Saltillo, Coahuila.- Tras la
confirmación, tanto de la Procuraduría estatal como de la Diócesis de Saltillo
del hallazgo del cuerpo del sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes, reportado como
desaparecido hace 10 días, el obispo Raúl Vera precisó que el presbítero
“convivió fraternalmente” con sus dos presuntos agresores dentro de la casa
parroquial y que ambos se encuentran detenidos.
En conferencia de prensa, el
Obispo de Saltillo agregó que “lo que nos han dicho es que las personas que
declararon y por las que llegaron a localizar el cuerpo del padre, es que
empezaron en un ambiente de camaradería en la misma casa parroquial; se suscitó
algo que nosotros denominamos conflicto y que desgraciadamente tuvo ese final”.
En un ejido cercano al lugar
donde estaba el cuerpo del sacerdote fueron localizados dos cadáveres más, que
corresponden a una pareja (hombre y mujer) presuntamente saltillenses. Hasta el
cierre de la edición, ninguna autoridad había establecido o negado vinculación
entre ambos hallazgos.
La Procuraduría estatal
confirmó, mediante un comunicado, posterior al emitido por la Diócesis, el
hallazgo del cadáver. La relatoría de los hechos corrió a cargo del obispo
Vera, más no así de la autoridad judicial. El hecho alimentó una serie de
versiones contradictorias y especulaciones.
Las autoridades de Nuevo
León, donde se encuentran las dos personas detenidas hasta el momento, no han informado
sobre los nombres de los presuntos delincuentes, sólo se sabe que los dos son
hombres.
En tanto, un sobrino del
sacerdote fallecido aseguró que el crimen que le costó la vida a su tío fue por
motivos pasionales; mediante un contacto que el familiar estableció con Zócalo,
afirmó que “los asesinos fueron tres, el que lo mató fue un mentado Chuy, amigo
sentimental de él”.
Según lo que narra la fuente
“Chuy se salió de control y le pidió dinero para más alcohol y mi tío no
accedió y lo golpeó en la cabeza, de ahí lo subieron al carro”.
(ZOCALO/ REDACCIÓN/ 13 DE ENERO 2017)
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