El pronóstico climático genera alerta y
desinformación con la presencia en la región. No se trata de un diluvio de seis
meses, pero hay la posibilidad de que en el próximo medio año se presenten
fuertes chubascos, similares a los de 1997. ¿Dónde y en qué cantidad?, es
también una incógnita que ni los expertos pueden responder
Si se cumple su ciclo de
desarrollo, “El Niño” puede manifestar su potencia sobre Baja California en los
próximos seis meses.
Pero el registro de fuertes
aguaceros no es un hecho, hay un 60 por ciento de probabilidad de que se
presenten lluvias atípicas.
Si bien es cierto, la
dimensión alcanzada en 2015 hacen preverlo como “un ‘Niño’ fuerte”, similar al
de 1997, en la actualidad existen condiciones climatológicas que podrían
contrarrestar su efecto y prolongar por quinto año consecutivo la sequía; el
riesgo de esto último es de un 40%.
Pero con cuatro años de
sequía recurrente, escasa infraestructura pluvial y una topografía susceptible
a inundaciones, la sola posibilidad de que en la región se presenten lluvias
copiosas pone en alerta a las autoridades y causa alarma entre la población.
La incertidumbre se amplía al
no poder los expertos precisar cuándo, dónde y de qué nivel serán los
chubascos.
De lo que sí están seguros,
es que el de este año se trata de un fenómeno robusto, con la perspectiva de
generar durante la temporada de lluvia un nivel de precipitación de hasta 600
milímetros, 350 milímetros más que lo registrado en un periodo normal.
¿QUÉ ES “EL NIÑO”?
De acuerdo a su magnitud,
puede generar lluvias de moderadas a fuertes, sin llegar a ser un huracán.
“El Niño” es un fenómeno
atmosférico que causa anomalías en la temperatura, explicó Cuauhtémoc Turrent,
investigador del Departamento de Oceanografía Física del Centro de
Investigación científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).
Si en un periodo de al menos
tres o cuatro meses consecutivos, la temperatura del Océano Pacífico Ecuatorial
-a unos 5 mil kilómetros de distancia de Baja California-, se mantiene por
arriba del valor promedio de la temperatura, en 1.5 grados Centígrados o más,
se forma una gran masa de agua caliente, fenómeno al que se le ha dado por
nombre “El Niño”.
Pero no todos los “Niños” son
iguales, su magnitud varía. Cuando hay un fenómeno bien desarrollado, como el
de este año, la probabilidad de tener el doble de lluvia a un periodo normal,
es de un 60%.
De acuerdo con registros
históricos, existe un desfasamiento promedio de 15 años entre los “Niños”
intensos documentados en la última mitad del Siglo XX. Dadas las condiciones
del actual, permite asemejarlo al de 1982 y 1997.
El modelo de este año es afín
al de 1997, cuando el calentamiento del agua del Océano llegó hasta los 2.5
grados arriba de su temperatura normal, condición que genera mucha humedad en
la atmósfera.
“La conjunción de alta
temperatura y aire frio con humedad, hace que el aire frio condense las
moléculas de agua, produciendo lo que conocemos como lluvia”, explica el
científico.
Por eso se espera que esta
temporada de otoño-invierno sea diferente a las anteriores, con un nivel de
precipitación pluvial de hasta 600 milímetros.
“Lo que no sabemos es dónde
va a caer esa agua ni de qué forma, si van a ser lluvias torrenciales, por
horas, si se va a esparcir por días o suavemente”, anotó.
Lo único cierto, es que la
gran masa de agua caliente no se va a disipar de aquí a diciembre de 2015,
incluso existe la posibilidad de que se prolongue hasta la primavera de 2016.
LA CONTRAPARTE
Hay un aspecto natural que
podría hacer diferente entre “El Niño” de 1997 y el de 2015, y es el hecho de
que la zona de California -desde San Quintín hasta el norte de San Francisco-
está en medio de una sequía histórica, sin precedente.
“En los registros
instrumentales más antiguos, desde hace 130 años atrás, no se había registrado
una sequía tan severa”, subraya el investigador del CICESE.
Una parte de esa sequía se
asocia a una masa de agua caliente en el Pacífico, frente a California y
Canadá, a cinco kilómetros de altura; su dimensión es del tamaño del Estado de
Alaska.
Se le llama corriente de
chorro y, a diferencia del “Niño”, que produce humedad, este fenómeno genera
vientos calientes muy intensos, causando sequía.
Ambos fenómenos trabajan en
forma contrapuesta y uno podría desplazar al otro, aunque la probabilidad de
que se imponga la corriente de chorro es de un 40%, contra un 60% de “El Niño”.
“En el Departamento de
Oceanografía no tenemos esa respuesta, solo conciencia de que están esas dos
anomalías, agua caliente en el Ecuador y en el Pacífico Norte”, concluye
Cuauhtémoc Turrent.
EL MANEJO DE RIESGO URBANO
Con un fenómeno “El Niño”
presente, “ya no es tiempo para construir más pluviales, sino de limpiar, informar
y coordinar”, opinó Luis Humberto Mendoza Garcilazo, investigador de la
División de Ciencias de la Tierra del CICESE.
De los cinco municipios de
Baja California, por su topografía, Tijuana es el de mayor riesgo.
El problema de Tijuana es que
sus suelos no están bien consolidados y su topografía es muy erosionable, a lo
que hay que añadir que la ciudad se encuentra rodeada de caños y mesetas. Se
tienen identificadas alrededor de 28 subcuencas, de las cuales 22 va a drenar
hacia el Río Tijuana.
Cada una tiene un riesgo
particular, sobre todo porque han sido invadidas con asentamientos humanos.
Como la sequía se ha
prolongado, estos espacios aparentan ser habitables, pero son un peligro
latente, ante una precipitación copiosa se pueden inundar en cuestión de
minutos, “quienes ahí habitan deben estar atentos a los pronósticos de
tormentas, y ojalá se tenga tiempo de evacuar”.
Mendoza advirtió: “Da pena
decirlo, pero quizá vaya a haber pérdida de casas o materiales, el reto será
que no se pierdan vidas humanas”.
Para ello recomendó tanto a
autoridades como ciudadanos, tomar lecciones desde la primera lluvia, “debemos
estar atentos por dónde bajó el agua y hacer un plan de evacuación tomando ese
aspecto como referencia”.
Como en los sismos, la
prevención debe empezar desde casa, mantener limpio los patios, tener muy buena
comunicación con los vecinos, “el agua es muy noble, si la conduces sigue su
camino, si el vecino de arriba forma una ruta para conducir el agua y el vecino
de abajo la continúa, formando una cadena, se podrán evitar muchas
contingencias”, anotó.
Ante las tormentas invernales
que potencialmente pueden causar inundaciones en la región, acotó: “Autoridades
y ciudadanos deben asumir su parte para evitar contingencias”.
UBICAN ZONAS DE RIESGO
Tanto el Gobierno del Estado,
como de los cinco municipios de Baja California, comienzan a coordinarse en
acciones de evaluación y mantenimiento de la infraestructura, así como de
prevención.
A la par de que se ubican las
zonas de riesgo, 285 puntos a lo largo y ancho de todo el Estado, de acuerdo a
información de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano del Estado
(SIDUE).
Manuel Guevara Morales,
titular de la dependencia, precisó que Tijuana concentra la mayor cantidad de
sitios susceptibles a inundación, con 134 puntos localizados; le sigue Mexicali
con 55; 48 más ubicados en el trayecto del acueducto de Mexicali hacia Tijuana;
23 en Ensenada; 21 en Tecate, mientras que en Playas de Rosarito fueron
localizados cuatro.
El gobierno de Francisco Vega
de Lamadrid, como de cada municipio, en coordinación con las fuerzas de rescate
y el apoyo de la Iniciativa Privada, se dice en alerta y aseguran trabajar en
forma coordinada en la realización de trabajos preventivos, dando prioridad a
los puntos focalizados como de riesgo.
Cada municipio traza un plan
de contingencia, ubicando albergues temporales y definiendo rutas de evacuación
de cada zona propensa a inundaciones.
Las fuerzas de rescate como
Protección Civil, Bomberos, grupos de radio ayuda y corporaciones policiacas,
se preparan para apoyar en cualquier contingencia, bajo un protocolo definido.
Esta semana se desarrolló la
primera reunión interdisciplinaria de Protección Civil para definir una
estrategia que permita proteger la seguridad de los bajacalifornianos ante
posibles tormentas atípicas.
En ella, cada municipio
delineó sus puntos débiles y presentó su plan de contingencia.
Tijuana. El gobierno de Jorge
Astiazarán dijo contar con una cobertura de infraestructura pluvial de solo
40%, de la cual un 10% no está en condiciones disponibles.
Esta infraestructura consta
de 29 tanques desarenadores y 480 kilómetros de pluviales, los cuales se
encuentran en proceso de desazolve, indicó Roberto Sánchez, secretario de
Desarrollo Urbano y Ecología, proceso que culminará a finales de septiembre.
Mexicali. En la capital del
Estado, la Comisión Estatal de Servicios Públicos (CESPM) es la encargada de
realizar los trabajos de desazolve en el sistema pluvial, alcantarillado
sanitario y bocas de tormenta; infraestructura que se encuentra interconectada
y capta el agua de lluvia.
Tecate. El gobierno de César
Moreno González de Castilla trabaja en la limpieza de arroyos, pozos y
descargas de pluviales, que permitan el cauce del Río Tecate. Este municipio
cuenta con 14 refugios temporales, ubicados en forma estratégica
Ensenada. Son las comunidades
ubicadas al sur de este municipio las de mayor riesgo de sufrir inundaciones,
por lo que el plan de contingencia del gobierno de Gilberto Hirata Chico se
centra en esa zona.
Playas de Rosarito.
Autoridades del quinto municipio capacitan a los comités de vecinos para que
coordinen a los colonos en rutas de evacuación de las zonas de riesgo, a la par
que desarrolla un programa de limpieza en arroyos, pluviales y bocacalles.
SIN ATLAS DE RIESGOS NI PLAN DE CONTINGENCIA, ENSENADA
ENFRENTARÁ A “EL NIÑO”
La realidad es que la Unidad
de Protección Civil funciona como un cuerpo mutilado. Cinco personas,
incluyendo al director, conforman el área. Varias plazas se encuentran acéfalas.
No cuentan con espacio propio, ni con equipo de radiocomunicación, inclusive
han solicitado a Seguridad Pública los aparatos de radio que desechen. En pocas
palabras, es una oficina resquebrajada, desgastada y sin recursos.
A pesar del convencimiento
que tienen autoridades de gobierno y protección civil sobre el fenómeno
meteorológico de “El Niño” y la fuerza que tendrá -como no se registra desde
hace dos décadas-, no existe para Ensenada un Plan Municipal de Protección Civil.
Sin embargo, sí se tienen
bien detectadas las zonas que más se afectarán con las torrenciales lluvias. Las de siempre: Colonia 89, Los
Encinos, Fraccionamiento Las Rocas, Valles del Puerto, Lomas Verdes y Márquez
de León, con deslaves que terminan inundando la colonia Hidalgo, así como las
avenidas Diamante, Cortés y hasta la Reforma.
Otra zona por razones obvias
identificada como de alto riesgo es Bahía de Los Ángeles, que precisamente el
próximo 16 de septiembre cumplirá un año de haber sido azotada por el huracán
“Odile”, “y prácticamente quedó sepultada”, describió, Arturo Granados
González, director de la Unidad de Protección Civil Municipal.
El funcionario fue llamado a
comparecer ante el Cabildo respecto a las inspecciones realizadas, a fin de
elaborar un Atlas de Riesgos para Ensenada y así determinar el nivel de peligro
en los asentamientos humanos regulares o irregulares.
El último Atlas de Riesgos y
Contingencias data de 2011 y fue elaborado por 23 dependencias; en 2012 se dio
a conocer, pero no se dio importancia. “Hasta ahora, en esta administración lo
tomamos como una prioridad presentada al Consejo Municipal de Protección
Civil”, afirmó Granados González.
Un Atlas de Riesgos está
cambiando constantemente, es vital actualizarlo periódicamente, por lo que,
como puede y con base en reportes diarios de afectaciones, Protección Civil
Municipal lo va diseñando, “no nos podemos quedar detenidos, ver cómo azotan
los efectos naturales es la única forma de elaborar un Atlas”.
Pero de ahí a más no pueden
hacer mucho. Realizan las inspecciones, informan a las personas sobre el
peligro y necesidad de desalojar, o crear obras de mitigación, “pero es caro y
la gente no tiene dinero para hacerlo”.
En realidad la Unidad de
Protección Civil funciona como un cuerpo mutilado. El staff lo conforman nada
más cinco personas, incluyendo al director. Varias áreas de la misma funcionan
acéfalas, aunque en el organigrama no está un jefe administrativo o uno de
operaciones, por ejemplo. De hecho, por falta de presupuesto, esa área siempre
ha trabajado con empleados “prestados” de otras dependencias como Finanzas,
Ecología o incluso Alcoholes. Ahora trabajan con voluntarios, pero advierte el
director de Protección Civil: “En caso de emergencia, no vamos a poder trabajar
con ellos, porque no tienen prima de riesgo, en caso de algún percance, el
Ayuntamiento no puede responder por ellos”.
Solamente cuentan con tres
vehículos para atender inspecciones, incluyendo la unidad asignada al director.
Ni siquiera tienen equipo de radiocomunicación: “Aquí los muchachos y yo usamos
nuestros teléfonos celulares”, por lo que incluso el titular está pidiendo a
Seguridad Pública los aparatos de radio que deseche.
Entonces, la Unidad de
Protección Civil Municipal está desarmada para enfrentar una fuerte
contingencia. De entrada no tienen ni un espacio propio, y el anteproyecto de
un Centro Municipal de Desastres Naturales sigue en eso: “Es preocupante,
cuando venga el fenómeno ‘El Niño’ tenemos que ver desde dónde vamos a operar
como centro de emergencia, porque nosotros somos los primeros que vamos a
quedar inhabilitados para operar”, advierte Arturo Granados.
El tema principal es la
ausencia de un Atlas de Riesgos para Ensenada, motivo para una regañiza por
parte del síndico social Félix Ojeda en plena sesión de Cabildo, quien reprochó
al titular de Protección Civil haber demorado tanto en solicitar la
actualización del Atlas, después de estar 18 meses en el cargo; incluso le
recordó y echó en cara el haber sido esa unidad la última en presentarse
durante los desastres del año pasado en Bahía de Los Ángeles, cuando la alerta
naranja había sido emitida tres días antes.
El Atlas 2011 fue hecho por
investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), entre
otras instituciones, se aprobó el 16 de abril de 2012, su elaboración tiene un
costo de un millón 400 mil pesos y debe ser presentado cada cuatro años o en
cada nueva administración.
“Nunca se ha presentado a
Cabildo, con lo que se está incurriendo en ilegalidades y omisiones”, reprochó
Félix Ojeda al de Protección Civil.
Y aquel se defendió
asegurando que constantemente se está actualizando la información y que
elaborar el Atlas ya sería “mero protocolo”, y reiteró que no han dejado de
trabajar por ello. Granados expuso que se encontró una Unidad de Protección
Civil resquebrajada, desgastada, sin recursos, y que ahora se ha dado a la
tarea de elaborar manuales, procedimientos, programas, buscar recursos, “que no
esté como yo la recibí”.
No sin antes recriminarle al
titular de Protección Civil “el sentimentalismo con el que te estás manejando”,
el síndico social le increpó que seguramente también desconoce que el Atlas a
nivel nacional contiene dos innovaciones que deben ser incluidas en su momento
en el Atlas municipal: las que se refieren al cambio climático y las
precipitaciones y temperaturas proyectadas a 2050.
Incluso hay desacuerdos entre
las mismas áreas del Ayuntamiento, si se refieren a un “plan” o “programa” de
Protección Civil, pero el caso es que no existe.
“Se trabaja con lo que hay”,
justificó Granados. “Simplemente no estás capacitado para hacer tu trabajo, es
a lo que voy”, le respondió Félix Ojeda.
Por último, el regidor
Salvador Espinoza (Movimiento Ciudadano) acotó que la negligencia e
ineficiencia en atender el tema no nada más es culpa del titular de Protección
Civil, sino de todos los regidores y la propia administración municipal. Aunque
lo cierto, resumió, “definitivamente estamos en un caos. ¡Nos va llevar… ‘El
Niño’!”. Juan Carlos Domínguez
180 ESCUELAS RIESGOSAS EN BAJA CALIFORNIA
Mario Herrera Zárate,
secretario de Educación y Bienestar Social, declaró que de acuerdo con
dictámenes hechos por autoridades educativas, en Baja California hay 180
planteles en riesgo ante un evento meteorológico.
Como trabajos de prevención
previos a la eventual llegada del fenómeno de “El Niño”, se realizó una
revisión de 2 mil 062 planteles -80 por ciento del total- con la ayuda de
directores, inspectores y personal del departamento de infraestructura escolar.
Con apoyo de directivos y
funcionarios, el secretario Herrera mencionó que se ahorraron alrededor de 3
millones de pesos que hubiera costado la contratación de un despacho
especializado.
Lo que sigue, agregó, es
terminar de inspeccionar el 100% de los planteles para que ahora sea Protección
Civil quien dictamine oficialmente.
“No quiere decir que estén en
inminente peligro, pero se tienen que diagnosticar. Se acordó separar casos e
iniciar los dictámenes para atenderlos de manera emergente en estos primeros
dos meses”, concluyó el funcionario.
CESPT EN ALERTA
Con siete puntos vulnerables
en sus instalaciones de agua potable y 139 en los sistemas de drenaje de los
siete distritos, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT)
delinea un plan de contingencia para hacer frente a los posibles aguaceros que
desencadene el fenómeno de “El Niño”.
El director de CESPT, Alfonso
Álvarez Juan, anotó que se refuerzan los puntos endebles, particularmente en la
periferia de la ciudad, en zonas en las que se carece de pavimento.
Actualmente se atienden los
139 puntos identificados como vulnerables en distintos distritos de la
dependencia, principalmente de drenaje
sanitario obstruido por basura.
“Ya se han desazolvado 350
mil metros lineales de drenaje de la ciudad y nos preparamos para las lluvias
en coordinación con el Ayuntamiento de Tijuana y Protección Civil, tanto
municipal como estatal”, precisó el funcionario.
Subrayó que la dependencia se
encuentra en estado de alerta, con cuadrillas de trabajadores disponibles para
en caso de cualquier contingencia derivada de tormentas, evitar en lo posible
la suspensión del servicio de agua potable, así como para desfogar los puntos
en los que se registren inundaciones que causen desbordamientos en el sistema
de alcantarillado y drenaje sanitario.’
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Isabel
Mercado Juárez / Fotos. Mario Pelayo/
07 de Septiembre del 2015 a las 13:15:19)
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