Mediante el uso de cadáveres de cerdos,
José Torero, un científico de la Universidad de Queensland en Australia, ha
hecho nuevas pruebas. Y, como afirma a Science, sus experimentos descartan, de
manera definitiva, la explicación del Gobierno de México dio sobre la
incineración de los 43 normalistas de Ayotzinapa en un basurero del municipio
de Cocula, Guerrero. La revista retoma la investigación de Torero, quien desde
un principio rechazó la versión de la PGR a invitación del GIEI. Durante el
otoño tiene pensado someter sus hallazgos a una revisión por parte de sus
colegas. Entretanto, espera que sus experimentos alienten a los investigadores
de este siniestro caso, pues asegura que hay que dejar de buscar en el basurero
porque ahí no se encuentra la verdad de los hechos. Así lo cuenta Lizzie Wade,
la autora de este artículo en una de las más prestigiadas publicaciones
especializadas del mundo.
Ciudad de México, 13 de
septiembre (SinEmbargo).– No hay manera de que 43 cuerpos fueran calcinados en
el basurero de Cocula, Guerrero, como lo difundió ampliamente el Gobierno de
México en un informe conocido hoy como “la verdad histórica”. A esas
conclusiones llevan nuevas pruebas realizadas en Australia por un renombrado
científico. Y estas pruebas son publicadas hoy por la revista Science, una de
las más renombradas entre la prensa especializada del mundo.
Lizzie Wade, la periodista
autora del texto, cuenta cómo, en septiembre de 2014, los 43 estudiantes
universitarios desaparecieron en el estado de Guerrero, en el sur de México. El
Gobierno mexicano sostuvo que un cartel de narcotráfico asesinó a los
estudiantes y quemó los cuerpos en un basurero. “Sin embargo, los
investigadores forenses y diversos grupos de derechos humanos plantearon
ciertas dudas, mostrando incongruencias en las pruebas y en una investigación
federal que, a su criterio, no cumplió con las normas internacionales. Ahora,
un renombrado científico experto en materia de incendios afirma que sus
experimentos más recientes descartan de manera definitiva la explicación del
Gobierno”.
Mediante el uso de cadáveres
de cerdos en sustitución de cuerpos humanos, cuenta Wade, “José Torero, un
experto en incendios de la Universidad de Queensland, Santa Lucía, en Brisbane,
Australia, incineró hasta cuatro cerdos a la vez y determinó que la hoguera
necesaria para consumir unos 43 cuerpos no podría haber ardido en el basurero.
‘José sabe lo que dice’, afirma John Lentini, investigador independiente
experto en materia de incendios de Isla morada, Florida, que no participó en la
investigación aunque formó parte de otros casos de alto perfil. ‘No tiene
sentido que pueda hacerse desaparecer a 43 personas de esa manera’”
Francisco Cox Vidal, miembro
del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, dijo a Science que los experimentos de
Torero son un elemento más para confirmar que la llamada “verdad histórica” es
imposible.
Eber Betanzos Torres,
Subprocurador de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la
Comunidad, no respondió a Science para discutir sobre estas nuevas pruebas.
La prueba científica indica
que se habrían necesitado 30 mil kilos de madera para incinerar, como sostiene
la “verdad histórica”, los 43 cuerpos. Foto tomada de video de Youtube
“Los estudiantes
desaparecidos asistían a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, cerca de
Tixtla, Guerrero. El 26 de septiembre, un grupo más numeroso de estudiantes de
Ayotzinapa secuestraron varios autobuses comerciales para viajar a una
manifestación en la Ciudad de México, una práctica común en la escuela políticamente
activa. Según la declaración de los miembros del cartel Guerreros Unidos, estos
sicarios, incitados por la policía local, emboscaron a los estudiantes y
posiblemente los confundieron con miembros de un cartel rival. Algunos
estudiantes fueron asesinados con armas de fuego, otros escaparon y 43 fueron
secuestrados y, según se afirma, ejecutados. Los miembros del cartel indicaron
que incineraron los cuerpos en un basurero municipal, en las afueras del pueblo
de Cocula. Seis semanas más tarde, los investigadores federales manifestaron
que encontraron bolsas con restos humanos, convertidos en cenizas, tanto en el
basurero y como en un río cercano”, narra Lizzie Wade.
Las cenizas se enviaron al
laboratorio de la Universidad de Innsbruck, en Austria. “Casi toda la materia
orgánica de las cenizas había desaparecido, pero finalmente en el laboratorio
lograron recuperar el ADN de dos estudiantes desaparecidos en los restos
extraídos del río. En abril de 2016, desde el laboratorio afirmaron que no fue
posible vincular a ninguno de los otros 41 estudiantes desaparecidos con los
restos, ni con muestras de cabello ni vestimenta recuperadas en el basurero”,
agrega la autora del texto para la publicación científica.
Desde el inicio, agrega, “la
reconstrucción de los eventos llevada a cabo por la Procuraduría General de la
República (PGR) de México estuvo plagada de dudas. Ciertos hechos básicos, como
la cantidad de autobuses secuestrados, difieren de los informes oficiales y los
propios de los estudiantes que lograron escapar. (Según las teorías del GIEI,
uno de los autobuses secuestrados pudo haber sido utilizado para transportar
drogas, algo desconocido por los estudiantes). Un grupo a cargo de supervisar
la investigación en representación de los familiares de las víctimas cuestionó
la procedencia y la cadena de custodia de las bolsas de cenizas. Los grupos de
derechos humanos también sospechan que las confesiones de los miembros del
cartel hayan sido obtenidas mediante tortura. Envuelto en críticas
internacionales, el Gobierno de México aceptó que el GIEI iniciara una
investigación”.
De esta forma, el grupo de
expertos convocó a Torero, dice Lizzie Wade.
“Nacido en Perú y formado en
la Universidad de California, Berkeley, Torero investigó varios incendios de
alto perfil, incluidos aquellos que provocaron el derrumbe de las Torres
Gemelas”, dice el artículo en Science. “Los miembros del cartel declararon que
incineraron los cuerpos en una pira de madera y neumáticos al aire libre. Según
las estimaciones de Torero, para incinerar por completo 43 cuerpos de la manera
descrita por los miembros del cartel hubiera sido necesario apilar entre 20,000
y 40,000 kilogramos de madera”.
“Además, el científico puso
en duda que fuera posible eliminar casi por completo la materia orgánica de los
restos con un incendio a fuego abierto, en lugar de hacerlo en un horno. Y
cuando visitó el basurero de Cocula en julio de 2015, Torero no advirtió
evidencias de un incendio masivo. Finalmente, llegó a la conclusión de que no
existen posibilidades de que los estudiantes hubieran sido incinerados allí”,
detalla.
El lugar de Australia donde se hizo el
experimento. Foto tomada de video de Youtube
En un informe emitido el 8 de
junio, la PGR solicitó una verificación experimental, recuerda Science.
“Torero asumió de forma
independiente este desafío. Con una docena de estudiantes, simularon las
supuestas piras de Cocula en un terreno del campus de Gatton en su universidad.
Utilizaron madera completamente seca, apilada de forma precisa y dejaron de
lado los neumáticos, que podrían haber reducido la eficiencia del fuego. Según
Torero, la recreación experimental fue ‘el escenario ideal’”, describe Wade.
Su equipo incineró
sistemáticamente cuerpos de cerdos. Incluso utilizando 630 kilos de madera para
un único cerdo de 70 kilos, todavía se advirtió la presencia de un 10 % de la
carne del cerdo después de que el fuego se consumiera, informó Torero a
Science.
“Por tanto, para incinerar 43
cuerpos de un tamaño similar se hubieran necesitado más de 27,000 kg de madera,
y aún en tal caso, tras el incendio habría subsistido cierta materia orgánica.
Incluso en el supuesto caso de que el cartel hubiera sido capaz de conseguir
toda esa cantidad de madera, las intensas llamas deberían haber dejado marcas
en el tronco de los árboles cercanos, afirma Torero. Cuando el científico
visitó el basurero 10 meses después de las desapariciones, no observó ningún
tipo de marcas”, dice el extenso artículo publicado en Science.
Torero también quemó hasta
cuatro cuerpos de cerdos al mismo tiempo a fin de determinar si la grasa
corporal podría haber servido como combustible para el fuego, facilitando la
incineración total. “Sin embargo, los investigadores advirtieron que cada vez
que se agregaba un cuerpo, la intensidad del fuego disminuía. Por lo tanto,
para quemar 43 cuerpos juntos se hubiera necesitado una cantidad mucho mayor de
madera que si se los hubiera quemado por separado. ‘Los cuerpos tienen un gran
porcentaje de agua’, dijo Lentini a Lizzie Wade, de Science. ‘No son un buen
combustible’”.
Durante el otoño, concluye,
Torero tiene pensado someter sus hallazgos a una revisión por parte de sus
colegas. “Entretanto, espera que sus experimentos alienten a los investigadores
de este siniestro caso a dar un paso más allá de Cocula. Además, el
investigador afirma que hay que dejar de buscar en el basurero porque ahí no se
encuentra la verdad de los hechos”.
“¡Asesinos, asesinos!”, gritan los
padres de los 43 en la CIDH a los enviados del Gobierno mexicano
(SINEMBARGO.MX/ Redacción / septiembre
13, 2016 - 4:49 pm)
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