sábado, 12 de octubre de 2013

NAVARRO SUGICH: MALOS CUENTOS PARA MOSTRAR BUENAS CUENTAS

Crónica de un “robo” infantil

El Procurador de Justicia de Sonora presume de la eficiencia de los protocolos en materia de seguridad y arma un circo mediático para elevar los bonos del Nuevo Sonora, los propios y los del diputado Raúl Augusto Silva Vela
 
Hay historias, donde la ficción puede superar a la realidad y esta que relataré a continuación es una de ellas. Desde el medio día de ayer el Sur del Estado sintió una sacudida telúrica producto de la apabullante movilización de las corporaciones adscritas a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) por tratar de descifrar el supuesto robo de un recién nacido en las instalaciones del Hospital General de Navojoa (HGN).

Se trata de esos estremecimientos que sólo se dan en las películas de acción y también cuando se busca armar un buen circo mediático para llamar la atención y demostrar que se trabaja en favor de la gente y de la justicia, claro, aprovechando las oportunidades que brindan los errores humanos y el mismo sistema de cosas para lucirse, como efectivamente sucedió en esta ocasión.

Tan fuerte fue la convulsión, que el mismo procurador Carlos Navarro Sugich fue quien comandó los esfuerzos por encontrar a la bebé que en un principio se dijo que había sido robada, apersonándose en “La Perla del Mayo”, informando través de su cuenta de twitter que se había activado la alerta “Amber”, un protocolo de seguridad para la búsqueda de menores en riesgo inminente de sufrir un daño a su integridad física.

De tal forma que para iniciar su misión justiciera y para darle mayor fuerza al manejo mediático, el fiscal sonorense preparó el escenario y se hizo acompañar del diputado local Raúl Augusto Silva Vela, quien es precisamente el presidente de la Comisión de Salud del Congreso del Estado y curiosamente suena para candidato del municipio donde sucedió el extravío, pues es originario de ese lugar.

En sus declaraciones a la prensa y aún sin tener la información completa o a la mejor por tener la información íntegra, Navarro Sugich señaló en un principio que se trataba de un robo y señaló como sospechosa a la “abuela de la niña”, María Elsa Flores Rodríguez, enfocando todas las baterías en ese objetivo.
Aunque horas más tarde, después de “intensas indagatorias”, en la PGJE y en el HGN se percataron que no había sucedido así, que todo había sido producto de una terrible confusión, pues ni la niña extraviada era nieta de Flores Rodríguez, y ni tampoco esta señora la había extraído de mala fe del nosocomio.

Ratificando así que la pobre abuela no tenía nada que ver, salvo sus ansias locas por conocer a su primera nieta, razón por la cual ella fue la primera en ir al área de cuneros en donde se encontraba la menor ya dada de alta para grabarse su rostro y llevársela a casa junto con su hija y madre primeriza de quien no se proporcionó general alguno.

Nunca se mencionó que el extravío se detectó en ese hospital como a las 10:00 de la mañana de ayer y que ya desde las 2 de la tarde, la señora Flores Rodríguez a través de un tercero, amigo de una de las enfermeras, se comunicó al Hospital General de Navojoa para preguntar si había algún reporte en el área de maternidad y cuneros, al detectar en su casa que los datos del brazalete mostraba no correspondían a los que se supone que debía tener su nieta.

De acuerdo a nuestra fuente, ni la misma enfermera contactada en el HGN estaba enterada del suceso, por lo que en un principio negó a los interesados que hubiera algún reporte al respecto, aumentando las dudas y temores de María Elsa.

Fue hasta horas más tarde que la empleada confirmó el dato a sus interlocutores que fueron voluntariamente a entregar a la recién nacida con “la cola entre las patas”, no sin antes toparse con los desplantes de los agentes de la PEI que tuvieron las intenciones de capturarlos al momento de entregar la menor a su verdadera madre, Miriam Hernández Flores, sin siquiera esperar la declaración de la “abuela”, lo que por suerte se evitó para bien de todas las partes.

Fue así que María Elsa Flores Rodríguez y su hija, de quien repito no tenemos el nombre, tomaron a la verdadera nieta e hija, respectivamente, entre susto y pena enfilaron rumbo al Chirahui, comunidad donde tienen su residencia dentro del municipio de Etchojoa.

Según los medios de circulación estatal, que se apropiaron del boletín de la PGJE, gracias al enorme trabajo desplegado por esta fiscalía y la PEI a través de la alerta “Amber” se logró encontrar a la bebé, aunque en realidad las cosas se fueron acomodando por sí solas.

Les faltó decir, a esos periódicos, que el garrafal error que cimbró al sistema de salud estatal, no inició únicamente por los errores en los sistemas de seguridad internos en el HGN que por este hecho quedaron en evidencia, sino por la omisión e irresponsabilidad de una de las enfermeras encargadas de cuidar y entregar a los recién nacidos dados de alta como fue el caso.

Un dato más que nunca se reveló ni por la Secretaría de Salud ni la PGJE para tapar la ola de errores y negligencias: la enfermera del área de cuneros, responsable de los recién nacidos, dejó encargados del puesto a unos estudiantes pasantes del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica de Navojoa (Conalep), quienes sin conocer los procedimientos entregaron la bebé a su supuesta abuela omitiendo leer el brazalete de la menor; además como la señora Flores Rodríguez aún no conocía a su descendiente, se la llevo sin más problema, pudiendo incluso sortear el filtro de los guardias de seguridad mostrando a los elementos únicamente el pase de salida.

Con esta reseña se demuestra que las apariencias engañan y que antes de dar crédito a una historia, al menos en estos tiempos, primero hay que analizar todos los detalles que se nos muestran y no dejarse llevar por la avalancha informativa de la que hacen gala los medios de mayor circulación, que hacen las veces de comunicación social de las dependencias estatales como sucedió en este caso.

(DOSSIER POLITICO/ Claudio Tiznado / 2013-10-11)

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