sábado, 26 de octubre de 2013

‘VENÍAN CON LA PIEL DESGARRÁNDOSE’


Odilón y Soledad vivieron la misma experiencia en cuestión de segundos. Fue un momento dantesco, infernal.

Guardia y cocinera de la maquiladora Plásticos Industriales de Juárez, ambos estaban a menos de 30 metros de distancia del boquete principal que dejó  la explosión en la fábrica de dulces Blueberry, por donde salió una flama y una onda expansiva que generó un calor intenso en segundos.

Eran las 13:38 horas del pasado jueves.

“Primero escuché un estruendo, y antes de terminar de reaccionar sentí una intensa onda de calor que me derribó. En 5 ó 6 segundos la caseta estaba muy caliente. Instantes después me levanté pero volví al piso cuando de la onda espesa de humo salían trozos de concreto volando”, relata Odilón Acuña debajo de la caseta que le protegió.

“Yo le grité a los muchachos en el comedor que se lanzaran al piso porque venía una nube de polvo muy grande. Enseguida sentí un rasguño en el antebrazo. Era un trozo de cristal de la ventana que estalló en pedazos. Después vi cómo voló por el comedor una pieza metálica, como una placa. La onda de calor atravesó el comedor, entró por una ventana y salió por otra, por eso están rotas”, detalló Soledad López.

Al escuchar y sentir la explosión, los cinco obreros salieron a auxiliar a los heridos que tardaron cinco minutos en empezar a salir entre el humo y el polvo.

“Uno tenía las piernas volteadas sobre la espalda. Todos sangraban, venían hacia nosotros con la piel desgarrándose”, relata Luis Alonso López, quien fue obstruido por personal de Seguridad de Blueberry, pues no dejaban que nadie se acercara a ayudar a los heridos.

La nave industrial donde laboran Luis Alonso, Soledad y Odilón presenta daños graves, sobre todo las máquinas de inyección de plástico que se fundieron con el apagón que siguió a la explosión.

Óscar Rodríguez, uno de los coordinadores de la planta, da un diagnóstico inicial: algunas inyectoras y máquinas de moldeo tienen las tarjetas electrónicas quemadas. Su costo oscila entre 4 mil y 8 mil dólares.

“Tenemos parada la producción. Hoy no vino el 80 por ciento de los trabajadores mientras hacemos el recuento de los daños. Si esto sigue así, la empresa a la que surtimos balatas nos va a sancionar por frenar sus líneas de producción, y hasta nos pueden quitar el contrato”, indicó.

“No sabemos aún qué hacer, pero nadie de Blueberry se ha aproximado a preguntarnos por los daños”, concluye.

En el estacionamiento hay vehículos con parabrisas y carrocería dañados, trozos de cortinas metálicas, pedazos de concreto, la reja está doblada y por doquier está regada la espuma de los ductos que estallaron en Blueberry.

Ajustadores de aseguradoras realizaron recorridos ayer para identificar las unidades afectadas.

A la vuelta, sobre la calle Magneto, en la maquiladora Jhonsson Controls el guardia de seguridad compara la onda expansiva y la detonación con las explosiones que se registraron durante la construcción del Periférico Camino Real, cuando dinamitaron la Sierra de Juárez.

“Todo se meneó: el piso, las lámparas, las ventanas, las rejas”, describe.

A 200 metros a la redonda el estruendo rompió cristales en viviendas y provocó pánico, sobre todo entre madres de familia que corrieron hacia las escuelas a recoger a sus hijos.

La tendera María del Carmen Granados, el ama de casa Sandra Falcón y la vendedora de “segundas” Antonia Hernández coinciden en que el techo de sus viviendas retumbó cual si fuera un temblor.

Ellas viven en tres calles distintas cerca de la maquiladora: El Cid, Calcital y Presa Tepetitlán.
  
(El Diario / Antonio Rebolledo / 2013-10-25 | 23:25)


 

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