domingo, 6 de noviembre de 2011

CRONICA DE UN CRIMEN DE UNA NIÑA EN LOS CABOS

Secuestradores de Ashley llegaron a BCS para participar en campañas políticas

Cinco hombres, tres provenientes de Tijuana, Baja California, fraguaron y ejecutaron el secuestro y la posterior ejecución de la niña Ashley Ruiz, una menor de cinco años que la tarde del 11 de abril fue arrebata de los brazos de su padre, para ser encontrada muerta al día siguiente.

Aun con la niña fallecida, los delincuentes intentaron cobrar rescate, en ese momento la policía los detuvo después de una balacera.

El autor material del plagio, trabajaba con los padres de la menor asesinada.

Gerardo Zúñiga Pacheco

San José del Cabo, Baja California Sur.- El cuerpo de la pequeña Ashley Ruiz Avendaño, yace sobre la tierra y piedras del arroyo de El Tule en el kilómetro 18 del corredor turístico de esta ciudad.

Los cabellos rubios están teñidos de rojo por la sangre que brotó de dos perforaciones de bala 9 mm –una en la frente y otra en la sien del lado derecho— y su rostro está recargado sobre arena de playa. A su alrededor únicamente hay arbustos, ramas, botes y bolsas de plástico y basura.

El silencio sepulcral es interrumpido intermitentemente por el ruido de los motores de vehículos y camiones que pasan sobre el puente de ese arroyo, donde el golpeteo de llantas sobre una especie de entrelaces de  la carretera, es escuchado hasta más de 300 metros de distancia.

Eran cerca de las 7:30 de la tarde del 11 de abril y ya comenzaba a obscurecer, cuando llegaron hasta el sitio policías municipales, ministeriales, estatales y soldados. Descubrieron el cuerpo de la niña de 5 años.

Ropa de mezclilla de color azul con encaje de color amarillo, suéter blanco y sin calzado, arropaban el cadáver de la niña rubia tirada sobre el piso.

“Tengo una hija de 5 años”, dijo uno de los jefes policiacos, observando el frágil cuerpo de Ashley. Se le salieron las lágrimas al agente, mientras el resto de sus compañeros anonadados, se miran entre sí. No sabían cómo responder ante el atroz crimen. Dos disparos a una infante de 5 años de edad.

El silencio se apodera de todos.
El rostro de los policías habla por sí solo, y refleja un estado emocional de preocupación, rabia y zozobra. Aunque no lo dicen o lo comentan abiertamente, es evidente que en ese momento se resistían a creer lo que estaban observando, fueron testigos del grado de descomposición social, de la violencia cruenta en Baja California Sur.

Fue el 11 de abril cuando un grupo de secuestradores, terminó por ejecutar a su víctima al descubrir que eran buscados por la policía después de haber pactado en un intento de rescate –con los padres del infante– que el caso no sería llevado a las autoridades.

Un mal manejo de la crisis, en un intento desesperado por rescatar a la niña, la llevó a la muerte segura cuando ni siquiera concluía el tercer año de su educación preescolar.

La autoridad conoció del plagio y emprendió un operativo de rescate. Buscaron a los secuestradores en la zona donde ocurrió el delito y sus alrededores. Abiertamente convoyes policiacos instauraron retenes, filtros, operaciones de búsqueda.

Incluso envió la Procuraduría un boletín de prensa alertando sobre el secuestro. Reporteros lo retomaron en sus medios y así lo publicaron.

 Ahora la autoridad hace corresponsables de la muerte de Ashley a los comunicadores, en un intento por justificar su actuación.

El secuestro
Los padres de Ashley Ruiz Avendaño, regresaban de un convite de Cabo San Lucas, Baja California Sur, cuando su hija fue secuestrada.

Durante más de media hora, el papá de la infante de 5 años, César Omar Ruiz Olmos,  manejó su camioneta de color gris tipo Cruice, acompañado de su esposa, Rosenda Avendaño Ojeda.

Eran cerca de las 12:30 de la madrugada del 11 de abril, cuando llegaron y estacionaron el vehículo dentro de la cochera de la casa localizada sobre las calles Veracruz y Nayarit de la colonia San José Viejo de la ciudad de San José del Cabo.

El padre bajó de la camioneta sin placas de circulación y vidrios polarizados, y posteriormente cargó en sus brazos a la niña, mientras su madre, metía la llave a la chapa de la puerta de acceso a su casa de color verde. Giró la perilla, empujó la puerta y caminó acompañada de su marido unos pasos. Encendió la luz de la casa.

Lo primero que observaron fue a cinco personas vestidas de negro, encapuchadas y armadas. Ya los esperaban en su hogar. Los intrusos los invitaron a entrar y cerraron la puerta de acceso a la residencia.

La pareja no tuvo más remedio que obedecer y preguntar sobre su presencia en su hogar. Lo primero que se vino a la mente de las víctimas fue que se trataba de un asalto, porque los maleantes arrebataron la bolsa a la dama, y le quitaron todo lo que tenía de valor –relojes y joyas.

Después los encapuchados arrebataron de los brazos del padre a la niña, y una vez controlada la situación –cuando cayó la menor en sus manos—, pidieron 2 millones de pesos, a cambio de regresar a la pequeña.

Les advirtieron a los padres de Ashley que estuvieran atentos a sus llamadas telefónicas, porque se pondrían en contacto a la brevedad.

Los secuestradores dejaron otra consigna: ninguna palabra a las autoridades, porque actuarían contra la niña, y no la volverían a ver.

Los maleantes entonces sometieron a los padres y los amarraron de pies y manos con cinta industrial de color gris, tomaron las llaves de la camioneta –en la que acababan de llegar– y se retiraron amparados bajo la obscuridad de la madrugada.

Los secuestradores salieron de la casa y únicamente transitaron dos cuadras hacia abajo del domicilio a bordo de la camioneta.

En una bocacalle, ya los esperaba otro de sus cómplices en una Suburban de color verde, sin placas de circulación y vidrios polarizados, la abordaron y huyeron.

El despliegue
Lo primero que hicieron los padres de la niña –una vez secuestrada— fue dar aviso a las autoridades. Hasta entonces, no tenían mayores referencias de los presuntos responsables, más que su altura aproximada, rasgos físicos y tono de voz.

 Los agentes encontraron la camioneta de los esposos, abandonada cerca de la casa. Sospecharon entonces que los delincuentes vivían cerca de la residencia de Ashley en la colonia San José Viejo.

Fue entonces que emprendieron un operativo de búsqueda con gran despliegue de fuerza y presencia.

Desde La Paz llegaron decenas de policías ministeriales y de la policía estatal preventiva para sumarse a la investigación del caso. Solicitaron el apoyo del Ejército Mexicano y la Marina.

Sobre la carretera instalaron puntos o filtros de revisión en diferentes partes, incluidas las salidas de Los Cabos hacía La Paz, mientras otras unidades policiacas, marcaban el alto a vehículos sospechosos en circulación, y bajaban a sus tripulantes, sobre todo si iban niñas a bordo.

En la tarde-noche del día del secuestro, la Procuraduría General de Justicia del Estado, hizo llegar a todos los cuerpos policiacos un exhorto con la media filiación de la niña, y ofreció los detalles del secuestro.

Por la noche de ese día ya se sabía prácticamente en todo Baja California Sur, del secuestro de Ashley.

La autoridad buscó la colaboración de la sociedad para encontrar a secuestradores y plagiada.

Pero ni los filtros, ni los retenes, ni los llamados, fueron certeros.

La ejecución
16 horas después del secuestro, los plagiarios de Ashley la asesinaron.

De acuerdo a la autopsia a la niña le arrancaron la vida entre la 1 y las 2 de la tarde del 12 de abril. La habían secuestrado las 7:30 de la noche de un día antes.

Dos balazos dieron los hombres criminales a la cabeza de la menor. Después, arrojaron su cuerpo al arroyo El Tule.

La niña ya había sido asesinada cuando los plagiarios se comunicaron con los padres para hacer el intercambio. Es evidente que no tuvieron la intención de regresar con vida a la menor.

 Los hombres que participaron en el secuestro decidieron acabar con la vida de la pequeña.

Sin saber que su hija ya había sido muerta, los padres acordaron con los secuestradores entregar el dinero a las 2:20 en punto sobre las calles 16 de septiembre y Josefa Ortiz de Domínguez en la colonia de San José Viejo.

Hasta ahí llegaron cuatro de los implicados, y recogieron un paquete que simulaba ser el dinero. Justo en ese momento fueron detenidos por los policías.

Algunos de los implicados intentaron huir, y en medio de esa confusión, se desató una balacera entre policías y uno de los delincuentes –el identificado como autor material del crimen de la niña— que posteriormente recibió un balazo entre el esternón y el colon que atravesó su cuerpo.

El herido fue trasladado de inmediato al hospital general de San José del Cabo, mientras el resto de los detenidos, era llevado a declarar a la Procuraduría General de Justicia del Estado.

En el interrogatorio los presuntos responsables se negaron primero a reconocer su participación, pero cerca de las 7 de la noche del 12 de abril, finalmente hablaron.

Confesaron que ya habían matado a la niña, y ofrecieron datos específicos sobre el paradero del cadáver.

Después de conocer la información, un equipo de criminalística y de periciales, así como agentes policiacos y hasta militares, se trasladó al lugar para levantar el cuerpo.

Antes los policías fueron y detuvieron a un implicado más que resultó ser el empleado de confianza de la pareja en un negocio de venta de autos usados llamado “Millenium”, responsable de haber entregado a los secuestradores toda la información de las víctimas, desde copia de los estados financieros del banco, hasta costumbres, horarios.

Las confesiones
Los secuestradores –una vez detenidos— confesaron que la madrugada del secuestro, sólo portaban un arma real. El resto de las armas largas y cortas, eran de plástico.

Que pretendían repartir el botín entre todos los participantes en partes iguales, y que el empleado de la pareja, hasta había sacado dos unidades vehiculares de la yarda de las víctimas para perpetrar el secuestro, señalando un vehículo Neon de color blanco y una Suburban verde, incluso que el trabajador de las víctimas les entregó dinero para la gasolina, comunicaciones y otros gastos.

Hoy se sabe, los padres de la niña son propietarios de dos negocios de venta de autos usados, de una casa de empeño y de una flotilla de peseros o camiones urbanos en San José del Cabo y Ciudad Constitución.

Durante una breve conferencia de prensa, Gamill Arriola Leal, encargado de la Procuraduría de Justicia, proporcionó los nombres de los detenidos en este caso:

1.- Luis Alberto González Rincón “El Cid” o “El Matón”, presunto autor material del asesinato de la niña, y de 17 años de edad, originario de Tijuana, Baja California.

2.- Saúl Sotelo Perea “El Chuma”, presunto autor intelectual del secuestro y empleado de las víctimas. Originario de Guasave, Sinaloa, y de 24 años de edad, responsable de haber proporcionado la información de los padres de la niña Ashley y la logística del operativo, así como vehículos, celulares, dinero, gasolina, pasamontañas, vestuarios y hasta el arma Uzi utilizada en la ejecución del infante.

3.- Juan Manuel Amezcua Hernández, copartícipe, y de 23 años de edad, originario de Tijuana, Baja California.

4.- Francisco Javier Razo Figueroa “El Pollo”, copartícipe, y de 24 años, originario Guanajuato y proveniente de Tijuana, Baja California.

5.- Jesús Villa Coronel “El Compadre Chuy”, copartícipe, y de 33 años, originario de Baridaguato, Sinaloa.

Dos de los cinco detenidos –Razo y Villa— llegaron justamente hace tres meses a participar e integrarse a la campaña política de los candidatos a gobernador y alcalde de Los Cabos del PRD, Luis Armando Díaz y Tony Agúndez, según confesaron a la policía cuando fueron cuestionados sobre su presencia en el estado y su actividad.

Al cierre de esta edición, ZETA logró corroborar que tres de los cinco detenidos tienen antecedentes penales en Baja California por los delitos de asalto a mano armada, robo de vehículos y narcomenudeo.

Otro más es fugitivo de Estados Unidos por el delito de homicidio e intento de homicidio en el año 2006.

Los cinco minutos de la conferencia de prensa del encargado de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Gamill Arriola Leal, ofrecida el 12 de abril, no fueron suficientes para esclarecer y despejar muchas dudas sobre el caso, ya que cuando el titular fue cuestionado si los medios de comunicación eran culpables del homicidio de la niña, se molestó y se salió dando tremendo un portazo.

 “El Compadre Chuy”
 Fugitivo de los Estados Unidos, uno de los asesinos

 Jesús Villa Coronel “El Compadre Chuy”, es uno de los implicados en el secuestro y ejecución de la niña Ashley Ruiz Avendaño.

Es un delincuente consumado, que tiene en su historial investigaciones por tres homicidios perpetrados en San Diego, California, Estados Unidos de acuerdo a la lista de los fugitivos más buscados en la Unión Americana.

El 22 de junio de 2006, la policía norteamericana comenzó la búsqueda “El Compadre Chuy”, como presunto responsable de dos tiroteos, donde murió su primo de nombre José Pillado y una mujer embarazada de nombre Martha Elizondo y su hijo no nacido de 7 meses.

Se supone que en una sola madrugada, Jesús Villa Coronel consumó el triple asesinato.

A las 4:45 de la madrugada dentro de la casa de Martha Elizondo fue el primer ataque, según el hermano de la víctima, quien escuchó ruidos dentro de su casa, despertó y por la ventana vio a un hombre subirse a un vehículo y huir.

 La puerta de la habitación de su hermana estaba abierta. La vio entonces recostada sangrando del cuello. Se acercó a Martha, le preguntó quién le había disparado y ella respondió: “El Compadre Chuy”.

Cuando la mujer y su hijo no nacido eran declarados muertos en un hospital de San Diego, California a las 6:30 de la mañana, Villa Coronel, asesinaba a otra persona.

Descargó su arma 9 mm contra José Pillado –su primo– y lo dejó muerto en el asiento delantero de su carro.

En la investigación, detectives descubrieron una conexión entre los dos ataques, y ubicaron a “El Compadre Chuy” como el responsable.

La policía de San Diego todavía busca a Jesús Villa Coronel por los cargos de asesinato.

Hoy, en manos de la procuraduría de justicia del estado, el delincuente será juzgado en México por el crimen de la niña Ashley.

Tres averiguaciones previas y tres órdenes de presentación
 Asesinos de Ashley, eran buscados en Tijuana

Tres de los cinco secuestradores y asesinos de la niña Ashley Ruiz Avendaño, tienen un amplio y negro historial criminal en Tijuana, Baja California.

Los delincuentes están relacionados con varios casos de portación de arma de fuego, robo con violencia, amenazas, pandillerismo, venta de droga y prostitución.

Tienen antecedentes penales y han purgado condenas por varios delitos. 

Los antecedentes y expedientes:

Francisco Javier Razo Figueroa, “El Pollo”.- Según los expedientes 5146/2007, esta persona purgó una condena por portación de arma de fuego de uso exclusivo del ejército y las fuerzas armas, en el Cereso de Tijuana en el año 2007.

El expediente que se abrió en su contra es el 5146/2007. Su carrera delictiva inició a los 18 años de edad.

El 31 de marzo del 2004 estuvo preso por participar en agresiones contra personas en la vía pública a través del pandillerismo, y el 28 de febrero del 2008, estuvo detenido por venta de droga y trata de blancas o prostitución.

Juan Manuel Amezcua Hernández.- Según el expediente 3458/2010, purgó una condena por portación de arma de fuego de uso exclusivo del ejército y las fuerzas armadas en el Cereso de Tijuana en el año 2010.

Actualmente está relacionado con la averiguación previa número 2517/10/206/AP en la agencia del Ministerio Público de la PGJE de BC por los delitos de asalto a mano armada y portación de arma de fuego en agravio de los negocios “La Sociedad” y “Abarrotes 5 Hermanos”.

El 15 de marzo de 1987 estuvo recluido en un centro de rehabilitación para drogadictos y alcohólicos. El 11 de febrero del 2007 fue detenido por la policía municipal por mendingar.

Jesús Villa Coronel, “El Compadre Chuy”.- Según la averiguación previa 9791/02/206/AP, esta persona está relacionada con una investigación por el delito de amenazas cometido el 27 de diciembre del 2002, contra su padre, Jesús Rafael Villa Coronel.

 Actualmente tiene tres órdenes de presentación en su contra giradas por el Juzgado Tercero de lo Penal en los años 2005, 2006 y 2007. Los números de control de las órdenes giradas son 64087 (fecha 12/07/22005), 73250 (fecha 14/09/2006) y 75116 (fecha 18/01/2007).

 Mientras terminan de integrar la averiguación previa en la PGJE
Arraigados en La Paz quienes confesaron crimen

Los detenidos y confesos participantes en el secuestro y asesinato de la niña Ashley fueron enviados a un centro de arraigo de la Procuraduría General de Justicia del Estado en la colonia Ruiz Cortines de La Paz, Baja California Sur.

El arraigo fue determinado por 30 días, de acuerdo al Juzgado Segundo de lo Penal.

Bajo fuertes medidas de seguridad, los detenidos fueron trasladados de San José del Cabo hasta La Paz, como una medida para ser resguardados, y posteriormente, consignados en tanto se termina de integrar la averiguación previa correspondiente.

El señalado como autor material del crimen fue herido de bala en la persecución para aprehenderlo, y como sus lesiones tardarán más de 15 días en sanar, estará hospitalizado hasta su total recuperación.

Hoy se sabe, el delincuente fue trasladado del hospital general de San José del Cabo hasta el hospital general “Juan María de Salvatierra” de La Paz, donde permanecerá en calidad de detenido.

Datos entregados a ZETA expusieron que la averiguación previa aún no terminaba de ser integrada al cierre de esta edición ya que después de haber descubierto el cuerpo de la niña y haber declarado todos los detenidos, todavía estaba pendiente un cateo en el domicilio usado por los criminales como casa de seguridad.

La vivienda está localizada en el callejón 12 de Octubre e Independencia de la colonia San José Viejo, y se trata de un departamento, donde se encontraban escondidos los uniformes y capuchas, así como armas de plástico y una pistola de verdad.

De hecho el propietario de los departamentos –en la confusión— también fue detenido en el operativo pero posteriormente liberado al comprobarse que no tenía que ver en el secuestro y únicamente rentaba una habitación a los maleantes que usaron de casa de seguridad.

Familiares piden justicia
Niña fue enterrada en Comondú

El cuerpo de la niña Ashley fue trasladado el 13 de abril de San José Viejo a Ciudad Constitución para ser velada por su familia y, posteriormente, enterrada –un día después— en el panteón de esa ciudad.

Los padres son originarios de esa población. La mayor parte de su familia vive en el corazón agrícola de Baja California Sur, y hace más de 10 años, la pareja emigró hasta Los Cabos, en búsqueda de nuevas oportunidades de vida.

La suerte había sonreído al matrimonio de César Omar Ruiz Olmos y Rosenda Avedaño Ojeda, pero el destino les arrebató algo más que los bienes y propiedades que pudieron acumular a lo largo de todo este tiempo: la vida de su hija.

Los restos de la niña de 5 años de edad llegaron alrededor de las 7 de la tarde del 13 de abril al municipio de Comondú y fueron velados en un domicilio particular localizado sobre la calle Felipe Ángeles a un costado de la escuela primaria “Alfredo Green González” de la colonia Pueblo Nuevo de Ciudad Constitución, Baja California Sur.

Familiares y amigos estuvieron con los padres de la niña.
Durante una breve entrevista con ZETA, algunos familiares solicitaron que se aplicara todo el rigor de la Ley contra los presuntos responsables y se les imponga un castigo ejemplar.

Los familiares la recordaron como una niña inteligente, juguetona y extrovertida que era el centro de atracción de toda la familia, líder de sus primos.

La mañana del 14 de abril, el cuerpo de la niña fue enterrado, en medio de gritos de dolor y llantos de sus familiares, algunos de los cuales sufrieron desmayos por la lamentable pérdida de la infanta, que es otra víctima más de la violencia que azota el estado y el país.

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