MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Desde antes de asumir la Presidencia, Enrique Peña
Nieto y su equipo de gobierno sobrevendieron las expectativas positivas y
esperaban que a su vez éstas modificaran radicalmente la realidad. En
cuanto a los temas de inseguridad decidieron simplemente sacarlos de su
discurso cotidiano y tratar de que los medios hicieran lo mismo. En el
ámbito político publicitaron el Pacto por México y en el económico le
apostaron a las reformas estructurales.
En
esta tónica Peña Nieto intervino por primera vez como jefe del
Ejecutivo (lo había hecho antes como gobernador del Estado de México y
como candidato presidencial) en el Foro Económico Mundial de Davos para
presumir la aprobación de sus reformas estructurales, especialmente la
energética, que tan buenos comentarios había tenido en la prensa
internacional.
Pero no contaba con que el presidente del Foro,
Klaus Shwab tocara el tema de la inseguridad en dos de las cuatro
preguntas que le hizo.
Fiel a su libreto, Peña Nieto pretendió
vender los magros avances en materia de combate a la inseguridad
señalando que lo peor ya había pasado y dijo: “Sin que esto suene a una
afirmación triunfalista sí podemos observar a un año dos meses de
distancia (que) ha habido una disminución real en el número de
homicidios”. Y trató de desviar la atención hacia otros países: “(el
fenómeno) no es privativo de México, es privativo de la región de
América Latina”.
Aferrado a las estadísticas oficiales Peña Nieto…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1943 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
27 de enero de 2014)
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