El
cubículo que alberga los frescos que representan la resurrección de
Lázaro es unos de los últimos descubrimientos más preciados que se han
hallado en las Catacumbas romanas de Priscila, tras cinco años de
trabajos arqueológicos.
El
láser ha sido la técnica utilizada para redescubrir estos antiguos
frescos que ahora vuelven a ver la luz y aumentan más si cabe el valor
de las Catacumbas de Priscila, que cuentan con obras de arte
paleocristiano de gran interés como la primera imagen de la Virgen.
En
los frescos que evocan el milagro de la resurrección de Lázaro y que
datan del siglo IV d.C., se puede observar cómo un Jesús muy joven,
ataviado al estilo imperial, toca con una varita la momia de Lázaro,
todavía en la tumba.
El
valor del nuevo hallazgo reside, según explicó a Efe el superintendente
de las Catacumbas de Priscila y miembro de la Comisión Pontificia de
Arqueología Sagrada, Fabrizio Bisconti, en la “contemporaneidad” y los
colores vivos, que el uso del láser ha permitido recuperar.
Además
de la escena de la resurrección, los nuevos descubrimientos cuentan
también con una “imago clipeata”, un particular retrato envuelto por un
marco circular típico de la República Romana, que representa a una
difunta escoltada por los apóstoles Pedro y Pablo que conducen al
paraíso a dos jóvenes que se encuentran rezando.
En
el retrato según comentó Bisconti, se puede admirar también a los
mártires Félix y Felipe, considerados dos de los siete hijos de Santa
Felicidad y que permanecen sepultados en la Basílica de San Silvestre.
Por
último, los trabajos arqueológicos de estos cincos años, han permitido
la recuperación de más de 700 fragmentos de sarcófagos que testimonian
la escultura funeraria de la época tardo-imperial, la interacción entre
el mundo pagano y el cristiano y la evolución cultural entre el III y el
V siglo, periodo en el que a las catacumbas se les empezó a dar un uso
cristiano.
Para
dar cuenta de todos estos hallazgos se pondrá en marcha a partir del
próximo mes un programa en Google Maps, llamado “Views Priscilla”, que
permitirá a todos los curiosos realizar una visita virtual por el
subsuelo romano.
Este
recorrido deleitará al visitante con los secretos mejor guardados de
las Catacumbas, como la Capilla Griega, que aloja pinturas muy elegantes
y por eso se le conoce también como la Capilla Sixtina paleocristiana o
el arenario central cuyas paredes acogen el fresco del Buen Pastor y el
de la Virgen María.
Con
motivo de estos nuevos descubrimientos, las catacumbas se abrieron el
pasado martes al público, el mismo día en el que se inauguró el Museo de
las Catacumbas de Priscila situado en la Basílica de San Silvestre de
Roma.
La presentación y estos trabajos arqueológicos han sido llevados a cabo a cargo de la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada, que depende del Vaticano.
La
capital italiana es conocida por acoger una amplia red de catacumbas,
en total incluye más de 60 catacumbas diferentes, con cerca de 750.000
tumbas y la mayoría se encuentran en la vía Apia.
Sin embargo, las Catacumbas de Priscila se encuentran en la calle Salaria, y es uno de los cementerios romanos más antiguos.
En
el cementerio hay una inscripción a una Priscila, que podría pertenecer
a la clase senatorial y esto podría explicar el nombre de este
cementerio.
Durante
las persecuciones de cristianos, las catacumbas servían de refugios
donde celebrar misa y tras el edicto de Constatino, del año 313, por el
cual se estableció la libertad de religión en el Imperio romano, se
convirtieron en santuarios de mártires y centros de devoción o
peregrinaje para los cristianos de todo el Imperio Romano.
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