El
país que hace menos de dos meses celebró el encarcelamiento de su ex presidente
eligió ayer a su sucesor. Todo indica que Jimmy Morales, el famoso cómico de la
televisión guatemalteca obtuvo los votos necesarios pero todavía no gana el
respeto de quienes gobernará
La
de Guatemala fue una de las ocho elecciones que se celebraron alrededor del
mundo el día de ayer. También hubo votaciones en Argentina, Colombia, Haití,
Polonia, Ucrania, Costa de Marfil y Tanzania
"La
gente en la calle me pregunta si soy Nito o soy Neto. Soy Neto, no soy bonito
pero soy coqueto"
Jimmy
Morales,
Recién
electo Presidente de Guatemala
Al
cierre de la edición, Jimmy Morales aventajaba por 47 puntos porcentuales a
Sandra Torres, su contrincante en la segunda vuelta de la elección presidencial
de Guatemala.
La
ventaja, con el 70 por ciento de las actas procesadas, se consideraba
irreversible.
Jimmy
Morales confiesa no tener un plan de gobierno claro, su partido fue fundado por
ex militares de la época de la dictadura y sus detractores lo han acusado de
racista. Sin embargo, ayer logró capitalizar el rechazo de la población a los
políticos tradicionales y su virtual triunfo lo convierte en el 50º presidente
de Guatemala.
DE GUATEMALA A GUATEPEOR
Después
de la euforia generalizada que causaron, primero la renuncia y luego el
encarcelamiento del ex presidente Otto Pérez Molina, la jornada electoral de
ayer se caracterizó por un fuerte abstencionismo.
Al
cierre de las urnas los reportes indicaban un 60 por ciento de participación en
la segunda vuelta. En la elección de septiembre votó más del 70 por ciento del
padrón.
Ninguno
de los dos candidatos logró entusiasmar a los guatemaltecos para el ballotage.
Tras varios debates carentes de profundidad política, ayer fue evidente lo que
muchos ya predecían: “el nuevo amanecer” para Guatemala tendrá que esperar.
Varios
analistas aseguran que Jimmy Morales no resolverá pronto la crisis de Estado
que vive el país Centroamericano. No tiene la capacidad ni el perfil de un
estadista.
El
nuevo presidente se dio a conocer a través de un programa de televisión llamado
Moralejas.
Sus
interpretaciones han sido ridiculizadas y criticadas por discriminar a los
indígenas y a los descendientes de africanos - Morales se pintaba la cara de
negro para interpretar a un mulato llamado Black Pitaya -. Su personaje más
famoso se llamaba Neto, un ranchero guatemalteco que llegó a ser presidente en
una película.
Morales
ha negado públicamente que se haya cometido un genocidio contra los indígenas
mayas durante la Guerra Civil y, en uno de los debates previos a la elección de
ayer, reconoció que varios pastores evangélicos lo asesoraron para construir su
programa electoral.
El
recién electo presidente de Guatemala se opone al matrimonio homosexual y al
aborto.
El
ex comediante ganó las elecciones pero fue evidente que los guatemaltecos que
votaron por él, lo hicieron porque no tuvieron mejores opciones.
Las
protestas y movilizaciones ciudadanas
que se gestaron después del destape de la red de corrupción aduanal conocida
como La Línea, no fueron suficientes para generar opciones más representativas.
EL FACTOR WASHINGTON
La
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) fue el
instrumento clave que permitió llevar ante los tribunales a un ex presidente
acusado de corrupción.
A
principios del año, Otto Pérez Molina había desacreditado la efectividad de la
CICIG y anticipaba el final de sus operaciones en Guatemala. Muchos, incluido
Pérez Molina, cuestionaron el intervencionismo de una comisión extranjera que,
de acuerdo a esas voces, violentaba la soberanía del país centroamericano.
Pero
la Comisión de la ONU se mantuvo en Guatemala gracias a la injerencia directa
de Joe Biden, el vicepresidente de los Estados Unidos. Eventualmente la CICIG
concentró suficiente evidencia para destapar el escándalo de corrupción al
interior del gobierno y terminar con la carrera política de Pérez Molina.
Las
acusaciones de la CICIG crearon la indignación necesaria para que los
guatemaltecos salieran a las calles para exigir la renuncia de su presidente.
Cuando se logró el objetivo, el optimismo de esa victoria anticipaba una
primavera Guatemalteca similar a la que se gestó hace cuatro años en el norte
de África.
En
poco tiempo, el idilio democrático de la primavera árabe se desvaneció violentamente.
Algo similar está ocurriendo en Guatemala. Lo que parecía un avance democrático
en la región, se ha convertido rápidamente en un retroceso.
Una
vez más, el intervencionismo de EU devino en protestas y movilizaciones
generalizadas, que provocaron a su vez el colapso de un gobierno.
No
obstante, los vicios de la administración de Pérez Molina permanecen. Con la
victoria de Jimmy Morales también han renacido los fantasmas de la dictadura
militar.
EU
hizo todo lo posible por destruir la red de corrupción aduanal que favorecía a
la clase política guatemalteca y a países como Taiwán, uno de los principales
beneficiarios de La Línea.
Jimmy
Morales dice que seguirá apoyando a la CICIG para exterminar el cáncer de la
corrupción en su país. Muchos, por otro lado, creen que los guatemaltecos
deberían haber repasado la historia reciente del Norte de África antes de
elegir a Morales.
Las
intenciones de Estados Unidos en sus múltiples intervenciones alrededor del
mundo han probado, más de una vez, no estar del lado de los ciudadanos o de la
democracia.
Ya
sea de manera violenta o de forma pacífica, al final el elemento imperante para
EU es contar con un gobierno que pueda manipular para perpetuar su hegemonía
alrededor del orbe.
Guatemala
ha sufrido ya las consecuencias del modus operandi de Washington en el
extranjero. Una ciudadanía cansada de su decrépita clase política apresuró la
debacle de su gobierno, pero los tiempos y las circunstancias los han puesto en
la antesala de un periodo con características muy similares al anterior.
(REPORTE
INDIGO/ SERGIO ALMAZÁN/ LUNES 26 DE
OCTUBRE DE 2015)
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