El narcotraficante sinaloense
Rafael Caro Quintero, uno de los principales capos de la droga en la década de
los 80 del siglo pasado, pero que después pasó 29 años en prisión por el
asesinato del agente antidrogas de Estados Unidos, Enrique “Kiki” Camarena
Salazar, negó sostener una guerra contra el Cártel de Sinaloa.
“No estoy en guerra con
nadie. El Chapo [Guzmán] y El Mayo [Zambada] son mis amigos”, dijo en una
entrevista publicada en la edición impresa del semanario Proceso.
Sus declaraciones contrastan
con lo dicho por el Fiscal de Chihuahua, Jorge González Nicolás, que a
principio de este mes aseguró que Caro Quintero se disputaba la plaza de Ciudad
Juárez para el trasiego de droga a Estados Unidos.
El excapo, que había sido
condenado a 40 años de cárcel, fue liberado en agosto de 2013 por un tribunal
del estado de Jalisco, que justificó la decisión con un tecnicismo jurídico,
pero casi de inmediato se fugó tras conocer una orden de captura para
extraditarlo a EU.
En la entrevista videograbada
y realizada por la periodista Anabel Hernández, Caro Quintero reconoce que se
dedicó a la siembra de mariguana porque “de alguna manera había que
sobrevivir”.
Sostuvo que él no mató al
agente antidrogas de Estados Unidos (DEA estadounidense), Enrique “Kiki”
Camarena Salazar, y asegura que estaba “en el lugar equivocado”.
“Nunca había hablado de este
caso es la primera vez […]. No lo secuestré no lo torturé y no lo maté [a
Camarena]. Sí estuve en ese lugar [del crimen], es mi participación, nada más”,
dijo quien fue uno de los jefes del cártel de Guadalajara, que tras desaparecer
dio origen al de Sinaloa.
El narcotraficante originario
de Badiraguato, pidió perdón a la sociedad mexicana, a la DEA y al Gobierno
estadounidense.
Vestido con ropas de color
azul, sentado en un banco de madera en una habitación de paredes grises y en la
que destaca una gaveta con imágenes religiosas, Caro Quintero acepta que hace
31 años fue narcotráficante, pero que ahora sólo quiere “vivir en paz”.
“Lo único que busco es paz y le pido perdón a
la sociedad de México por los errores que cometí, a la familia Camarena, a la
DEA, al gobierno de Estados Unidos, les pido perdón. Ya pagué mi culpa, estuve
29 años en la cárcel”, dice y reitera que “dejé de ser narcotraficante”.
Quintero es señalado por la
Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), de ser el
autor intelectual del secuestro y asesinato del agente Camarena en 1985.
Entonces era propietario del
rancho El Búfalo, cerca de Jiménez, Chihuahua, donde las autoridades hallaron
miles de toneladas de mariguana.
Fue detenido en 1985 y
procesado por delitos relacionados con el tráfico de drogas, privación ilegal
de la libertad y homicidio.
El capo de 63 años de edad salió de prisión en
2013 al cumplir su condena.
Después se emitieron nuevas
órdenes de aprehensión en su contra. La entrevista con el narcotraficante se
efectuó en la clandestinidad, en algún punto del norte del país y será
transmitida en Proceso TV el lunes a las 12:00 horas de la Ciudad de México
Hernández retrata a Caro
Quintero como un “fantasma” que “aparece caminando, con paso relajado, un
hombre de 63 años, erguido en su metro ochenta de estatura. Tiene la tez
bronceada y las manos encallecidas. Bajo la gorra azul asoma el cabello corto
teñido de oscuro. Muestra una dentadura perfecta y brillante y su cuerpo
–delgado, correoso– delata ejercicio”.
En la conversación “narra también
su encuentro con “El Chapo” Guzmán durante un desayuno en 2013, cuando ambos
estaban prófugos, y su entrevista con el otro líder del Cártel de Sinaloa,
Ismael “El Mayo” Zambada.
“En la clandestinidad, tras
28 años de prisión y casi tres prófugo, rompe el silencio”, anuncia la revista
que en su portada “Habla Caro Quintero”.
El 26 de junio, Proceso
publicó las versiones oficiales que aseguraron que el narcotraficante estuvo
detrás del ataque perpetrado por Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito”, a la casa
de Consuelo Loera, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en la ranchería de La
Tuna, Badiraguato, localidad de la que ambos narcotraficantes son oriundos.
Días después, el Ejército
mexicano y el Gobierno de Chihuahua, a través de la Fiscalía Estatal, dieron a
conocer que Caro Quintero protagonizaba una guerra contra el cártel de Sinaloa,
en disputa por la ruta de Ciudad Juárez y el Valle para el trasiego de droga a
Estados Unidos usando como ruta de envío Ciudad Juárez y la zona del Valle.
El lunes 11 de julio,
apareció una narcomanta contra fiscal chihuahuense, supuestamente de la autoría
de Caro Quintero.
“A mí no me interesa ninguna plaza, a mí no me
interesa ningún estado, fronteras. ¿Por qué? Porque ya no trabajo, simplemente
así”, explicó Caro Quintero, al señalar que le gustaría dedicarse a la
ganadería.
En la entrevista se declaró
opositor a la legalización de la marihuana y aseguró que desde hace una década
anticipaba que se desataría una guerra entre los cárteles de las drogas, en la
que las reglas de antaño, como “el respeto a las familias y a la gente
inocente”, se han olvidado.
La legalización de la
marihuana “no es el camino, yo sembraba marihuana pero nunca la he fumado”. La
solución, dijo, es “meter la mano” y “el gobierno sabe” cómo hacerlo.
El capo sinaloense relató que
durante sus que casi tres décadas en prisión, perdió su riqueza, pero su
familia siempre estuvo con él y aseguró además, que sus hijos jamás han estado
involucrados en actividades criminales.
Caro Quintero aseguró que sus
casi tres años prófugo los ha pasado de un sitio a otro, sobre todo en su natal
Sinaloa, donde militares lanzaron una cacería en su contra.
(SEMANARIO ZETA /Carlos Álvarez /
Domingo, 24 julio, 2016 11:24 AM)
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