jueves, 26 de enero de 2012

NARCOTÚNELES: ENTRE LA IMPUNIDAD Y LA INJUSTICIA


Mientras los propietarios de inmuebles coludidos con la mafia no son castigados por su participación indirecta en el tráfico de estupefacientes, renteros enfrentan burocráticos procesos de embargo de sus inmuebles y dan batalla legal para su recuperación.

Luis Alonso Pérez
Entre la impunidad y la injusticia se encuentran los dueños de los inmuebles que albergan narcotúneles en Tijuana.

Mientras los propietarios de inmuebles coludidos con la mafia no son castigados por su participación indirecta en el trasiego de drogas, los renteros que de buena fe arrendaron sus bodegas o casas, ahora tienen que lidiar con los burocráticos procesos del embargo de sus inmuebles y pugnar legalmente su recuperación.

La mayoría de los bienes asegurados en Tijuana desde 2006 se encuentran en total abandono, a merced de ladrones e indigentes. En contraste, autoridades norteamericanas se aseguran de que los inmuebles se mantengan en buenas condiciones y tardan en promedio un mes para retenerlos bajo investigación.

También sellan las entradas a los túneles y obstruyen el paso en los límites fronterizos, mientras que sus contrapartes mexicanas, con frecuencia dejan abiertas las entradas a los túneles, permitiendo su reutilización por parte de los traficantes.

Inmuebles en el abandono
Era la noche del 3 de diciembre de 2009 cuando Gabriel Yu, escuchó la mala noticia de parte de un amigo: “Oye, estoy viendo en la televisión que catearon tu nave, que encontraron un narcotúnel ahí”.

Por medio de un administrador, el señor Yu rentó esa bodega a unos comerciantes por más de dos años. Al principio todo parecía normal, pero casi al final de la relación comercial, comenzó a notar situaciones raras.

“En una ocasión se retrasaron un par de meses y, cuando fueron a pagar, me liquidaron esos dos meses y pagaron dos meses más, todo lo llevaron en billetes de 20 dólares”, explicó.

En ese momento pidió al gerente que realizara una inspección visual de la bodega con mucha cautela, para ver si observaba restos de tierra o algún otro detalle sospechoso, pero no encontró nada anormal.

Fue hasta que vio su nave en las noticias cuando confirmó su sospecha: la empresa comercializadora de productos Renaissance, era sólo un frente para operar un narcotúnel en su propiedad.

A más de dos años del cateo, la bodega no ha sido devuelta a Yu. Durante este tiempo el inmueble ha estado completamente abandonado, lo que fue aprovechado por delincuentes que reabrieron un hoyo pequeño a unos metros de la entrada principal del túnel, y excavaron otra salida del lado americano, creando un “hoyo de topos”, como lo denominan las autoridades estadounidenses.

El abandono también ocasionó que los ladrones se llevaran las láminas metálicas del techo, la cortina de acero y todas las ventanas. Para evitar más robos y vandalismo, el propietario del inmueble mandó a cubrir los huecos de las puertas y las paredes con bloques. La bodega está tan devastada que, para su arreglo, requerirá una inversión de entre 50 mil y 60 mil dólares.

Ésta no es la única pérdida económica que ha tenido que solventar el propietario, ya que ha gastado cerca de 20 mil dólares en abogados para que pugne legalmente su devolución, algo que hasta el momento no ha logrado.

“Yo sólo le pido a las autoridades que por amor de Dios, dejen de arrastrar los pies y me regresen mi bodega” reclamó Gabriel Yu.

En condiciones similares se encuentran la mayoría de los inmuebles de Tijuana que han albergado a narcotúneles, cuyos propietarios deben atravesar el mismo viacrucis burocrático que el señor Yu para recuperar sus bienes.

La única bodega que ha sido regresada a sus propietarios y que ya se encuentra en operación, es la que albergaba un túnel descubierto por el Ejército mexicano y la Policía Federal en el lote 4 del ex Ejido Tampico, el 25 de enero de 2006.

El resto están completamente abandonadas, incluso el inmueble en el que el 29 de noviembre de 2011 se encontró el túnel más sofisticado de la frontera, ubicado a escasos metros de la base de la Policía Federal en la colonia Aeropuerto, no se encuentra resguardado, sólo hay unos sellos de la Procuraduría General de la República (PGR) sobre las puertas y rejas.

ZETA ingresó al túnel con la autorización del Ejército y la PGR para constatar que la entrada al túnel aún no ha sido tapada y, aunque el elevador está descompuesto, se pudo descender e ingresar al pasadizo clandestino.

La delegación Baja California de la PGR reportó a este Semanario que el inmueble aún se encuentra bajo en trámite, es decir, todavía se practican diligencias dentro de la investigación. 

Posteriormente se esperará un lapso de 90 días para que sea reclamado, de lo contrario se considerará en abandono, y su embargo será anunciado mediante un edicto en la prensa.

Los seis inmuebles restantes se encuentran abandonados. La casa que albergaba al túnel descubierto el 12 de agosto de 2011, ubicada en Calle Edda María, Colonia Aeropuerto, es la que se encuentra en mejores condiciones, porque fue enrejada, posiblemente por sus propietarios. Actualmente está registrada en las oficinas de Catastro municipal, a nombre de Arnoldo Arana Jasso.

Otra casa ubicada en la misma colonia, donde el 7 de noviembre de 2009 se encontró un pasadizo clandestino, se encuentra totalmente devastada, y aunque la entrada del túnel ha sido sellada, el lugar sirve como refugio de indigentes. La propiedad está registrada en el gobierno municipal, a nombre de Victoria Pinedo Navarrete.

Una bodega de la colonia Nueva Tijuana cateada el 25 de noviembre de 2010, también se encuentra abandonada, sólo que a ésta se le aplicará la Ley de Extinción de Dominio, que permitirá a las autoridades federales su embargo, ya que fue utilizada en la comisión de un delito.

Los inmuebles en Estados Unidos
En contraste a los procedimientos establecidos por autoridades mexicanas, en Estados Unidos los inmuebles son investigados y asegurados de otra manera.

El agente especial Joe García, subdirector de Investigaciones de la Oficina de San Diego del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, explicó que cuando un túnel ha sido descubierto,  el inmueble es considerado una escena del crimen.

“Mantenemos la posesión de las bodegas por el tiempo que sea necesario para hacer nuestras investigaciones”, sostuvo García, y aclaró que en promedio tardan un mes en realizar todas las diligencias.

A partir del momento en que los bienes son asegurados, las autoridades federales trabajan junto con los dueños y gerentes para informarlos del proceso a seguir. Uno de los primeros pasos a seguir en las averiguaciones a largo plazo, es investigar a quién pertenece.

“La mayoría de las veces son personas inocentes que no sabían para qué iban a ser utilizadas las bodegas”, dijo el agente especial.
“Aun así se investigan para descartar algún tipo de complicidad”, expuso y aclaró que hasta el momento ningún rentero ha sido acusado de contubernio con los inquilinos narcotraficantes.

“Por lo regular los propietarios cooperan de diferentes maneras, algunos son extremadamente cooperativos y otros son un poco renuentes”, citó.

Por procedimiento regular, las autoridades norteamericanas sellan la entrada del túnel y bloquean el paso en los límites fronterizos.

“No queremos dejar el túnel abierto por muchas razones, primero no queremos que alguien más utilice ese hoyo, y dos, no queremos que sea un problema para la infraestructura del área, como caminos y otras bodegas”, comentó el agente.

Mediante un recorrido por la zona industrial de Otay Mesa, ZETA constató que las bodegas en las que se han encontrado túneles transfronterizos permanecen en óptimas condiciones.

Incluso un inmueble donde se encontró la salida de un pasadizo en noviembre de 2011 y fue necesario romper una puerta de vidrio, se colocó una puerta de madera para evitar que alguien entrara. 

Durante el cateo también se requirió de un agujero en la cortina de metal lateral, pero fue cubierta con la misma pieza metálica. De lejos pareciera que nada hubiera pasado ahí.

Hace un año las autoridades norteamericanas tuvieron un programa de acercamiento con los empresarios y propietarios de bodegas de Otay Mesa, en el que les advirtieron las señales a observar para determinar si un narcotúnel se construye en sus propiedades, por ejemplo, la presencia de cúmulos de tierra, fugas de agua, sonidos extraños o poca actividad en sus instalaciones.

También se les exhortó a denunciar este tipo de señales a las autoridades federales, y de ninguna manera confrontar directamente a los inquilinos, ya que los criminales involucrados “son propensos a ejercer violencia”.

“Hemos recibido información interesante a partir de esa plática para nuestras investigaciones”, informó Joe García.

Para el agente federal, lo más importante es involucrar a la comunidad en el combate del crimen, para ir acotando a los grupos delictivos su capacidad de operación en la zona.

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