Las consecuencias del
“Brexit” de Donald Trump, en caso de que gane la presidencia de los Estados
Unidos, serían devastadoras para la economía mexicana por la dependencia que
tiene con este acuerdo comercial
Si no obtengo un cambio, me saldría del
TLCAN en un santiamén (...) Es el peor acuerdo comercial firmado en la historia
de este país y uno de los peores acuerdos comerciales firmados en el mundo. El
TLCAN es un desastre”
Donald J. Trump
Candidato presidencial republicano
Si llega a la Casa Blanca, Trump podría
sacar a Estados Unidos del TLCAN aún si no cuenta con el apoyo del Congreso
estadounidense
En los años posteriores a la recesión
del 2009, la industria automotriz representó el único motor de la economía
mexicana que crecía a una tasa de dos dígitos
Este año, por primera vez desde que
entró en vigor el TLCAN, las exportaciones agrícolas están superando a las
exportaciones petroleras
En el corto plazo, una renegociación del
TLCAN implicaría incertidumbre cambiaria para México, lo cual presionaría al peso
e impulsaría la inflación
80% la proporción aproximada de las
exportaciones mexicanas destinada a Estados Unidos
35% del PIB mexicano corresponde a las
exportaciones, que además se han convertido en uno de los motores económicos
más dinámicos del país
35% el arancel que Trump planea imponer
sobre los bienes importados desde México hacia Estados Unidos si es elegido
presidente
114,500 millones de dólares el valor
total de las exportaciones automotrices mexicanas en 2015, el cual equivale a
casi cinco veces el de las exportaciones petroleras del mismo año
10.6% el crecimiento interanual que
registraron las exportaciones agrícolas mexicanas en los primeros cinco meses
del 2016 - el único rubro exportador con crecimiento positivo
Donald Trump, el candidato republicano
a la presidencia de Estados Unidos, piensa que el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) es “el peor acuerdo comercial firmado en la historia”
de su país.
La semana pasada, Trump
afirmó en entrevista con el diario The New York Times que si no logra
renegociar mejores términos que favorezcan a los empleos estadounidenses “me
saldría del TLCAN en un santiamén”.
Para México, esta postura
resulta extremadamente preocupante por la magnitud de las consecuencias
negativas que resultarían tras la eliminación del TLCAN, la creciente
probabilidad de que Trump llegue a la Casa Blanca, y la relativa facilidad con
la cual podría retirarse del acuerdo.
La retórica extremista de
Trump ha sido una constante en su campaña, y su proteccionismo comercial es una
piedra angular de esta estrategia. En su discurso aceptando la nominación
republicana a la presidencia estadounidense, el magnate inmobiliario reforzó su
mensaje en contra del TLCAN. Sus tácticas se han visto recompensadas con
mejoras en las encuestas.
El modelo estadístico del
portal FiveThirtyEight muestra que la probabilidad de que Trump resulte
presidente se ha incrementado en 19.5 puntos porcentuales en el último mes,
alcanzando un 40.2 por ciento el viernes pasado.
Si llega a la presidencia,
Trump podría unilateralmente decidir abandonar el TLCAN e imponer aranceles
punitivos contra las importaciones estadounidenses provenientes de México,
devastando las economías de ambos países.
EL CAMINO DEL DESASTRE
De forma similar al caso del
quiebre entre Reino Unido y la Unión Europea (Brexit), no es enteramente claro
cómo procedería una salida de Estados Unidos del bloque comercial
norteamericano más de dos décadas después de que el TLCAN entrara en vigencia.
El proceso para que un país
abandone el TLCAN nunca ha sido puesto a prueba, pero tendría que seguir el
Artículo 2205 del tratado, el cual describe en sólo 34 palabras que “una Parte
podrá retirarse del presente Acuerdo seis meses después de haber notificado por
escrito su retirada a las otras Partes. Si una Parte se retira, el Acuerdo
seguirá vigente para las Partes restantes”.
Debido a la simpleza de las
instrucciones del Artículo 2205, y a que la ley que ratificó el tratado en
Estados Unidos le permite al presidente imponer aranceles en contra de Canadá y
México, Trump tendría amplia latitud para volver realidad sus planes si llega a
la Casa Blanca, aún si no cuenta con el apoyo del Congreso estadounidense.
Sin embargo, este
procedimiento engañosamente sencillo oculta una importante redefinición de la
relación comercial entre Estados Unidos y los miembros del TLCAN, ya que no es
claro cuál sería el régimen arancelario que resultaría de este cambio.
Previo a la entrada en vigor
del TLCAN, Estados Unidos aplicaba un arancel promedio de 4.3 por ciento a las
importaciones mexicanas, según datos del Instituto Peterson para la Economía
Internacional, pero Trump ha propuesto elevar éste a una tasa de 35 por ciento.
Debido a que esta tasa
arancelaria es mucho mayor a la ofrecida a los países que sostienen Relaciones
Comerciales Normales y Permanentes con Estados Unidos, México podría presentar
una demanda en la Organización Mundial del Comercio.
Y no sólo sería México quien
retaría al presidente Trump, ya que las empresas estadounidenses que dependen
del comercio mexicano “arrastrarían al gobierno a la corte al siguiente día”,
según dijo Gary Horlick, un abogado especializado en comercio, en entrevista
con CNN.
Sin embargo las cortes
tendrían que recurrir a precedentes muy antiguos para saber cómo resolver la
controversia: Estados Unidos no se ha retirado de un acuerdo comercial desde 1866.
CORAZÓN DEL ACUERDO
Cuando se firmó el TLCAN, las
autoridades de política económica de México, Estados Unidos y Canadá tenían un
objetivo en mente: hacer de América del Norte la región más competitiva del
mundo.
A partir de este enfoque,
México se ha posicionado como una economía con un lugar privilegiado dentro del
bloque norteamericano: cuenta con acceso geográfico directo al mercado más
grande del mundo, mano de obra barata, costos energéticos competitivos y
barreras arancelarias mínimas.
Estas condiciones han sido
explotadas ampliamente por la industria automotriz mexicana. En el 2015, el
sector exportó automóviles por un valor de 114.5 mil millones de dólares, casi
cinco veces más que el valor de las exportaciones petroleras en ese mismo año.
En los años posteriores a la recesión del 2009, la industria automotriz de
exportación representó el único motor de la economía que crecía a una tasa de
dos dígitos, con un crecimiento de la producción de más del doble entre el 2009
y el 2015.
Esto llamó la atención de las
casas matrices de las principales armadoras globales. Entre el 2011 y el 2015,
la inversión extranjera directa del sector llegó a casi 16 mil millones de
dólares, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Economía.
EXPORTACIONES AGRÍCOLAS: ÉXITO INESPERADO
El TLCAN impulsó a México
como una potencia de manufacturas. Sin embargo, el alcance del tratado se
extendió también al sector primario.
Este año, por primera vez
desde que entró en vigor el TLCAN, las exportaciones agrícolas superaron a las
exportaciones petroleras. Entre enero y mayo del 2016, México ha exportado
productos del sector primario con un valor de 6.8 mil millones de dólares,
superando marginalmente a los 6.5 mil millones de dólares de exportaciones
petroleras para el mismo periodo.
A pesar de que esto obedece
en gran parte a la tendencia decreciente de la producción del sector petrolero
y a la debacle global de los precios del crudo que inició en el verano de 2014,
las exportaciones agrícolas han crecido a una tasa consistente en el último
año.
Para los primeros cinco meses
del 2016, el valor de los productos agrícolas vendidos en el exterior
representa el único componente de las exportaciones con un crecimiento
positivo, registrando una expansión
anualizada de 10.6 por ciento.
En mayo, en el marco de la
reunión del Comité Consultivo en Agricultura México-Estados Unidos, Francisco
de Rosenzweig, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía,
refirió que el TLCAN significó el parteaguas que permitió multiplicar por seis
las exportaciones agrícolas de México a Estados Unidos.
LA IMPORTANCIA DEL TLCAN
La firma del TLCAN representa
un antes y un después en el modelo económico de México. El país pasó de ser una economía cuya única
exportación relevante prácticamente era el petróleo a una economía
diversificada abocada a la exportación de manufacturas.
El TLCAN jugó un papel
fundamental en la liberalización e industrialización de la economía mexicana.
Actualmente, el país exporta anualmente a Estados Unidos bienes y servicios con
un valor de alrededor de 300 mil millones de dólares, más del 80 por ciento de
sus exportaciones totales.
De acuerdo al Banco Mundial,
las exportaciones como proporción del producto interno bruto (PIB) pasaron de
menos de 15 por ciento antes de la entrada en vigor del TLCAN a más de 35 por
ciento actualmente.
El sector externo no sólo ha
sido el motor de crecimiento económico en México en las últimas dos décadas.
Existe un marcado contraste entre la industria que atiende al mercado interno y
la industria de exportación.
De acuerdo a un reporte de la
consultora McKinsey & Co., en la primera predominan bajos niveles de
crecimiento, productividad y salarios. En la segunda, todo lo contrario:
crecimiento exponencial, salarios bien remunerados y altos niveles de
productividad.
McKinsey estima que entre
1999 y el 2009, la productividad de las grandes firmas de exportación creció a
una tasa anual de 6.8 por ciento. Esto diverge de lo presentado por las
pequeñas firmas abocadas al mercado interno, que mostraron una baja anual de
6.5 por ciento en su tasa de productividad para el mismo periodo.
EL EFECTO COLATERAL
Las implicaciones de una
renegociación del TLCAN y de la imposición de tarifas arancelarias a los
productos mexicanos tendrían efecto en el largo y el mediano plazo. Sin
embargo, dado que uno de los aspectos fundamentales del modelo económico
mexicano se ha convertido en el centro del debate electoral de Estados Unidos,
el consenso de analistas espera que esto se traduzca en incertidumbre
cambiaria.
En los últimos tres meses, el
peso ya se ha depreciado 6.32 por ciento, en gran medida por una mayor aversión
al riesgo en el mercado, derivada de impactos como el Brexit. Ahora que las
propuestas de política económica de Trump apuntan directamente hacia México, el
efecto sobre el peso, la moneda emergente más operada del mundo, podrían ser
mayores.
A pesar de que la candidatura
de Trump no fue citada explícitamente, Banco de México ha aumentado su tasa de
interés de referencia en 100 puntos base en lo que va del año y la línea de
crédito de México con el Fondo Monetario Internacional se ha expandido a 88 mil
millones de dólares.
El banco central mexicano ha
advertido en repetidas ocasiones del riesgo que representa una depreciación
subsecuente del peso para el deterioro de las expectativas inflacionarias.
(REPORTE INDIGO/ ROLANDO HINOJOSA /
Lunes 25 de julio de 2016)
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