Crónica de un “robo” infantil
El Procurador
de Justicia de Sonora presume de la eficiencia de los protocolos en materia de
seguridad y arma un circo mediático para elevar los bonos del Nuevo Sonora, los
propios y los del diputado Raúl Augusto Silva Vela
Hay historias, donde
la ficción puede superar a la realidad y esta que relataré a continuación es
una de ellas. Desde el medio día de ayer el Sur del Estado sintió una sacudida
telúrica producto de la apabullante movilización de las corporaciones adscritas
a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) por tratar de descifrar
el supuesto robo de un recién nacido en las instalaciones del Hospital General
de Navojoa (HGN).
Se trata de esos
estremecimientos que sólo se dan en las películas de acción y también cuando se
busca armar un buen circo mediático para llamar la atención y demostrar que se
trabaja en favor de la gente y de la justicia, claro, aprovechando las
oportunidades que brindan los errores humanos y el mismo sistema de cosas para
lucirse, como efectivamente sucedió en esta ocasión.
Tan fuerte fue la
convulsión, que el mismo procurador Carlos Navarro Sugich fue quien comandó los
esfuerzos por encontrar a la bebé que en un principio se dijo que había sido
robada, apersonándose en “La Perla del Mayo”, informando través de su cuenta de
twitter que se había activado la alerta “Amber”, un protocolo de seguridad para
la búsqueda de menores en riesgo inminente de sufrir un daño a su integridad
física.
De tal forma que
para iniciar su misión justiciera y para darle mayor fuerza al manejo
mediático, el fiscal sonorense preparó el escenario y se hizo acompañar del
diputado local Raúl Augusto Silva Vela, quien es precisamente el presidente de
la Comisión de Salud del Congreso del Estado y curiosamente suena para
candidato del municipio donde sucedió el extravío, pues es originario de ese
lugar.
En sus declaraciones
a la prensa y aún sin tener la información completa o a la mejor por tener la
información íntegra, Navarro Sugich señaló en un principio que se trataba de un
robo y señaló como sospechosa a la “abuela de la niña”, María Elsa Flores
Rodríguez, enfocando todas las baterías en ese objetivo.
Aunque horas más
tarde, después de “intensas indagatorias”, en la PGJE y en el HGN se percataron
que no había sucedido así, que todo había sido producto de una terrible
confusión, pues ni la niña extraviada era nieta de Flores Rodríguez, y ni
tampoco esta señora la había extraído de mala fe del nosocomio.
Ratificando así que
la pobre abuela no tenía nada que ver, salvo sus ansias locas por conocer a su
primera nieta, razón por la cual ella fue la primera en ir al área de cuneros
en donde se encontraba la menor ya dada de alta para grabarse su rostro y
llevársela a casa junto con su hija y madre primeriza de quien no se
proporcionó general alguno.
Nunca se mencionó
que el extravío se detectó en ese hospital como a las 10:00 de la mañana de
ayer y que ya desde las 2 de la tarde, la señora Flores Rodríguez a través de
un tercero, amigo de una de las enfermeras, se comunicó al Hospital General de
Navojoa para preguntar si había algún reporte en el área de maternidad y
cuneros, al detectar en su casa que los datos del brazalete mostraba no
correspondían a los que se supone que debía tener su nieta.
De acuerdo a nuestra
fuente, ni la misma enfermera contactada en el HGN estaba enterada del suceso,
por lo que en un principio negó a los interesados que hubiera algún reporte al
respecto, aumentando las dudas y temores de María Elsa.
Fue hasta horas más
tarde que la empleada confirmó el dato a sus interlocutores que fueron
voluntariamente a entregar a la recién nacida con “la cola entre las patas”, no
sin antes toparse con los desplantes de los agentes de la PEI que tuvieron las
intenciones de capturarlos al momento de entregar la menor a su verdadera
madre, Miriam Hernández Flores, sin siquiera esperar la declaración de la
“abuela”, lo que por suerte se evitó para bien de todas las partes.
Fue así que María
Elsa Flores Rodríguez y su hija, de quien repito no tenemos el nombre, tomaron
a la verdadera nieta e hija, respectivamente, entre susto y pena enfilaron
rumbo al Chirahui, comunidad donde tienen su residencia dentro del municipio de
Etchojoa.
Según los medios de
circulación estatal, que se apropiaron del boletín de la PGJE, gracias al
enorme trabajo desplegado por esta fiscalía y la PEI a través de la alerta
“Amber” se logró encontrar a la bebé, aunque en realidad las cosas se fueron
acomodando por sí solas.
Les faltó decir, a
esos periódicos, que el garrafal error que cimbró al sistema de salud estatal,
no inició únicamente por los errores en los sistemas de seguridad internos en
el HGN que por este hecho quedaron en evidencia, sino por la omisión e
irresponsabilidad de una de las enfermeras encargadas de cuidar y entregar a
los recién nacidos dados de alta como fue el caso.
Un dato más que
nunca se reveló ni por la Secretaría de Salud ni la PGJE para tapar la ola de
errores y negligencias: la enfermera del área de cuneros, responsable de los
recién nacidos, dejó encargados del puesto a unos estudiantes pasantes del
Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica de Navojoa (Conalep), quienes
sin conocer los procedimientos entregaron la bebé a su supuesta abuela
omitiendo leer el brazalete de la menor; además como la señora Flores Rodríguez
aún no conocía a su descendiente, se la llevo sin más problema, pudiendo
incluso sortear el filtro de los guardias de seguridad mostrando a los
elementos únicamente el pase de salida.
Con esta reseña se
demuestra que las apariencias engañan y que antes de dar crédito a una
historia, al menos en estos tiempos, primero hay que analizar todos los
detalles que se nos muestran y no dejarse llevar por la avalancha informativa
de la que hacen gala los medios de mayor circulación, que hacen las veces de
comunicación social de las dependencias estatales como sucedió en este caso.
(DOSSIER
POLITICO/ Claudio Tiznado / 2013-10-11)
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