CALIBRE 57 | Saltillo.- En una clara muestra de la trágica evolución que ha desarrollado nuestra sociedad, los acontecimientos donde la muerte se ha impuesto se siguen multiplicando por todas partes, llenando a la región de situaciones que han marcado el año que se va como el más complicado en lo que va de la década.

Como signo distintivo, el 2012 se ha visto enmarcado con las tragedias donde menores de edad han perdido la vida de maneras tan diversas como terribles, sacudiendo la sensibilidad de los saltillenses que se han declarado abiertamente para mostrar su repudio ante tales hechos.

Tragedias tales como los homicidios, suicidios y desgracias familliares se han incrementado como una realidad palpable de la que casi nadie puede escapar, evidenciando al sureste coahuilense como uno de los puntos mas aciagos de la entidad durante los últimos meses.

ESPECTACULAR

Indudablemente, uno de los sucesos que conmocionó a la opinión pública fue el acontecido el pasado 27 de agosto, cuando cinco trabajadores que laboraban en lo alto de un espectacular se convirtieron en víctimas de las circunstancias, tiñendo de rojo los linderos del bulevar Fundadores.

Juan de Dios Serrano y José Homero Mendoza Jiménez perecieron tras no soportar las lesiones sufridas durante la caída libre desde más de 20 metros de altura, poniendo en entredicho la seguridad y vigilancia que “prestan” dependencias como Protección Civil.

La desgracia sobrevino cuando el grupo de soldadores hacía maniobras para reinstalar el panorámico que había quedado semi destruido por los fuertes vientos que horas antes habían azotado la zona, aunque nunca imaginaron que esa sería la última misión de su vida.

En otra contingencia diferente pero no menos trágica, un conductor que perdió el control de su pipa se accidentó sobre la carretera 57, generando el terrible incendio que consumió más de 40 hectáreas a la redonda del punto donde se registró el percance.

Fue a principios de marzo cuando el tramo conocido como Los Chorros volvió a convertirse en noticia, luego de que la unidad que transportaba material flamable se siniestrara causando daños ecológicos ilimitados, al matar una extensa zona de flora y fauna, desencadenando el envenenamiento del río que atraviesa la región.

Ante dicha contingencia, las corporaciones implementaron diversos programas de rescate del lugar, multiplicando esfuerzos para lograr su objetivo pues aunque la zona afectada resultó severamente contaminada, las autoridades no dieron a conocer la pérdida de vidas humanas.

MUERTES ACCIDENTALES

En este rubro, la suma trágica comenzó durante las primeras horas del año, cuando una familia de “paisanos” que volvía a su pueblo en Durango sufrió la ponchadura de un neumático que pronto llamó a la tragedia, porque cuatro de los cinco viajantes murieron en el accidente ocurrido sobre la carretera libre a Torreón.

Irónicamente, el conductor identificado como Bernardo Vásquez Martínez resultó con lesiones de poca gravedad en la volcadura registrada a la altura del sector conocido como El Caracol, siendo perdonado por su gente que tomó lo acontecido como obra de la mala suerte.

Misma suerte corrieron varios primos que volvían de una fiesta en el ejido Artesillas del municipio de Arteaga, cuando al invadir carril contrario en su automóvil fueron embestidos por el trailer que desencadenó el choque frontal que dejó como saldo cinco personas sin vida.

El trágico accidente sobrevino en días posteriores a la semana santa sobre la carretera 57, mientras que la vía a Zacatecas se tiñó de rojo el 10 de mayo, cuando una familia que se dirigía a Concepción del Oro para festejar a sus madres se involucró en el percance donde cinco personas perecieron.

Aquella ocasión, el conductor de un Nissan habilitado como taxi perdió el control del auto y se impactó contra un camión carguero que venía en sentido contrario, generando el accidente múltiple que tramitó la existencia de los viajantes al ser aplastados por el carguero.

Con las investigaciones del caso, las autoridades sacaron a relucir que el chofer identificado como César Daniel Morquecho había militado como policía municipal de Ramos Arizpe y al momento del percance conducía en aparente estado de ebriedad, aunque libró la prisión porque recibió el perdón de su gente.

Días antes, dos estudiantes de la UAAAN fueron atropellados por un maestro de la institución que maniobró su vehículo en reversa sobre uno de los jardines de la escuela, generando el incidente que se convirtió en tragedia poco después.

Reyna Guadalupe Méndez Encina platicaba con su amigo Víctor Iván Macías cuando el profesor Ricardo Montelongo encendió su camioneta y avanzó por el estacionamiento de la biblioteca, arrollando a los jóvenes con resultados fatales porque la mujer falleció tras las secuelas sufridas en el acto.

Horas después del suceso que consternó a la comunidad estudiantil, dos mujeres perecieron bajo las ruedas de una combi en la zona centro de la ciudad, cuando intentaron cruzar sin la debida precaución.

Las altruistas María Andrea Jiménez Medrano y Raquel Linares Torres esperaban un camión urbano sobre el cruce de Presidente Cárdenas con Emilio Carranza, siendo entonces cuando aparentemente intentaron cruzar una de las calles pasando frente a un camión de la ruta Loma Linda.

Al no percatarse de la acción, el conductor que subía pasaje reanudó la marcha de la unidad atropellando a las señoras, que murieron instantáneamente al ser aplastadas por el transporte que las aplastó sin remedio.

IMPRUDENCIAS

Lo que parecía una tarde de compras se convirtió en tragedia para una mujer y su hijo, cuando “la mala suerte” los alcanzó en forma de lluvia mientras esperaban el camión que los llevara de regreso a casa.

Y es que Wendy Yesenia Delgado Carranza se ahogó frente a su pequeño Oscar en las inmediaciones de la colonia González, por hacer una maniobra que jamás imaginó tendría las consecuencias funestas que le arrebataron la vida.

La señora de 32 años intentó cruzar la avenida principal que llevaba una corriente de agua embravecida, pero cuando la bolsa de mandado que cargaba cayó sobre el riachuelo ésta intentó recuperarla, siendo arrastrada por más de 100 metros hasta quedar inerte bajo un camión urbano que estaba estacionado.

En hechos diferentes, dos menores se convirtieron en ángeles al morir ahogados cuando se divertían con sus familias aprovechando las condiciones del verano sofocante que transformó la recreación en dolor.

Fue el pasado 28 de julio cuando Edwin de apenas 3 años cedió ante la adversidad mientras se remojaba en la alberca de un balneario, porque tan solo un descuido de su gente bastó para que la desgracia cayera sobre él de manera implacable.

De la misma forma pereció Javiercito en una acequia del ejido Los Nuncio en Arteaga, al caer en el agua mientras su madre lavaba la ropa, y aunque sus padres lo sacaron para tratar de salvarlo llevándolo a un centro de salud nada pudieron hacer, pues el pequeño de dos años ya no tenía signos vitales.

Aunque el agua no le llegó hasta el cuello, Gilberto Peña Hernández también sufrió una muerte indeseable casi sin darse cuenta, porque un incendio en su domicilio de la colonia El Escorial le causó las quemaduras que lo mandaron a la tumba tras varios días de agonía.

El joven de ilusiones rotas tenía unas semanas de casado pero el destino lo separó de su mujer, cuando la fuga en un tanque de gas que tenían en el patio generó el tronido que a su vez se convirtió en siniestro.

Aunque su compañera sentimental identificada como Claudia Cecilia Viela Ruiz logró evadir a la muerte, Gilberto no corrió con suerte porque las lesiones sufridas en el 90 por ciento del cuerpo le impidieron seguir viviendo para contar su tragedia casera.

De manera impactante, el año se fue dejando a su paso una estela de dolor y muerte en los diferentes ámbitos de la vida social coahuilense, mientras el 2013 alista su llegada con la etiqueta del misterio de lo nos deparará durante los próximos 12 meses.