Griselda Triana cuenta a Noroeste sobre
el dolor de Javier Valdez, de su soledad y su enojo por no poder hacer que las
cosas cambiaran en Sinaloa
Griselda Triana habla de la pasión que
tenía Javier Valdez para su trabajo.
Antes de que mataran a Javier
Valdez, en Culiacán, hubo algo que sólo las personas más cercanas a él
supieron: se sentía solo.
¿Cómo un periodista que con
su muerte provocó que se movieran las estructuras de poder en el País tendría
ese sentimiento?, la respuesta es complicada de comprenderla cuando se es
periodista, porque trastoca una realidad: en esto hay miedo, celos y falta de
sencillez.
El cliché de que nadie es
profeta en su tierra aplicó para él. Mientras sus libros se presentaban en
otros estados, cuando se reeditaban en otros países como Estados Unidos y
sostenía conferencias como ponente principal en foros internacionales de
periodismo, en Sinaloa la situación era diferente: él salía a buscar a los
periodistas para tratar de compartirles sus escritos.
Hoy se cumplen dos meses del
asesinato de Javier Valdez, el periodista que provocó la condena de países como
Estados Unidos, Francia y España, que apuró a mejorar los mecanismos de
protección a periodistas, que ha sido tomado como estandarte contra la impunidad.
Griselda Triana, su esposa,
contó a Noroeste sobre el dolor de Javier, de su soledad y su enojo por no
poder hacer que las cosas cambiaran en Sinaloa, una entidad que a través de
campañas publicitarias busca cambiar la imagen de violencia, pero que sufre de
un incremento gradual en la incidencia de asesinatos.
--¿Javier sigue solo?
--Sí, yo siento que
efectivamente sigue solo, que se escapa la gente poco a poco, son pocos los
compañeros de medios de comunicación, que realmente les duele lo que pasó.
"A Javier le afectaba
mucho eso, el que medios de otros estados, de otros países, instituciones,
organizaciones fuera de aquí estuvieran más pendiente de su trabajo, que era
quienes finalmente le cobijaban y cuando algún libro salía inmediatamente repartía
libros entre los medios, porque él quería difundir su trabajo".
"Y sí, gente que siempre
lo cobijó… en Noroeste entre otros pocos medios que lo hacían, el resto no lo
hacían y no les importaba y a él le afectaba".
"Yo siempre le decía:
'Javier, no te preocupes, son celos, son envidias', a veces entre colegas,
suena cruel decirlo pero así es, hay mucho celo y mucha envidia".
"Él sentía que no leían
sus libros y yo puedo asegurar que así era. No los leían, no los leían… porque
cuando tú lees el trabajo de tus compañeros yo creo que tu perspectiva cambia,
entonces sí le afectaba mucho".
"Yo lo que dije es 'no
te preocupes, la gente está pendiente de ti, está más preocupada y eso lo
tienes que entender, no toda la gente es como tú', porque Javier cobijaba
inmediatamente, pero a él no y sí le afectaba demasiado, pero él sabía que
tenía que pagar un precio y más cuando se trataba de hablar de trabajo que
ustedes como periodistas desarrollan, en qué condiciones...".
"Obviamente que la
gente, a muchísima gente se molestó, sobre todo con Narcoperiodismo, fue lo que
le terminó de cerrar muchas puertas en los medios de aquí de Sinaloa".
"Le decían 'perro no
come perro', pero bueno, Javier no podía callar situaciones que estaban
viviendo sus compañeros y eso es mal visto y Javier asumió su responsabilidad y
también pagó con su vida por ello".
-- Javier luchó para que no
sucediera lo que le pasó a él, él encabezaba eso.
--Sí, y terminó como muchos
otros periodistas aquí en México.
- Cuando pasó lo de Miroslava
él fue uno de los primero que se pronunció a nivel nacional. Él llamó a los
reporteros locales a manifestarnos, porque nadie lo hacía, y antes de
Miroslava, cualquier otro. Él era el que encabezaba, ¿ahora quién lo va a
hacer?
--Pues ustedes tienen la respuesta,
o sea, ¿quién lo va a hacer?, lo puedes hacer tú, lo puede hacer el Morro, o
sea, ¿quién lo va a hacer?.
"Lo que sí deben tener
claro es que si algún otro periodista de Sinaloa le llega a ocurrir algo como a
Javier, que ojalá que eso nunca más nunca vuelva a suceder, ya pueden irse
imaginando qué es lo que va a pasar. Nada".
-- ¿Vale la pena hacer
periodismo que hacía Javier?, ¿vale la pena hacer periodismo en Sinaloa?
--Mira, Javier en muchos
momentos se cuestionó eso, no vale la pena. Se preguntaba y se respondía al
mismo tiempo. ¿Vale la pena?, no, porque a la gente le vale madre y al final la
gente te deja sola, no nada más las empresas, los medios periodísticos, al
final la sociedad para la que te debes, para la que trabajas, para la que
informas te deja sola".
"Yo te puedo decir
ahorita 'no vale la pena', porque estoy molesta, porque estoy enojada, porque
estoy muy afectada, pero tampoco le puedes pedir a alguien como Javier que no
dejara de hacerlo, que no dejara de escribir".
"Si él no escribía se
moría, él sólo iba a dejar de escribir si estaba muerto, entonces sí valió la
pena, porque deja, creo yo, un trabajo importante, yo lo dije ese día en la
misa, yo no supe si era el mejor, no sé si Javier era el mejor escritor, yo no
sé si Javier era el mejor periodista, pero sí sé que lo hacía con mucha pasión
y que sobre todo que hacía lo que le gustaba".
"Y si en algún momento
yo le pedí que nos fuéramos de aquí era por miedo, pero yo nunca le hubiera
pedido que dejara de escribir, yo no podía ser egoísta y pedirle algo que era
una de sus razones de vivir".
--¿Por qué no se fue Javier?
--Eso también lo quisiera
saber yo...
"Bueno, eso no es tan
difícil saberlo a pesar que lo comentamos en los últimos meses, de que ahora
más que nunca era importante que él se fuera, él decidió no irse. Yo hubo un
momento que dejé de insistirle porque incluso sabía que le molestaba".
"Yo le preguntaba
'¿cuándo te vas?, ¿cuándo te vas a ir?', hasta que entendí que él no se iba a
ir".
-- Javier sabía que tenía que
irse, había amenazas.
--Sí, sabíamos que tenía que
irse, pero optó por quedarse.
Griselda tiene miedo que pase
algo con su familia, no hay una amenaza expresa, pero ella teme que las
represalias continúen con su familia, principalmente con Francisco, el menor de
sus dos hijos.
"Se me dificulta leer,
por ejemplo, que Sinaloa la gente es buena la gente es buena, que en Sinaloa
todo es bonito, todo es positivo, que en Sinaloa es un paraíso prácticamente,
te lo quieren vender así, pero por qué no nos convocan a todas las personas que
hemos sufrido el asesinato de nuestras familias de las personas que más
queremos para que también conozcan nuestra versión", advierte.
"Lo que te quieren
vender es una cosa, pero la realidad es otra, entonces claro que es lo que te
provocan las ganas de irte. Nadie que tengamos familia, sobre todo hijos, no
queremos una sociedad así para ellos".
-- ¿Cuál es el legado que tú
crees que nos deja Javier a todos?
--No callarse, no ser
cómplice, porque cuando te callas, cuando prefieres guardar silencio también
estás convirtiéndote en cómplice.
"Sí, los periodistas,
los buenos periodistas pueden ser delincuentes también, entonces... seguir de
alguna manera su ejemplo (de Javier)... me cuesta trabajo decir que Javier era
un ejemplo a seguir, porque apenas ustedes desde su perspectiva lo van a poder
valorar así o no".
"Pero tienen que asumir
el periodismo con mucho compromiso, con mucha responsabilidad, que yo creo que,
y eso sí no tengo la menor duda, de que eso hacía, salir de un periodismo de
las notas de oficina, finalmente para eso están las oficinas de prensa, para
cumplir y enviar el boletín. El trabajo del verdadero periodista es otro".
"Es salir, es buscar, es
acercarse a la gente que realmente lo necesita, ustedes saben su trabajo, yo
creo que a estas altura de la vida todo buen periodista sabe la razón de ser de
su profesión, de su vocación, entonces a ustedes les queda una tarea, pero eso
es una decisión personal", subraya.
"Tú no puedes obligar al
periodista a hacer algo que no quiere, entonces yo creo que sí son pocas las
personas que ejercen este oficio y que lo hagan con compromiso, esas pocas
personas háganlo, no se callen nada y denuncien a quien tengan que
denunciar".
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ASÍ LO DIJO
"...yo no sé si Javier era el mejor escritor, yo
no sé si Javier era el mejor periodista, pero sí sé que lo hacía con mucha
pasión y que sobre todo que hacía lo que le gustaba".
"(El legado de Javier) No callarse, no ser
cómplice, porque cuando te callas, cuando prefieres guardar silencio también
estás convirtiéndote en cómplice".
Griselda Triana
Esposa de Javier Valdez
(NOROESTE/ MARCOS VIZCARRA/ 15/07/2017 | 04:00 AM)
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