martes, 8 de septiembre de 2015

LA AMBICIONADA DIRECCIÓN DE SEGURIDAD PÚBLICA MUNICIPAL DE GUAYMAS


En su camino a transformarse en Tlatoani conforme a los ritos del sistema político mexicano el alcalde electo Lorenzo de Cima Dworack, va a resentir las presiones que conlleva la conformación de su gabinete.

Los grupos de presión y de interés en el municipio que va a gobernar a partir de la segunda quincena de septiembre. Seguro que no a todos dejará contentos.

Cuando el sociólogo alemán Robert Michels, acuñó en su libro “Partidos Políticos” su teoría de “la ley de hierro de la oligarquía”, hablaba de la existencia de un grupo dominante que se imponía su voluntad al final de cuentas sobre los demás y de eso hay constancia de sobra en el puerto, independientemente del partido que formalmente ejerza el poder.

EL MONOPOLIO DE LA FUERZA LEGÍTIMA

Una de las características del Estado como entidad soberana es que detenta el monopolio de la fuerza legítima, sostenía Max Wreber.

En ese entendido a los municipios según el régimen federalista corresponde prestar el servicio de policía preventiva en su geografía a través de un cuerpo profesional de seguridad pública, con sus mandos y estructura, propia de toda organización que se respete.

Al margen de la maraña legal que regula su actuar y de la aspiración a contar con una policía científica, en torno a la dicha corporación se tejen una serie de intereses que imponen su dinámica. Legales unos, ilegales otros, lo cierto es que su funcionamiento depende de la habilidad, liderazgo, ímpetu, valores y compromisos de quienes están al frente.

CUANDO EL PASADO NO FUE MEJOR

Algo raro tiene el pretendido cargo cuando hubo administraciones en que el titular de Seguridad Pública no terminó por diversas razones su encargo.

Durante el gobierno del Concejo Municipal panista (1991-1994) José Manuel Sánchez Fuerte, el entonces director, falleció en un accidente. Jorge “Coco” Velderraín con Mundo Chávez, no aguantó la presión de El Barzón por los cocolazos propinados a Joel “Teco” Mendoza y dejó el cargo.

Oscar Villa Encinas, salió del puesto junto con Sara Valle en 1999 al revocar el Congreso del Estado su mandato como alcaldesa. El alocado tipo quiso armar a los policías para oponerse, pero le cayó la voladora.

Con Bernardino Cruz, una rebelión de policías tumbó a Francisco Ricardez “El Chespirito”. En la administración de Carlos Zataraín, Oscar Barragán “El Pañal” se mantuvo todo el trienio e igual pasó con Oscar Villa en el mandato del Toño Astiazarán.

Ya en el gobierno de César Lizárraga Hernández, Librado “Negro” Navarro, abandonó el encargo en medio de señalamientos en contra del secretario de la comuna Alonso Arriola, cuate del entonces alcalde.

El caso de Otto Claussen, es digno de análisis, pues no pudo colocar a su favorito al cargo Gianco Urías, al no pasar este el examen de confianza y hubo de mantener por ello como jefe policíaco Francisco Vidaurrázaga Soto, quien deja el puesto por la puerta de atrás y con amparo en mano. Ahora sí el retiro del Colorado parece evidente.

MUCHOS TIRADORES Y UN SOLO TAPADO VERDADERO

Por todo ello, la titularidad de la Dirección de Seguridad Pública Municipal es un cargo ambicionado por propios y extraños. De ahí el gran número de tiradores a ese buscado cargo.

Por eso el desfile de nombres al puesto va en ascenso. Por lo pronto suenan Oliver Flores Bareño, Efraín Godínez, Carlos Cortez y José Bolaños Castro.

Se dice que Manuel “El Papo” Vázquez, delegado del Autotransporte en el municipio, es impulsado por el clan de los hermanos Valdez (El Neto, Marcos y Luis), quienes le metieron lana a la campaña del Chencho.

Sin embargo, también se afirma que el “bueno” es alguien de Hermosillo, en una especie de tapadismo a la vieja usanza priísta pa´no quemar al “elegido” por el dedo del señor.

Que en el cuerpo policíaco imperan los vicios, la indisciplina y las mañas, nadie lo puede negar. Que el servicio se puede mejorar en mucho también es cierto. La cuestión es entrarle y tomar el toro por los cuernos ante los intereses creados y enquistados.

La clonación de una patrulla representa la punta del iceberg de los problemas que envuelven a esa Dirección.

Elegir al mejor hombre para sacar el buey de la barranca y presentar a cabildo una terna aceptable es responsabilidad de Lorenzo de Cima y de nadie más.

Si se falla, también.


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA “LA VIÑA DEL SEÑOR” / 04 Septiembre 2015, 16:05)

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