Fotos: Enrique Botello
Actividades deportivas como la Baja
1000, el ecoturismo y la explotación minera son las principales amenazas de
esta zona protegida de importante valor cultural en el Estado. “El Municipio
invierte en estos eventos pero no hay estudios de impacto ambiental ni
audiencias públicas para que los pobladores expresen su sentir”, denunció
Carlos Lazcano, investigador del INAH
Conocido más por ser parte
del recorrido de la famosa carrera fuera de camino Baja 1000, el Valle de los
Cirios es un área natural protegida por su biodiversidad y la riqueza de su
flora y fauna, pero además, en los últimos años se han descubierto en la zona
vestigios arqueológicos de gran valor cultural.
No obstante, entorno y acervo
se ven amenazados por actividades deportivas, ecoturismo y por trabajos de minería, contra lo que poco
se puede hacer por parte de las instituciones responsables de preservar este
sitio.
Son más de 25 mil kilómetros
-2 mil 500 hectáreas- que abarcan desde el Paralelo 28 al 30, teniendo como
población más cercana a Guerrero Negro, las que comprenden el Valle de los
Cirios, decretada el 2 junio de 1980 como “Área de Protección de Flora y
Fauna”, una de las más importantes no solo de América, sino del mundo.
El valle está habitado por
unas 3 mil personas y dividido en 13 ejidos; el rezago histórico que padece es
a causa de la inexistencia de agua, en contraste con la abundancia de especies
de cactáceas, de reptiles y mamíferos,
en un territorio que pertenece formalmente al municipio de Ensenada y que
abarca la tercera parte de Baja California.
Al margen de su riqueza
natural, por la que desde 2004 se ha buscado que sea nombrado Patrimonio
Cultural de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas
para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el Valle de los Cirios se han
encontrado importantes sitios de arte rupestre, así como otros vestigios
arqueológicos, que datan de 12 mil años atrás, según reveló el geólogo Carlos
Lazcano Sahagún, quien de forma independiente ha explorado la región por largo
tiempo.
Son más de 150 sitios nuevos
de arte rupestre descubiertos recientemente, pero se calcula podrían ser más de
mil, en este territorio que se cree alguna vez estuvo habitado por 10 mil
indígenas y que abarca las Misiones de San Borja, Santa Gertrudis, San Fernando
y Santa María.
Lo que más ha llamado la
atención son las pinturas de gran formato, en petrograbados que se han
encontrado en las cuevas y demás superficies rocosas, utilizando colores a base
de minerales de hierro y donde predomina el rojo ocre, en un 80 por ciento,
además del blanco, verde y amarillo.
Las representaciones que
predominan son de animales como el borrego cimarrón, pumas, berrendos, peces.
Así como imágenes de mujeres, familia, penachos y al parecer actos
ceremoniales.
El último hallazgo fue lo que
se conoce como el “Gran Mural”, descubierto en Cataviña, con hasta 7 mil 500
años de antigüedad, y otro sitio que ha impresionado, en la Mesa del Carmen,
mural titulado “La Familia”, donde se advierten figuras humanas con seis dedos.
Mientras que en el sitio “La
Soledad”, al que medianamente se puede acceder después de un recorrido de dos
días a caballo, se encontraron otros estilos de pintura rupestre, abstractos,
en los que a diferencia del hierro mezclado con grasa de animales que se
utilizó para las otras pinturas, ahí predomina el color blanco a partir de
círculos.
Aunque no hay evidencias que
lo comprueben del todo, se presume que las pinturas fueron elaboradas por
antecesores de los cochimíes, hace falta mucho estudio al respecto, refirió
Lazcano Sahagún:
“Es una de las regiones de
mayor riqueza de arte rupestre en el mundo, pero poco conocida. Además que
consideramos que solo se ha explorado el 10 por ciento de lo que hay”.
CARRERAS Y MINERÍA, UN LASTRE
Ante hallazgos tan
trascendentes, el explorador Carlos Lazcano Sahagún, quien investiga por su
cuenta argumentando que en el Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) “son muy burocráticos y se dificulta la colaboración con ellos y nomás
ellos quieren hacer las cosas”, también es de las voces aisladas que se oponen
a las carreras “Off Road”, como la Baja 1000 y otras organizadas por
extranjeros.
“El problema es que la
carrera no está regulada, se debe señalar que ésta no afecte el ambiente. El
Municipio invierte en estos eventos pero no hay estudios de impacto ambiental
ni audiencias públicas para que los pobladores expresen su sentir”, denunció.
Lo más grave, e irónico,
también señalado por Sahagún, es que a pesar de ser área natural protegida por
un lado, por el otro se esté vendiendo la zona al mejor postor, en este caso a
compañías mineras, lo que significa una seria amenaza para el Valle de los
Cirios y para la vida de miles de especies de flora que ahí habitan y que son
únicas en el mundo.
En particular la empresa
minera Grupo México ya empieza a devastar el área.
Mineros consultados, así como
empleados de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)
que pidieron el anonimato, confiaron a ZETA que la compañía conformada por
varios socios mexicanos llevan a cabo el proyecto en la parte sur del Valle, en
la región de “El Arco” y “Camallí”, donde construyen la mina a cielo abierto
más grande del mundo, con un diámetro que superaría los ocho kilómetros.
“Ese sistema de minería
arrasa con todo, es el más agresivo, a su paso destruye árboles, bosques
enteros, desiertos, valles, cerros, no se diga a toda clase de animales,
enferma y mata a la gente, deja el territorio como zona de holocausto, sin
posibilidad de regeneración.”, confiaron los mineros.
Si bien reconocen que la zona
es protegida por el Gobierno Federal, al contar con especies endémicas, también
se ufanan que tienen los permisos de Ley correspondientes para explotarla y
finalmente con ello permitir una derrama económica para la región y sus
pobladores. No obstante otras voces contradicen la supuesta ventaja.
“Sí, las mineras crean
empleos, pero con salarios miserables. Contaminan todo, destruyen los recursos,
dejan la zona devastada, se van con las ganancias y la gente nativa queda más
pobre que nunca, pues los dejan sin los recursos naturales con los que se
sostenían. Las riquezas se van al extranjero y no le generan ni un peso de
ganancia a nuestro país”, confiaron los informantes de SEMARNAT.
El explorador Lazcano lamentó
que UNESCO no emita respuesta a la declaratoria del Valle de los Cirios como
Patrimonio de la Humanidad mientras están entrando empresas depredadoras, en
contraste con la ausencia de proyectos sustentables.
Criticó también la abulia de
las instancias federales: “El patrimonio se está perdiendo y el INAH no hace
nada”.
LA TIERRA TIENE DUEÑO Y ÉL DECIDE
A raíz del decreto del Valle de los Cirios como zona protegida, es
administrado por un órgano colegiado conformado por 28 representantes de los 13
ejidos existentes, que a su vez depende de la Comisión Nacional de Áreas
Naturales Protegidas (CONANP) y que opera con presupuesto de la SEMARNAT.
Este Consejo asesor local tiene la misión de conducir y cuidar el
destino de la zona. El objetivo de esa instancia es conservar la biodiversidad,
los recursos naturales y los servicio ambientales, a partir del “Programa de Manejo”,
que tardó 10 años en elaborarse, y que se publicó el 3 de abril de 2013 como el
instrumento administrativo de gestión del área, con vertientes de planeación y
normativa.
En una se establecen las
políticas de acción para la conservación de los recursos, y en otra, las reglas
administrativas.
El Consejo asesor busca
incorporar los intereses colectivos representados por subcomités que debaten y
consensuan, así como la aplicación de subsidios en un esquema que, se pretende,
sea del uso aprovechamiento compartido de los recursos naturales, apelando a la
solidaridad social y económica, según explicó a ZETA el biólogo Víctor Gelasio
Sánchez Sotomayor, director de la CONANP en la zona.
Explicó el funcionario que se
han invertido 16 millones de pesos para la conservación del berrendo
peninsular, el único mamífero con pesuña y una de las tantas especies en
peligro de extinción en el Valle de los Cirios.
Igualmente se canalizaron 10
millones de pesos apara autosuficiencia alimentaria y energética, así como manejo de agua para
uso humano y silvestre, acondicionamiento de aguajes, construcción de
gaviones, galerías filtrantes, brechas
corta fuegos, presas, reforestación,
talleres de artesanía, producción de vino Misión, producción de quesos,
elaboración de machaca orgánica, estudios, censos y monitoreo, entre otros
rubros que repercuten en la dignificación y sobrevivencia de los dueños de las
tierras y los habitantes.
Sin embargo, los recursos
naturales y culturales siguen amenazados ante la cruda realidad mexicana y sus
malas prácticas.
“El tráfico y comercio ilegal
de especies, la cacería ilegal, aprovechamientos forestales ilegales, pesca
ilegal, agotamiento de los acuíferos, desarrollo urbano y turístico
desordenado, insuficiente gestión de los desechos sólidos y desechos
peligrosos, agricultura de exportación en zonas híper-áridas, ganadería
extensiva y sobrepastoreo, minería a cielo abierto, y el cambio climático como
corolario de un estilo de vida con un modelo de desarrollo insostenible”,
enumeró Sánchez Sotomayor.
En resumen, tanto la CONANP
como el INAH no han hecho mucho para garantizar la preservación.
“Sí, es cierto. Lo que sucede que el Valle de
los Cirios tiene la categoría de ‘Área Natural de Protección de Flora y Fauna’,
lo que te permite prácticamente todas las actividades productivas y de turismo
en toda la superficie. Entonces, es medio complicado delimitar”, reconoció el
funcionario. Explicó que el trabajo les sería más fácil si las carreras fuera
de camino y la explotación minera estuvieran prohibidos por la Ley, pero no lo
están, “y ahí es donde se complican las cosas”.
“Hay que andar buscando
mecanismos para disuadir a las personas o promoventes de que se abstengan de
ciertas actividades, pero son 13 ejidos y los dueños de las tierras son ellos.
Solamente hay dos pequeñas porciones que son terrenos nacionales, una de 30 mil
hectáreas y otra de 7 mil, pero el resto de la tierra tiene dueño y él decide,
ese es el punto”.
Precisó que en México todas
las áreas protegidas, a excepción de los parques nacionales, pertenecen a
particulares:
“Entiéndase propiedad
privada, ejidal o comunal, al fin y al cabo tienen dueño”.
— Y al momento que se
descubre algún vestigio de valor, ¿qué sucede?
“Nosotros tratamos de
proteger el entorno, con las comunidades, con la coordinación. La autoridad
competente es el INAH, como en el caso de la pintura rupestre de Cataviña. Es
jurisdicción de ellos cuidar del sitio específico donde se encuentra, pero
nosotros tratamos de que el entorno sea favorable, que los valores culturales y
los naturales estén en sintonía”.
Pero, por ejemplo, la CONANP
se ha pasado años nomás borrando grafitis. La gente raya sobre las rocas, ellos pintan sobre los grafitis y
los vándalos vuelven a poner sus rayones, y así se la llevan en una guerra sin
final.
“Se ha pescado a algunas
personas que lo hacen, pero es difícil, ya he pasado muchas veces por ahí y no
he visto nunca a nadie pintando, la gente se cuida de eso. Hay letreros que lo
prohíbe y hasta esos letreros los grafitean, es una lucha estar cuidando el
patrimonio, no es fácil, el territorio es muy grande”. Otra batalla que pierden
es contra las carreras “Off Road”:
“Por Ley ellos deben tener un
permiso de la CONANP, pero no lo tramitan, a pesar que el mismo cuenta 250
pesos. Ellos mismos, y sobre todo los del sector turístico, buscan que se
desarrollen estas carreras porque les deja una derrama económica. Estamos de
acuerdo que por ejemplo la Baja 1000 le ha dado prestigio a la Península y por
eso es conocida internacionalmente, pero existe una Ley”.
“Se les ha dicho que se tiene
que establecer la ruta en función de sus valores ecológicos y culturales, y que
no pasen por sitios por donde está prohibido pasar, o por donde los dueños de
la tierra no quieren que pasen. Esperamos que se alineen porque de alguna
manera nosotros ya estamos denunciando los eventos, porque no solamente son los
famosos `fuera de camino’, sino con ellos vienen 20 eventos turísticos más, que
nadie conoce, pero son promovidos desde el extranjero para atraer grupos de
turistas y cobrarles y hacer un negocio en una pista que no les pertenece, con
los valores que no les pertenecen, y con los caminos y facilidades que tampoco
les pertenecen. El dueño de la tierra es el dueño de la pista, y si está de
acuerdo, debe tener un beneficio también”.
“Hay rallys que si en un
momento tienen que cruzar y abrir un camino, pues lo hacen, ahí andan abriendo
nuevos caminos. Los dueños de la tierra sí reciben una lana, pero es poca, los
grandes eventos sí dejan mucho dinero pero esos beneficios no les llegan a la
gente”, abundó.
Expuso que los ganaderos y
rancheros invierten dinero para arreglar sus caminos, pero llegan los “Off
Road” y arrasan con todo dejándoles un
cochinero, vuelven a arreglar y vuelven
a destruirles con las carreras.
Dijo que la CONANP cumple con
su responsabilidad de denunciar, pero la SEMARNAT tendría que atender los casos
de impacto ambiental.
— ¿Con la moda del
“ecoturismo” han incrementado este tipo de actividades? “Sí, todos quieren
imitar el recorrido de la Baja 1000. Hay un recorrido que pasa por todas las
Misiones, desde La Paz hasta San Borja, se aglutina mucha gente y ahí vienen
hechos la raya por las brechas, y ellos muy felices y muy contentos, pero a
nadie le dejan ningún beneficio. Hay que regularlo porque las cosas tienen un
límite, no es lo mismo un evento cada dos años a que sean 40 en un año, eso sí
tiene impactos en el ecosistema. Y tiene razón Lazcano, las instituciones no
tenemos suficientes dientes como para poder parar a estos intereses que están
por encima de cualquier autoridad”.
Foto: Cortesía Licencia para destruir
Por parte del INAH, el
arqueólogo Antonio Porcayo Michelini corroboró a ZETA el importante valor
científico, histórico y cultural de los vestigios encontrados en el Valle de los Cirios, “donde pueden
destacarse los aportes arqueológicos referentes al poblamiento de la Península
de Baja California y del Continente Americano, la adaptación de los seres
humanos a entornos aislados y en condiciones climáticas extremas y carentes de
agua dulce. Las diferentes oleadas de grupos humanos que entraron desde hace 10
mil años, dejando un reservorio genético que actualmente estudian los
antropólogos físicos, las manifestaciones culturales y cosmogónicas de los
antiguos indígenas representadas por medio de pinturas rupestres y petrogrados,
así como el impacto de la llegada de los misioneros españoles sobre la
población nativa”.
— ¿El INAH tiene injerencia
ahí?
“El INAH tiene injerencia no
solo en el Valle de los Cirios, sino en todo el territorio nacional donde
existan vestigios arqueológicos, tal y como lo indica claramente la Ley
Federal sobre Monumentos y Zonas
Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Y es el INAH, no la CONANP ni la
SEMARNAT ni otras, a la que le corresponde la investigación, protección,
autorizaciones de cualquier tipo, que tengan que ver con el patrimonio
arqueológico de los mexicanos, así asentado en los artículos 30, 31 y 44 de la
Ley referida”.
Actualmente el INAH no tiene
un proyecto arqueológico activo en el Valle, explicó el funcionario, pero dijo
estar colaborando con las delegaciones y comunidades, así como otras instancias
para lograr que el Camino Real de las Californias sea denominado Patrimonio
Mundial de la Humanidad, “que de lograrlo tendría un impacto muy positivo en la
protección de los inmensos recursos arqueológicos que ahí se encuentran. De
manera permanente también se hacen registros y poligonales oficiales de sitios
que las mismas comunidades nos muestran. Una vez registrados, se tiene certeza
jurídica de su existencia”.
— ¿Hay posibilidades de
mayores descubrimientos en la zona?
“Es una realidad, y tanto
como lo permita el presupuesto, se seguirán haciendo día con día muchos
descubrimientos muy importantes para la
arqueología nacional e internacional. Baja California es una meca para los
arqueólogos interesados en entender el poblamiento de América y las oleadas
humanas que entraron a la Península. Después de su llegada y a través de
milenios, estas gentes dejaron evidencias arqueológicas únicas y originales. La
mayor parte de estas evidencias están todavía por descubrirse tierra adentro y
en todas sus islas”.
— ¿Está amenazada la zona por
las carreras “fuera de camino”?
“Sí, definitivamente existe
esta amenaza, pero no solo para el patrimonio arqueológico, para todo lo que
está ahí si no se regulan y se establece una ruta definitiva en la que se
determine que no afecte lo arqueológico”.
— ¿Y los proyectos de minería
que también amenazan la zona?
“Estos proyectos pueden ser
una amenaza cuando los mineros no avisan con suficiente tiempo al INAH que
desarrollarán exploraciones o que ya están explotándolas en forma. Cuando nos
avisan podemos evitar o minimizar el daño, pero nada más en lo que nos compete,
o sea, en lo arqueológico. El INAH no da
permisos de exploración o explotación, concesiones o reclamos mineros. Cuando
tienen a bien los mineros u otros desarrolladores acercarse a nosotros, muchas
otras instancias federales, estatales o municipales ya les dieron esos
permisos. El INAH no autoriza si se explota o no una mina, evita que se dañen
los restos arqueológicos que puedan ser afectados directa o indirectamente,
estén o no dentro de un área natural protegida. Ese es nuestro trabajo”.
Manifestó el investigador que
lleva muchos años trabajando en la zona y siempre han sido las mismas
condiciones, en las que los pobladores no son tomados en cuenta ante cualquier
proyecto:
“También hay gente que está
atrapada en los intereses de muchos otros que no viven allá, que no tienen sus
enormes carencias y que desde la comodidad de sus casas, oficinas, empresas y
su vida moderna en las ciudades, emiten diversas opiniones y quieren manejar su
destino”.
Remató con lo que todos
coinciden, pero que no tiene manera de consolidar: “Es sin duda un lugar único
en el mundo”.
IMPRESIONANTE ABUNDANCIA EN MEDIO DEL DESIERTO
De los pocos referentes
históricos que se tienen del Valle los Cirios, destaca la llegada el primer
misionero, el jesuita Fernando Consang.
Después vendrían los demás,
con la tarea de evangelizar a los chichimecas californianos, principalmente los
indígenas cochimíes, que terminaron por expulsar a los jesuitas en 1767.
Amén de los descubrimientos
de arte rupestre, es impresionante la abundancia y diversidad de flora y fauna,
los investigadores se sorprenden al descubrir cada día nuevas especies.
El director de la CONANP en
la zona, biólogo Víctor Gelasio Sánchez Sotomayor, da cuenta de 773 especies y
195 subespecies. Existen siete especies de anfibios, 53 de reptiles, que son el
41 por ciento, 22 de ellas en peligro de extinción. Las aves conforman 62
especies y los mamíferos, 55 especies.
Esta biodiversidad se traduce
en víboras de cascabel, lagartijas, camaleones, culebras, cimarrones,
berrendos, pumas, gatos monteses, venados, coyotes, zorras, zorrillos, liebres,
conejos, ardillas, ratas canguro y de todo tipo; águilas pescadoras, águilas
real, zopilotes, pájaros carpinteros, gorriones, aves marinas, mamíferos
marinos, moluscos, ballenas, delfines, focas, tiburones y cientos de animales
más. Pero tanta riqueza natural y arqueológica podría ser todavía más vasta,
coincide el biólogo Stephen Holmes Bullock, investigador de la División de
Biología Experimental y Aplicada del CICESE.
“Hay mucho por descubrir,
porque no se ha entrado a la arqueología acuática y subacuática, en el fondo
del mar, porque mucho de lo que había hace siete mil o 10 mil años está bajo el
mar ahora. Es muy importante porque tiene que ver con la migración norte-sur.
Hay cosas interesantes que van a salir”, explicó a ZETA.
Aclaró que el Valle se ganó
el decreto de zona natural protegida gracias a la conservación de su
ecosistema, muy superior en comparación con el resto de los desiertos del Norte
del país.
Refirió también la intención
de lograr la denominación de Patrimonio de la Humanidad a todo el camino real,
desde Baja California Sur a la Alta California, “claro, en el país vecino del
Norte, mucho del Camino Real ahora es freeway…”.
Respecto a la preservación,
dijo que ciertas áreas han sido muy impactadas por la ganadería, que lleva 200
años. Sin embargo, la zona está mucho mejor preservada del lado de Baja
California que en Baja California Sur, ya que acá predomina el ganado vacuno,
mientras que al Sur es mayormente de cabras, que son más agresivas con la
vegetación: “Comen mucho más intensamente las cosas”.
Respecto a los vestigios
arqueológicos, consideró que si las instituciones oficiales no han puesto más
atención para su estudio y seguimiento, es porque no existen en la zona las
gigantescas construcciones de piedra que hay en otros sitios:
“Nuestros vestigios son otra
cosa, tiene sus cuestiones históricas, no de mucho uso político o de identidad
nacional, pero de mucha importancia para la raza humana de esta era”.
(SEMANARIO ZETA/ Reportajez /Juan Carlos
Domínguez /Lunes, 3 octubre, 2016 12:00 PM)
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