La
gran batalla electoral de 2017 será la disputa por la gubernatura del Estado de
México. Las elecciones previas señalan que el dominio del Partido
Revolucionario Institucional tendió a crecer e incluso, en algunas elecciones
clave, la oposición se quedó sin lograr mayoría de votos en ningún distrito
electoral de la entidad.
Como
ejemplo, en 2011, Eruviel Ávila arrasó en las elecciones para gobernador con 60
por ciento del total de votos y, en 2015, la hegemonía priista se reflejó en
que de 5 millones y medio de votos efectivos para la elección federal, una
tercera parte fue para el PRI (contando los votos que obtuvo mediante coalición
con el Partido Verde). Una ventaja cómoda.
No
obstante, un análisis más a detalle de las últimas elecciones federales,
justamente las de 2015, muestra que en grupos contiguos de secciones
electorales (éstas son espacios del tamaño de una colonia mediana), la
oposición consolidó nichos en los que claramente es capaz de vencer al PRI.
No
sólo eso, el número de opositores es mayor, al integrarse al juego el
Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, de Andrés Manuel López Obrador en
la zona de Texcoco. Cabe recordar que en la elección presidencial de 2012,
Enrique Peña Nieto logró sacar 10 puntos de ventaja en votos mexiquenses a
Andrés Manuel López Obrador. No suena mal, pero las ventajas previas hacen
aparecer estos diez puntos como algo relativamente menor.
En
lo que respecta al PAN, su presencia continúa siendo fragmentaria en Toluca y
sus alrededores; pero muy fuerte en el corredor Naucalpan-Tlalnepantla-Cuautitlán.
En
el sur, en las colindancias con estados en donde el PRD mantiene presencia
significativa, Guerrero y Michoacán, el Partido del Sol Azteca domina una
amplia franja. Hacia el centro del estado, la preponderancia perredista se
debilita, pero aún en las proximidades de Almoloya de Juárez logra ganar
diferentes demarcaciones electorales bajo su influencia.
Finalmente,
los partidos medianos han variado en sus alianzas. Mientras en 2005
Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) hizo alianzas con Acción Nacional, en
2011 este partido estuvo al lado del PRD (coalición a la que se sumó el Partido
del Trabajo).
Las
grietas en la hegemonía priista pueden estar allí, en las áreas que pueden
distinguirse en los mapas que Crónica presenta a sus lectores a partir de este
análisis estadístico de los resultados electorales. No eran suficientes en 2015
para representar un riesgo real pero aquel año comienza a sonar lejano, sobre
todo, después de terminada la luna de miel de las reformas estructurales, la
economía estable y los pactos políticos.
Dos
personajes notables del priismo, el Presidente Enrique Peña Nieto y el
gobernador Eruviel Ávila, han visto hasta ahora cómo su partido arrasaba en su
tierra natal… pero es difícil adivinar las perspectivas reales de 2017.
(DOSSIER
POLITICO/ Tomado de: Arturo Ramos / Crónica/ 2017-01-02)
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