El “gobierno del cambio” se empeña en maquillar cifras delictivas para promover a Sinaloa turísticamente
Basado en un concurso virtual a través de Internet, y aferrado a las
estadísticas arregladas que le reportan sus encargados de la seguridad
en el estado, el gobernador Mario López Valdez sigue viendo un Sinaloa
distinto al que observa la mayoría de los sinaloenses: el que la
estadística nacional, avalada por el Inegi y el CIDAC, revela que la
percepción de violencia va en aumento.
“Pudiéramos decir que el Gobierno del Estado está trabajando,
presentando algún tipo de programas tendientes a disminuir los índices
delictivos, es cierto, sin embargo, muy a pesar de todos los esfuerzos
que se han hecho en materia de seguridad a fin de prevenir la comisión
de hechos delictivos, hemos visto que no se han tenido los resultados
esperados”, asegura Gabriel Rosario Peña González, presidente del
Colegio de Licenciados en Derecho Clemente Vizcarra Franco.
Y es que el gobernador Malova declaró el pasado martes 29 de
octubre, en La Noria, que “el puerto de Mazatlán se consolida como el
mejor destino turístico del Pacífico”, dicho que sustenta en que después
de tres años de ausencia, los cruceros que por razón de violencia
habían borrado de su itinerario a La Perla del Pacífico decidieron darle un voto de confianza y regresarán a partir del 11 de noviembre.
Refirió también, de manera destacada, que Mazatlán es el destino
turístico más seguro y el destino de playa familiar preferido por los
mexicanos, ello basado en que en diciembre del 2012 Mazatlán obtuvo el
primer lugar como “destino tradicional” entre los cibernautas, tras una
promoción internacional realizada por la empresa estadounidense
Travelocity vía Internet.
Mazatlán quedó en primer lugar, por encima de Puerto Vallarta, Acapulco, Ixtapa, Zihuatanejo y Cancún.
Lo que no ha querido ver el gobernador López Valdez es que de acuerdo
con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), a través
de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2013
(Envipe) presentada el pasado 30 de septiembre, la percepción de
inseguridad en el país y en Sinaloa va a la alza, es decir, la gente que
sufre los embates de los delincuentes y que se topa con el crimen en
las calles o en sus propios hogares, percibe que lejos de haber mayor
seguridad, impera la inseguridad.
Ante eso el gobernador dijo el martes pasado en Mazatlán: “El otro
problema que teníamos era el de la seguridad. Nosotros en el 2010 fuimos
el segundo estado más violento del país después de Chihuahua, tuvimos 2
mil 250 homicidios; no es nada honroso esa posición, teníamos seis y
medio homicidios en promedio diario”.
Así, en tiempo pasado, se refirió a los problemas de violencia, y
añadió, una vez más, como si tuviera calculadora en mano: “¿Cómo vamos a
terminar este año 2013? Vamos a terminar con mil homicidios menos
comparado contra el 2010 y vamos a terminar con 2 mil 500 carros menos
robados en el 2010, ahí vamos. No hemos resuelto el problema, pero sí
hay mucha diferencia a tres años de haber llegado nosotros porque hoy se
respira un clima de armonía, de mayor tranquilidad, hoy hay vida
nocturna, hay vida comercial, no es un problema el secuestro, no es un
problema la extorsión ni el cobro de piso; creo que hay gobernabilidad
en Sinaloa, ha dejado de ser un conflicto y un problema para la nación”.
Fue en ese ánimo de triunfalismo que aseguró haber convertido a Mazatlán en el destino más seguro del país.
Las cuentas claras
El pasado 30 de septiembre el Inegi presentó los resultados de la
Envipe 2013 y dio cifras contundentes de la realidad que vive el país y
Sinaloa en particular en materia de inseguridad y violencia: en el 32.4
por ciento de los hogares mexicanos (diez millones 125 mil 13) se
registró al menos una víctima del delito. Ese es un dato que aplica al
2012, pero para efectos de estudio es lo más actualizado de que se
dispone y la tendencia es a la alza.
Sin embargo, la misma encuesta arrojó que de marzo a abril de 2013,
el 72.3 por ciento de la población mayor de 18 años percibe inseguridad
en Sinaloa.
El 57.8 por ciento de la población adulta se dijo preocupado por la inseguridad.
El estudio muestra que desde el 2010 los delitos han repuntado, sobre
todo marca un disparo en robos, asaltos en las calles, en transporte
público, extorsiones y robo total o parcial de vehículos.
En Sinaloa la tasa de víctimas del delito por cada 100 mil habitantes
pasó de 23,836 en 2011 a 26,141 en 2012. Es decir, la entidad está
entre los 15 estados con más víctimas de delitos.
La tasa de delitos en Sinaloa, por cada 100 mil habitantes, pasó de 29,838 a 33,231. Es la posición 13.
Los números muestran que por lo tanto en Sinaloa la percepción de ser
una entidad insegura pasó del 77.4 al 77.7 por ciento. Lo que
representa la posición 13. Muy por encima de la media nacional que del
66.6 por ciento en 2012 pasó al 72.3 por ciento en 2013.
Según la ENVIPE 2013, para formar la percepción de la población con
respecto a la inseguridad en su estado, algunas de las variables que más
influyeron fueron el número de víctimas, que en Sinaloa llegó a 48
homicidios por cada 100 mil habitantes, empatada en segundo lugar con
Durango y solo superada por Guerrero con 77.
Incluso en los delitos con portación de armas de fuego, Sinaloa está
en cuarto lugar nacional, con 47.2 por ciento, solo por debajo del
Estado de México, Distrito Federal y Morelos.
Por su parte el Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. (CIDAC), dejó en claro a través del estudio 8 Delitos Primero. Índice Delictivo,
que México enfrenta la crisis de violencia más grave de las últimas
décadas, pues no solo se cometen más delitos sino que cada vez ocurren
con mayor violencia.
El hecho de que de cada cien delitos que se cometen en el país, solo
uno reciba castigo, según el CIDAC, hace que la impunidad eleve la
percepción de inseguridad entre la ciudadanía, y no solo por la
probabilidad de ser víctima, sino por la incapacidad del Estado de
protegerla.
Pero para este organismo uno de los errores históricos que se ha
cometido en el asunto de “contar muertos” o víctimas del delito, es que
la contabilidad se hace pensando que todos los delitos son igual de
graves, como si causaran el mismo daño o tuvieran el mismo impacto, y
ahí es donde está la diferencia.
De acuerdo con el modelo CIDAC, solamente ocho delitos impactan de
forma negativa la percepción de seguridad. Y estos son: 1) secuestro, 2)
homicidios relacionados al crimen organizado, 3) lesión dolosa con arma
blanca, 4) extorsión, 5) robo a peatón con violencia, 6) robo a peatón
sin violencia, 7) robo de vehículo con violencia y 8) robo de vehículo
sin violencia.
Es por esa razón que Sinaloa aparece catalogada como una entidad con índice de violencia media, en la posición 15 del ranking nacional. Se quedó en los límites de ser grave.
Sin embargo, Sinaloa está obligado a centrarse en desarrollar
estrategias contra delitos conducidos por las redes del crimen
organizado, toda vez que registra un problema severo en robo de
vehículos con violencia y homicidios, lo que lo ubica entre los ocho y
seis estados con más problemas, respectivamente.
Sinaloa seguro
Pese a que el gobernador insiste en declarar a Sinaloa como un estado
seguro, como lo hizo el 29 de abril del presente año durante la
inauguración del Complejo Estatal de Seguridad Pública C4-i, donde dijo
que gracias a los esfuerzos realizados se ha logrado reducir los delitos
de alto impacto y que las principales ciudades del estado no sean
consideradas peligrosas para los turistas, la realidad es que ante sus
propias cuentas debió admitir que las cosas no están bien.
Por eso reconoce que a diario se roban en Sinaloa 19 carros, de 24
que se robaban en el 2010. Es decir, antes se robaban un vehículo cada
hora y ahora ocurre cada hora con 26 minutos.
Y en cuanto a homicidios, en el primer año del “gobierno del cambio” asesinaban a
una persona cada seis horas 48 minutos. Ahora eso ocurre cada siete
horas, según la estadística oficial de la PGJE.
Peña González considera que las declaraciones del gobernador son en
base a la estadística que recibe de sus subalternos, que resulta ser
información no verificada, que solo muestran la realidad de los delitos
que se denuncian, más no incluye la cifra negra, que son los no
denunciados.
“Podemos decir que sí hay trabajo, sí hay estrategia, vemos incluso
voluntad, pero los resultados no son los que esperamos, por lo que el
homicidio, el robo de vehículos y el robo con violencia todavía traen en
jaque al Gobierno del Estado”, destacó.
Con Labastida empezó la trampa
El abogado Jesús Estrada Ferreiro fue subprocurador de Justicia del
Estado durante el gobierno de Antonio Toledo Corro. Sabe lo que sucede
al interior de la Procuraduría local y asegura que la manipulación de
las cifras oficiales para hacer creer que la violencia no es tan grave
como se percibe es una práctica vigente.
Pero antes, en materia de percepción, sugiere medir el impacto que
los delitos tienen y coincide con el CIDAC: no todos los delitos pesan
igual.
“A nivel estatal habría que analizar los delitos de alto impacto, la
forma en que han matado a la gente, dónde la han matado, en un
restauran, en la calle, de carro a carro, en una ambulancia, en un
antro, en un hospital, afuera de una escuela, frente a la familia… (Son)
muchas las circunstancias que influyen para que la percepción cambie de
un periodo a otro”, puntualiza.
—El gobernador dice que hoy se respira un clima de armonía, de mayor tranquilidad, ¿comparte esta expresión?
—No, para nada. Hay muchos problemas todavía, mucha corrupción…
—¿Es entonces una manipulación de cifras?
—Es una manipulación de todo, de estadísticas, de todo.
—Malova en 2011 dijo que el año acabaría con 500 homicidios menos y
ahora dice que terminará con mil menos, ¿no es como que muy burlesco el
asunto de vaticinar eso?
—Sí, desde luego. Ahora, un muerto que haya ya es malo… Que pase de
dos mil a mil 500 ¡es grave!, ¡es la misma chingadera para mí!, es
escandaloso y quieren hacer una fiesta por eso.
—¿En sus tiempos de subprocurador era una práctica manipular cifras?
—No, eso es más nuevo. Había rezago de averiguaciones y cuando
hicimos una limpia pudo hacerse “al vapor”, pero nunca hicimos trampa…
Desde el sexenio de Labastida para acá empezó la trampa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario