por
mantener vivo esto, pero estamos a punto de desaparecer”, sentenció Manuel
Jasso Anaya, presidente de los locatarios.
Manuel Jasso Anaya, Presidente de locatarios
Se quejan los socios propietarios del “Mercado Negro” de las obras que ahora
lleva la Administración Portuaria Integral (API) en el andador costero y que
les obstruye la entrada, la falta de estacionamiento, los bloqueos que hace el
Ayuntamiento cada vez que organiza eventos como la Baja 500, Baja 1000 o
festivales gastronómicos: “La gente no entra, se pierde”.
También los traen “a raya”
las autoridades fiscales y ambientalistas con multas y hostigamiento. Y a la
veda de especies como la curvina, tiburón, almeja primo, se agregó
recientemente la restricción del pez verdillo, el más comercial y el que los
mantenía:
“Nos ha hecho más daño la
burocracia que el cambio climático”.
Renovarse o morir
El “Mercado Negro” lo
componen 52 socios que operan el establecimiento en el terreno que entre todos
compraron. Trabajan alrededor de 300 empleados que a su vez son el sustento de
700 personas que ha visto mermados sus ingresos con la crisis por la que
atraviesan.
Argumenta Jasso que si nunca
previeron los malos tiempos fue por ignorancia y desorganización:
“Como había tanto dinero en
Ensenada nunca pensamos que se nos afectaría”. Los locatarios dicen tener claro
que la prioridad ahora es modernizarse, remodelar el viejo “Mercado Negro”,
pero los tres diferentes grupos que conforman el liderazgo al interior, incluyendo a los vendedores de “taquitos de
pescado” difícilmente logran consenso, “cada quien jala pa’ su lado… pero no
estamos peleados”.
En lo que sí parecen estar de
acuerdo es en que les urge un estacionamiento y que no quieren la obra a cargo
de API:
“No nos convienen esos
arcos”. Ya están en pláticas con la instancia para ponerle remedio a ello, pero
sólo uno de los líderes, el resto ignora los términos. También buscarán
financiamiento con el Ayuntamiento de Ensenada y el Gobierno del Estado.
Contaron que la
administración de Gilberto Hirata Chico trae un proyecto para el “Mercado
Negro”, “nos lo mostró, nos gustó bastante. Hay que estudiarlo bien…”.
Mientras que con el
gobernador Francisco Vega de Lamadrid traen resentimiento: “Como todos los
políticos, aquí arrancó su campaña, y ahora ni los buenos días nos ha dado”.
Víctor Alonso Ibáñez Director
de pesca
“Kiko” les habría prometido en campaña encabezar la construcción de instalaciones modernas y
de primer mundo para un nuevo “Mercado Negro” de tres pisos y hasta una
inversión de 30 millones de pesos.
Asegura Jasso que hasta se
les dio a conocer la propuesta y el proyecto que siguen esperando.
Ni una “manita de gato”
En el Ayuntamiento de
Ensenada están dos proyectos sobre la mesa para darle una mejor imagen o
rehacer el “Mercado Negro”, pero a cuatro meses que concluya la actual
administración, no hay dinero para aplicar ninguno de ambos.
En los últimos dos años se
han venido invirtiendo hasta 40 millones de pesos en remozar la zona turística,
el malecón, las fuentes, el Bulevar Costero, el puente, y en el plan se
inscribe la intención de darle una mejor imagen al “Mercado Negro”.
“Nos hace falta darle una
‘manita de gato’, o inclusive la manera de poderlo demoler y volverlo a
levantar, dado a los años que tiene”, explicó Jesús Rocha Martínez, director de
Infraestructura Municipal.
En la primera opción se
contempla una remodelación o rehabilitación muy sencilla, que incluiría
básicamente trabajos de impermeabilización y pintura, pero antes, precisó el
funcionario, tendrán que analizar si el actual edificio resiste las
adecuaciones o de plano ya cumplió su vida útil. Además de conseguir el presupuesto para tal
fin, que iría de los 150 mil a 250 mil pesos.
“Necesitaríamos sentarnos con
el alcalde para ver hasta cuánto se podría aportar por parte del Ayuntamiento,
y para la diferencia sentarnos con los locatarios y ya hacerle la solicitud al
gobernador, a ver si mediante a un programa, ver cuánto pudieran conseguir y
por lo menos poderle poner una ‘curita’ a la herida”, expuso Rocha.
El otro proyecto, el más
ambicioso, parte de un estudio en conjunto con el Colegio de Arquitectos de
Ensenada (CAPE) y contempla un “Nuevo Mercado de Mariscos” que tenga una fachada
de barco visto de forma lateral, con área de estacionamiento -la principal
necesidad-, suficientes cajones, un área
de venta de los productos situado en el mismo lugar de ahora, los mismos
restaurantes que permanecen pero mejor distribuidos; además de una zona que
funcione durante la noche con barecitos y cafés, “algo que dé otra dinámica y
que venga a generar derrama económica, mayores empleos, y sea un atractivo más
para Ensenada”.
Las instalaciones abarcarían
el mismo perímetro actual, desde el malecón hasta la Calle del Puerto, con un
presupuesto preliminar de 35 a 40 millones de pesos, más lo que se agregue
después de los estudios de mecánica de suelos y cálculo estructural.
La intención es que el
proyecto esté listo en septiembre y octubre del presente año, y según el
director de Infraestructura Municipal, ya se platicó entre el alcalde Hirata y
el próximo edil Marco Antonio Novelo, esperando que para 2017 la propuesta esté
ingresada a la Cámara de Diputados.
José Rocha Martínez, Director
Infraestructura Urbana
“Al día de hoy pues el municipio no tendría cómo poderle
aportar”, confiesa Rocha, “si el Gobierno del Estado a través de la Secretaría
de Turismo pudiera aportarle un poco más, pues a lo mejor le bajaríamos
nosotros y sería una inversión repartida”.
Hay ganas, pero no dinero en
el gobierno municipal:
“¿En qué hemos trabajado?
Pues en horas hombre, en todo el trabajo en que participan los colegios, y un
proyectito de estos no anda en menos de 2 millones de pesos.
El Ayuntamiento dice ‘no tengo
dinero, pero aquí está mi trabajo’”.
No se dejan ayudar
“No hemos tenido hasta el día
de hoy alguna solicitud formal para remodelar o mejorar el ‘Mercado Negro’”,
aseguró Matías Arjona, secretario de Pesca y Acuacultura del Estado.
Consideró que si no ha habido
el acercamiento de los locatarios para ese fin, es por lo desorganizado de
aquellos, pues llevan dos años y medio
sosteniendo reuniones tanto con el presidente general Manuel Jasso, como
con el presidente de vigilancia en el “Mercado Negro”, José Antonio Castro; con
ello lograron intervenir para que API modificara las estructuras que molestaban
a los locatarios, pero del otro tema, nada.
Narró también que al final de
la administración estatal de José Guadalupe Osuna Millán, esa instancia los apoyó
con mesas de acero inoxidable para cada locatario, inversión que anda en
alrededor de un millón de pesos y que sin embargo, en un recorrido reciente, se
dieron cuenta que gran parte de ese equipo está abandonado en una esquina del
inmueble.
“Hay locales vacíos, como que
se ha estado saliendo gente, desconocemos las razones por las que se estén
yendo algunos locatarios”, afirmó Arjona.
En la actual administración,
Pesca también les ofreció una máquina de hielo, “fundamental para un mercado de
pescados y mariscos que no pudimos entregarles, porque no conformaron sus
documentos, no se organizaron”.
Precisó Arjona que el
gobernador arrancó su campaña en el malecón, no precisamente en el “Mercado
Negro”, y que ahí contactó tanto a los locatarios de éste y otros comercios,
así como a pescadores ribereños y deportivos, donde surgió la inquietud de un
puente para estos últimos, del cual ya está por iniciarse la segunda etapa.
Matias Arjona, secretario de
pesca
No obstante, dijo, la
Secretaría tiene contemplada una potencial reubicación del “Mercado Negro” e
incluso se han visto zonas que realmente cumplen con requerimientos de un
Mercado de Mariscos, están en la mejor disposición de acordar con los
locatarios qué es lo que desean y trabajar en un proyecto en conjunto.
Respecto al plan que por su
parte tiene el Ayuntamiento respondió:
“Sí, sabemos que traen un proyecto, pero nunca
no lo han compartido, sería excelente para nosotros que le aportaran algo”.
Mientras funcionarios de
Pesca revelaron que los locatarios del “Mercado Negro” han sido muy renuentes a
colaborar con la dependencia aun en beneficio de ellos mismos, se han negado en
participar en las campañas de comercialización de sus productos en colonias
populares, o en reuniones agendadas con Jasso, los han dejado “plantados”:
“Le hemos metido ganas
nosotros, y ellos no”.
Criticaron en Pesca la
actitud de rechazar todo, obras como la API, donde ellos son los principales
beneficiados, negarse a regularizarse fiscalmente, que es parte del
ordenamiento pesquero a nivel nacional, “donde los únicos que se benefician son
ellos”; o su falta de inventiva contra el incremento de los precios que por el
contrario, es una fuente de oportunidad cuando actualmente su mayor venta es
para la exportación.
Por supuesto que se puede
hacer un “Mercado Negro” mucho de lo mejor de lo que está, expresó Arjona, pero
los locatarios necesitan ponerse de acuerdo entre sí, y hacerlo pronto:
“Primero necesitan organizar
la casa, y pueden lograr mucho; si no organizan la casa, no van a lograr nada”,
remató el funcionario estatal. Historia
de desalojos, reubicaciones y tráfico
Los orígenes del “Mercado
Negro” datan de finales del Siglo XIX, cuando la empresa Compañía Inglesa, con
sede en ese país, dominaba la economía de la naciente Ensenada y en ese
contexto surgen las carretas cargadas de pescados y mariscos para su venta
directa al público, según narra el cronista Arnulfo Estrada Ramírez.
El primer Mercado de Mariscos
estuvo al inicio del Bulevar Costero y la playa, había incipientes locales
donde se ofrecían especies como langosta, vieja, lenguado y abulón. Contaba con
embarcadero, adonde llegaban pequeñas lanchas.
Entre 1942 y 1957 se ubicó en
las calles Ruiz y Tercera, funcionaban seis carretillas, ya más parecidas a las
actuales, con llantas traseras de hule y una de madera al frente, ahí surgieron
famosos pescadores como “Los Mapaches”, “El Merito” o “Nixtamal”, quienes
vendían curvina, lenguado, cabrilla, mero verrugata y abulón.
El apodo de “Mercado Negro”
surgió en su tercera ubicación, en un predio junto al muelle, justo donde ahora
se encuentra la Agencia Arjona -propiedad del actual secretario de Pesca-, ya
que ahí se vendía ilegalmente langosta, camarón y abulón concesionados a las
cooperativas pesqueras.
Funcionó desde 1957 y en 1960
nacieron los famosos “tacos de pescado”, a base del tiburón “Angelito”,
considerada comida típica de este puerto, así como la creación del caldo “Siete
Mares” y empezó a popularizarse la langosta.
La calidad y los buenos
precios afamaron al “Mercado Negro”, por lo que gran cantidad de turistas
provenientes de California y Tijuana acudían a disfrutar productos locales como
la cabrilla, jurel, rokot, mero, curvina, barracuda, pescado blanco, tiburones
y otras especies traficadas como almeja, abulón y camarón.
Había 20 carretas de
mariscos, pero la primera en vender tacos de pescado fue la de doña María Juana
Córdova Vargas.
En 1967, dado al desorden
público que se generaba en la noche, los locatarios fueron desalojados con el
uso de la fuerza pública. Tras el desalojo se ubicaron entre la Plaza Cívica y
un restaurante chino en forma de barco, Kon Tiki, donde había un total de 30
carretas. Las mismas se transformaron en locales fijos cuando en 1980 el
gobierno construyó las actuales instalaciones.
Con bombo y platillo fue
inaugurado el “Mercado Negro”, catalogado como un edificio moderno,
modernamente equipado y sin carretas. Folclorismo que pese a los cambios y la
debacle, los locatarios pretenden mantener, como apuntó Manuel Jasso: “La gente
quiere ver los puestecitos, quiere comerse el taquito en la calle”.
(SEMANARIO ZETA/ FOTOS: Enrique Botello
/ Juan Carlos Domínguez/ Edición Impresa Juan Carlos Domínguez Lunes, 25 julio,
2016 12:00 PM)
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