Esta vez no fueron jornaleros, sino
operadores de tractores y máquinas los que iniciaron un paro en BerryMex el
lunes 29 de agosto que terminó al día siguiente. “Las condiciones son infrahumanas”, dijo un
líder sindical. “La empresa les explicó que es la mejor paga, y ellos lo
reconocieron”, afirmó José Lara, procurador de la Secretaría del Estado
Casi con las mismas
exigencias y consignas con las que estalló la rebelión de jornaleros en el
Valle de San Quintín hace un año y medio, el lunes 29 de agosto a las cinco de
la mañana, trabajadores de la empresa BerryMex iniciaron paro de labores por
tiempo indefinido.
Para las once de la mañana
del día siguiente platicaron con los patrones, pararon la protesta y reanudaron
labores el miércoles 31, con el respectivo pago de los dos días caídos.
Denunciando nuevamente trato
de esclavos, violación a sus derechos humanos y falta de seguridad social,
medio centenar de trabajadores y sus allegados se apostaron afuera de las
instalaciones de la filial de Driscoll´s, encabezados por el secretario general
del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas (SINDJA), Lorenzo Rodríguez Jiménez, y la
reaparición de Fidel Sánchez, vocero principal de la Alianza de Organizaciones.
El pliego de peticiones
fueron: aumento salarial de 224 a 300 pesos, equipo de seguridad para trabajar
con máquinas y manipular pesticidas, destitución del jefe de área de máquinas,
Óscar Mayren, reinstalación de siete trabajadores despedidos y reconocimiento
al recién creado Sindicato de Jornaleros.
La particularidad de este
paro es que no fue encabezado por jornaleros, es decir, con trabajadores del
surco, sino con operadores de tractores y máquinas los que, se supone, son los
mejor pagados en las agroindustrias. Alrededor del 80 por ciento de los
maquinistas de BerryMex escenificaron la protesta.
“Las condiciones son
infrahumanas, si así son tratados los maquinistas, ¡cómo tratarán a las personas
que están entre los surcos!”, ilustró Lorenzo, el joven líder sindical. Y
amenazaron con paro indefinido, convocando nuevamente con carros de sonido en
las colonias y advirtiendo una manifestación que se triplicaría los días
siguientes.
“Yo no diría ‘cómo tiene
BerryMex a sus trabajadores’, yo diría, ´¡cómo hoy tienen los trabajadores a
BerryMex!’, los operadores de máquinas, los choferes de la pipas, de los
troques, de los camiones de personal, hoy pusieron en jaque a BerryMex”,
vociferó Fidel Sánchez.
Dijo que a pesar de ser
personal de confianza, los maquinistas sufren las mismas violaciones a sus
derechos laborales, al igual que los jornaleros, quienes se estarían sumando en
próximos días a la manifestación para
evidenciar una vez más cómo la empresa extranjera Driscoll´s, amparada por la
corrupción de las autoridades mexicanas, violenta la Ley con acciones por las
que en Estados Unidos sería severamente sancionada.
“Huyen de las leyes de su
país para llegar a explotar a los seres humanos que estamos de este lado, y la
prueba está que a más de un año ¿qué es lo que ha hecho la Secretaría del
Trabajo del Gobierno del Estado? No han hecho nada, por eso ahora los choferes
y operadores tiene de cabeza a BerryMex, y esto va a empeorar el día de mañana”.
A la protesta también se
sumaron algunos maestros de la resistencia, como Gloria Glacida, ex jornalera,
quien refirió que las canastitas de frutas que salen de San Quintín se venden
de 6 a 9 dólares en el mercado, el equivalente a lo que le pagan a un trabajador
del campo por una jornada de doce horas.
Igualmente calificó de una
burla los cheques por 12 pesos o hasta 2 pesos por concepto de “utilidades” que
BerryMex entregó a los empleados.
Mencionó a alguno de los
patrones “famosos” por maltratar y humillar a los jornaleros:
Wilfrido Cortés del rancho
“El Chapala”, Manuel Santiago del Rancho “Sky”, Octavio Juárez, Ana Santiago.
Repitió la amenaza del boicot internacional contra Driscoll´s:
“Esto apenas es el inicio”.
Ridiculos pagos de utilidades Juanito Hernández, vocero de la Alianza de
Jornaleros y ex candidato suplente a diputado, había amenazado que para el
martes 30 de agosto los manifestantes ya
no iban a caber en la entrada a la empresa, sumándose al repudio contra
los patrones: “La gente ya está acostumbrada a sufrir frío, calor, no le
tenemos miedo a estos movimientos, es gente del campo, queremos recuperar
nuestra dignidad”.
CONSUMO DE DROGAS
La amenaza de los
trabajadores inconformes fue echarles a perder con el paro 60 hectáreas de
fresa – algo así como 180 toneladas con un valor de más de 5 millones de
dólares- de la actual temporada, si no se cumplían cuatro exigencias puntuales:
un aumento salarial del 34 por ciento; dotación de mascarillas, overoles,
guantes, botas y demás para protegerse del clima y los pesticidas; restitución
de siete trabajadores, y la destitución del jefe de área Óscar Mayren, por el
trato déspota e inhumano que les confiere.
Desde el 22 de agosto, las
peticiones fueron ignoradas por la empresa, además de advertirles que cualquier
arreglo solo lo harían a través del sindicato de la Confederación Regional
Obrera Mexicana (CROM), por lo que una
semana después, los maquinistas emprendieron una marcha de seis kilómetros por
la Carretera Transpeninsular hasta llegar al Ejido Emiliano Zapata.
El aliancista Fidel Sánchez
aseguró que en ese tenor los operadores de máquinas se acercaron -y afiliaron-
al Sindicato de Jornaleros.
Según información obtenida
con la empresa y por parte del gobierno, la inconformidad de los trabajadores
empezó cuando fueron despedidos 15 maquinistas, nueve de ellos porque dieron
positivo en los exámenes antidopaje -situación que no mencionaron los
manifestantes-, y el resto por diferentes motivos.
De los nueve señalados por
adicción, se inconformaron ocho y volvieron a pedir examen.
Ocho arrojaron “positivo”, y
solo uno que salió “negativo” no fue despedido.
Los “positivos” terminaron
por reconocer el uso de drogas y ya ni alegaron, se les liquidó conforme a la
Ley.
En total, fueron 30 los
maquinistas en paro porque, aprovechando la coyuntura, se sumaron para manifestar contra el hostigamiento y medidas rígidas que
les ha impuesto el jefe de máquinas, ingeniero Óscar Mayren, desde que llegó al
puesto.
“Los maltrata
psicológicamente, no hace su trabajo como debe, no tiene la experiencia que se
ocupa como encargado, estamos pidiendo su renuncia”, habría anunciado el líder
del Sindicato de Jornaleros.
SE ARREGLARON SIN SINDICATO
Finalmente, el martes 30 de
agosto a las once de la mañana, la empresa y los trabajadores, sin intervención
del sindicato, llegaron a un acuerdo, según informó a ZETA el procurador de la
Secretaría del Estado, José Lara, instancia que solo fungió como testigo.
El funcionario narró que el
compromiso por parte de la empresa fue cambiar de área al supervisor Mayren, ni
siquiera despedirlo, y revisar detenidamente cada uno de los casos de siete
trabajadores despedidos por diferentes causas, e incluso considerar a los
“positivos” en drogas para otras áreas que no sean el manejo de máquinas.
De las demás peticiones como
aumento salarial, reconocimiento del sindicato, ni siquiera se mencionó por
ninguna de las partes.
“El detalle es que se
extralimitó la relación entre los trabajadores y específicamente un encargado
de área, algo normal, lo que sucede en cualquier empresa cuando llega una
persona nueva a un área y pone algunas medidas, y los trabajadores ya están
acostumbrados a un esquema anterior, eso generó ciertas diferencias y roces
entre ellos, y la situación ya había llegado al límite”, explicó el funcionario
del Trabajo.
En resumen, dijo que fuera de
que la empresa no había hecho eco a la molestia de los trabajadores que de
manera individual habían planteado cada uno de ellos, el problema en sí fue
meramente administrativo, interno, pero deciden parar labores “y se complica el
tema porque la región San Quintín es delicada por lo que ha sucedido en años
anteriores, entonces empieza a prender el asunto de una manera especial, pero
realmente era muy ordinario, muy común en cualquier empresa; platicar, hacer
ajustes, y seguir adelante”.
De la petición del aumento
salarial, aseguró Lara, ni se acordaron, toda vez que la mayoría de ellos gana
340 pesos al día y el año pasado recibieron un aumento del 30 por ciento:
“La empresa les explicó que
es la mejor paga, y ellos lo reconocieron”.
Igualmente sin mayor problema
BerryMex accedió pagarles los dos días que no laboraron y no buscar
represalias:
“Pues vénganse a trabajar
muchachos”, les dijeron con una palmada en la espalda:
“La mayoría de ellos tienen
antigüedad, son conocidos de los directivos, son vecinos, compañeros, se hablan
de una manera muy franca, muy cordial”.
El funcionario de la
Secretaría del Trabajo afirmó que fueron los mismos trabajadores los que
decidieron no permitir el acceso a la mesa de trabajo con los directivos de
BerryMex, para ello nombraron una comisión de diez de los empleados, en cambio,
sí pidieron la presencia de funcionarios de esa instancia estatal.
Entonces, del tema del
reconocimiento al Sindicato de Jornaleros nadie se acordó:
“Eso no se va a negociar en
una plática dentro de la empresa, y esa será una lucha que deberán llevar los
sindicatos”.
NO ERA PARA
TANTO
“Mira, eran demandas muy
sencillas las de los trabajadores”, respondió a ZETA Lorenzo Rodríguez Jiménez,
líder del SINDJA, ya en un tono muy
diferente al día anterior en que habían arrancado el paro. “Lo que estábamos
buscando es que se pudieran atender esas pequeñas demandas del grupo de
trabajadores, los maquinistas, no son personas que piscan”.
Ratificó que el martes al
mediodía se levantó el paro, mencionando como logró el que se removiera al jefe
que los molestaba. Del sueldo comentó:
“Ellos están ganado igual que
las personas del surco, aunque se supone que son más capacitadas, por la
responsabilidad de las máquinas, pero ahí sí no pudimos hacer mucho porque no
los tienen categorizados como maquinistas, son personas que el talón de cheques
aparecen como jornaleros. Quedó pendiente el tema. Y de los trabajadores
despedidos, se va checar caso por caso”.
Un tanto solo, encabezando la
protesta, se advierte el joven jornalero Lorenzo, nombrado secretario general
del SINDJA y respaldado por Fidel Sánchez de la Alianza de Jornaleros, cuando
el resto de los voceros se disgregaron.
Lucila Hernández, quien se separó
de ellos alegando machismo por parte de los aliancistas; Justino Herrera, uno
de los más aguerridos y el primero que evidenció la ruptura y ahora encabeza
las causas de los almejeros en el valle; y Enrique Alatorre, quien formó otro
sindicato y aclaró a este medio que ellos se sumaron al último paro.
“La verdad yo no me uní a ese
paro porque la verdad estoy en contra de los rollos que hace la Alianza, yo veo
que lo hacen siempre por donde hay chanza de sacar una feria, y a mí no me
gusta engañar a la gente”.
Respecto a las condiciones
laborales en los campos de San Quintín, aceptó que continúan iguales, pero que
su sindicato seguirá buscando se cumplan los compromisos de seguridad social,
aguinaldos y demás prestaciones, y que ya hay hasta tres empresas agrícolas
interesados en trabajar con el sindicato que encabeza:
“Porque están viendo que
nosotros no los miramos como monstruos”.
(SEMANARIO ZETA/ JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ /LUNES, 5
SEPTIEMBRE, 2016 12:00 PM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario