MÉXICO,
D.F. (apro).- La inseguridad y los ataques del crimen organizado han
generado desde 1995 el surgimiento de diversos grupos de autoprotección
en al menos una decena de estados en varias regiones del país,
principalmente en el sur. A pesar de que tienen un mismo origen, las
policías comunitarias mantienen diferencias sustanciales con los grupos
de autodefensa ciudadana que emergieron desde principios de este año en
la zona de Tierra Caliente Michoacán y han tenido un papel protagónico
desde entonces.
Algunos han confundido este fenómeno con los
grupos de Autodefensa Unidas de Colombia sin tomar en cuenta la
diferencia de contextos, objetivos e historias. En ese país estos grupos
fueron creados por políticos, militares, ganaderos, empresarios y
ciudadanía para combatir a la guerrilla, pero después se transformaron
en otro actor dentro del negocio del narcotráfico hasta convertirse en
terroristas y paramilitares.
Nada que ver con la policía
comunitaria de Guerrero ni con los grupos de autodefensa ciudadana de
Michoacán, aunque algunos los hayan acusado a los primeros de tener
vínculos con la guerrilla y a los segundos con el cártel de Jalisco.
Desde
1995 surge en la región de La Montaña de Guerrero la Policía
Comunitaria que con el paso del tiempo se amplia y transforma para dar
paso a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de la
montaña y Costa Chica de Guerrero, la cual consta de un sistema propio
de seguridad, justicia y reeducación comunitaria al cual son sometidos
los delincuentes que detienen.
De acuerdo con su propia historia
“la gran ola de violencia que se presentaba en los caminos de la Montaña
(lo que hoy es la carretera Tlapa-Marquelia) y la Costa Chica (San Luís
Acatlán-Marquelia) de Guerrero en la década de los ochenta e inicio de
los noventas movió a los habitantes de algunas comunidades de la región a
organizarse para combatirla. En este suceso, las organizaciones y
sociedades de producción, principalmente cafetaleras, eran también
afectadas por la inseguridad en el traslado de sus productos y recursos
económicos”.
Esto es, la policía comunitaria tiene como origen la
autoprotección y, al mismo tiempo, la defensa de la tierra. Forma parte
de su concepción de justicia colectiva y de auto organización e incluso
de autogobierno. No se cubren el rostro y son elegidos en asamblea por
méritos como respeto a la comunidad, a la familia y por su honestidad.
La comunidad los mantiene aunque reciben apoyo de sus respectivos
gobiernos.
Estas mismas causas son las que dieron origen también
al surgimiento de la Policía Comunitaria de Cherán, Michoacán (2011) y
en otras poblaciones indígenas de la meseta purépecha. En ese año las
comunidades indígenas de esta zona se organizaron a sí mismas, tomaron
las armas y se enfrentaron a los talamontes que estaban apoyados por los
cárteles de La Familia Michoacana y Los Templarios.
A principios
de este año en los municipios de Tierra Caliente, Michoacán, surgieron
los grupos de autodefensa ciudadana para defenderse de Los Templarios
que los tenían sometidos cobrándoles impuestos por negocios y consumo de
alimentos, extorsionándolos por sus casas, autos y cobrándose hasta con
sus mujeres.
A diferencia de la policía comunitaria, los grupos
de autodefensa no defienden sus tierras ni se organizan con base en sus
tradiciones y costumbres como las comunidades indígenas de Guerrero y
Michoacán. Tampoco tienen un sistema de justicia de reinserción social
sino que se agruparon para enfrentar y defenderse del crimen organizado.
De cierta manera son grupos más urbanos con intereses individuales que
colectivos, aunque en materia de seguridad se unan con fines de defensa
propia, de sus familias y sus negocios.
Grupos similares a los de
Michoacán surgieron también en Morelos, Veracruz, Oaxaca, y una región
de Guerrero con la llamada Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado
de Guerrero (Upoeg), organización liderada por Bruno Plácido Valerio,
quien estuvo también en la CRAC, pero financiada por el gobierno de
Ángel Aguirre Rivero.
Otras comunidades se han expresado en
“rondas comunitarias” que aún no alcanzan la organización de policía
comunitaria ni grupo de autodefensa ciudadana. Pero que al igual que
estas últimas son expresión del hartazgo social ante la incapacidad del
gobierno y del estado mexicano de dar la seguridad a la que están
obligados de otorgar.
Las diferencias entre estas organizaciones
son importantes porque tienen distintas composiciones, estructuras y
finalidades, aunque comparten el objetivo común de la seguridad. Y
también lo son si se les quiere comparar con los grupos de Autodefensa
Unidas de Colombia cuya finalidad nunca fue la protección comunitaria,
sino la contrainsurgencia y, al final, el terrorismo y el narcotráfico.
Twitter: @GilOlmos
/12 de noviembre de 2013)
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