El
debilitamiento del estado y la descomposición en las esferas de gobierno
contribuyen de forma importante para que comunidades completas intenten hacer
justicia de propia mano, considera el abogado y defensor de derechos humanos
Raúl Rodríguez Guillén
La
mayor parte de los linchamientos e intentos de ejecución colectiva se
concentran en el Distrito Federal, Estado de México, Puebla, Morelos, Oaxaca,
Chiapas y Guerrero
La
forma preferida para hacer justicia por propia mano, es la horca. El 84 por
ciento de los linchados en 2015 han muerto colgados de un árbol o poste frente
a la plaza principal. Otros métodos utilizados para las ejecuciones públicas
son la lapidación, la laceración y la incineración
336
muertes por linchamiento se han registrado en México de 1988 al 2014, de
acuerdo al estudio ‘El Linchamiento en México’, de Raúl Rodríguez Guillen y
Norma Ilse Ávila
26
linchamientos se han registrado en este 2015, de acuerdo a un recuento de los
medios de comunicación
49
casos quedaron solo en el intento
La
principal causa de los linchamientos en México es la ausencia del estado como
entidad rectora para la impartición de justicia. Si bien es cierto que México
no repunta entre los países en donde el mayor número de linchamientos se dan,
sí es cierto que es uno de los primeros del mundo en donde la impunidad cobija
a los linchadores, dijo en entrevista con Reporte Indigo el abogado Raúl
Rodríguez Guillén, defensor de derechos humanos y principal autoridad en el
tema del estudio del linchamiento.
Sumado
al debilitamiento del estado, el especialista estimó que también la corrupción
en las esferas de gobierno contribuyen de forma importante para que los
sucesos, en donde comunidades completas intentan hacer justicia de propia mano,
sigan a la alza, evidenciando el estado de descomposición social.
El
experto aseguró que en nuestro país, a causa de la corrupción reinante, el
estado ha dejado de lado su función rectora para la impartición de justicia.
“Pero lo más lamentable es que en la mayoría de los linchamientos, los
perpetradores no son perseguidos, como no se persiguen la mayoría de los
delitos”.
De
acuerdo a lo plasmado en el estudio ‘El Linchamiento en México’, de Raúl
Rodríguez Guillen y Norma Ilse Ávila, editado por la Universidad Autónoma
Metropolitana, en nuestro país, de 1988 al 2014, se han registrado por lo menos
336 muertes por linchamiento. El factor común ha sido la ausencia del estado
para atender reclamos de justicia de grupos sociales.
Un
recuento de lo publicado en la mayoría de los medios locales de comunicación
apunta que solo en lo que va de este año se han registrado 24 linchamientos, en
tanto que al menos 49 quedaron solo en el intento. La mayor parte de esos
linchamientos e intentos de ejecución colectiva se concentran en el Distrito
Federal, Estado de México, Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
Solo
en los estados de Colima, Nuevo León, Zacatecas y San Luis Potosí no se han
registrado eventos de linchamiento en lo que va de este año. La entidad que
mayor cantidad de linchamientos consumados ha registrado hasta la semana pasada
es Puebla, en donde las ejecuciones públicas, sangrientas y masivas son
consideradas con aspectos culturales e idiosincráticos.
La
cultura del linchamiento en algunas entidades, como Puebla, Estado de México,
Oaxaca y Chiapas, no solo es vista como un fenómeno cultural, sino que es
tolerada por las instancias procuradoras de justicia, las que hacen poco o nada
para dar con la detención y procesamiento judicial de los participantes en esos
eventos, dijo el investigador Oaxaqueño, Nicolás Hernández.
No
por nada, así lo revela la información de las procuradurías de justicia de
Puebla, Estado de México, Oaxaca y Chiapas, menos del dos por ciento de los que
intervienen en linchamientos son sometidos a procesos penales. En Chiapas, en
donde en los últimos tres años se han registrado 11 linchamientos, solo hay una
persona procesada por ese delito. En Oaxaca, con ocho linchamientos en dos
años, solo se tienen procesados a dos detenidos. En tanto que en el Estado de
México, con 19 linchamientos en 18 meses, solo hay seis procesados por ese
delito.
De
acuerdo a lo expresado por el abogado Raúl Rodríguez Guillen, la impunidad que
se le ha otorgado a este delito, ha hecho que la figura de la justicia
comunitaria -fincada en usos y costumbres, con métodos punitivos conciliadores-
se tergiverse, para derivar en eventos de barbarie colectiva tolerados por el
estado.
Es
otra forma de autodefensa
Para
el investigador y promotor de los derechos humanos en Puebla, Mirsha Herfer,
los linchamientos, no es otra cosa que una forma de autodefensa. “Es la
respuesta de la población, la que cansada de no ser escuchada por la autoridad
en sus reclamos de justicia, decide hacer justicia por su propia mano”.
Las
revueltas de linchamientos –explicó Herfer- son iguales que los movimientos de
autodefensa, solo que no hay armas de grueso calibre de por medio, pero la
intención es la misma: asumir el papel del estado en la impartición de justicia.
Todo porque el estado ha quedado rebasado, a veces a causa de la corrupción.
Mirsha
Herfer coincidió con el abogado Raúl Rodríguez Guillén, al considerar que las
lonas colocadas en cientos de colonias populares, en donde los vecinos
organizados anuncian el linchamiento de los ladrones que sean sorprendidos en
sus inmediaciones, son una clara advertencia de la justicia por propia mano,
tanto para los ladrones como para el mismo estado, que se manifiesta apacible
ante esa intención.
Raúl
Rodríguez Guillén, dijo que en el caso de los linchamientos el estado no solo
es responsable por su omisión antes y durante los sucesos, o por la impunidad
otorgada después de alguno de esos eventos, sino porque propicia a veces los
linchamientos, “sobre todo cuando permite la presencia de agentes encubiertos
para sus investigaciones”. Eso hace que comunidades completas se sientan
agredidas y se mantengan en alerta.
En
Michoacán, aun cuando no se registran como linchamiento los grupos de
autodefensa que se mantienen armados –reconoció un funcionario de la Secretaría
de gobierno del estado-, en lo que va de este año también se han registrado
ejecución por mano propia, encabezadas por grupos sociales apoyados por lo
civiles armados.
De
acuerdo a los datos de la propia Secretaría de gobierno del estado, los grupos
de autodefensas de Michoacán, sin recurrir a la escenificación de
movilizaciones sociales en plazas públicas o a la escenificación de protestas
colectivas, han realizado más de 20 ejecuciones por mano propia en lo que va
del 2015. En la totalidad de esos casos la Procuraduría de justicia solo ha
integrado las averiguaciones previas correspondientes, sin ahondar en el
proceso de investigación para la detención de los responsables.
EL ROBO Y EL PRI, LO QUE MÁS ENARDECE
La
estadística nacional de linchamientos con la que México cerrará el presente año
será récord. La sola cifra preliminar que se lleva a la fecha de 24 homicidios
colectivos y 49 intentos de ejecución pública ya supera las estadísticas del
2014. El mayor número de linchamientos se ha registrado en comunidades
municipales gobernadas por el PRI.
A
ese dato se le debe agregar que el mayor número de homicidios resultados de la
colérica turba fueron ejecutados por la masa a causa del delito del robo. El 78
por ciento de los ejecutados en los estados de Puebla, Chiapas, Estado de
México, Michoacán, Oaxaca y Guerrero, fueron personas sorprendidas en el acto
del robo. Después, siguen las estadísticas de los medios locales de esas
entidades, fue el secuestro y la violación.
La
forma preferida de la turba, para hacer justicia por su propia mano, es la
horca. El 84 por ciento de los linchados en este año han muerto a mano de sus
captores colgados de un árbol o poste frente a la plaza principal, para
demostrar a la autoridad el poder de las masas. Otros métodos utilizados para
las ejecuciones públicas son la lapidación, la laceración y la incineración,
respectivamente.
En
suma, en los estados de Puebla, Chiapas, Estado de México, Michoacán, Oaxaca y
Guerrero, en donde se concentra el mayor número de personas linchadas e
intentos de linchamiento, solo hay 12 personas sometidas a proceso penal por su
probable participación. En Michoacán no hay un solo procesado pese a la
existencia de 20 posibles linchamientos.
Para
el abogado Manuel Fuentes Muñiz, defensor de derechos humanos, la falta de
procesamiento de los involucrados en linchamientos también es una debilidad
clara del estado. “No hay policía que responda de inmediato ni número
suficiente (de policías) para enfrentar casos eventuales”.
Los
ministerios públicos solo levantan actas, más no realizan investigaciones que
permitan la detención de los que asumieron el papel del estado en la
impartición de justicia, ello motiva estos actos graves y que deben ser
castigados.
(REPORTE INDIGO/ J. JESÚS LEMUS/ LUNES
26 DE OCTUBRE DE 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario