Después de que la izquierda anunciara que abandonaba el Pacto por
México, Enrique Peña Nieto ha optado por apurar las reformas pendientes
antes que detenerse y tratar de recuperar al partido que le ayudó a
construir el acuerdo que ha marcado su administración.
El presidente
mexicano señaló este jueves desde Chihuahua que “no necesariamente debe
encontrarse siempre unanimidad, pero sí el consenso suficiente o el
respaldo mayoritario a lo que debemos cambiar”.
El otro integrante del
pacto, el derechista Partido Acción Nacional (PAN) completó esa idea.
“Como podamos vamos a construir la mayoría”, aseguró el líder de los
panistas en la Cámara de diputados.
Un ambiente agitado imperó en el Senado mexicano la mañana de este jueves. Se esperaba una jornada importante. Representantes de los tres principales partidos habían estado hasta las cuatro de la madrugada, negociando los últimos detalles del dictamen de la reforma política, un conjunto de modificaciones a la Constitución para levantar el voto a la reelección, decretar la nulidad de las elecciones donde se rebasen los topes de financiamiento de las campañas y la creación de un Instituto Nacional Electoral.
Antes del mediodía todo eso voló por los cielos. El
dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda)
llegó para anunciar que su partido abandonaba la mesa del Pacto.
“No
vamos a permitir este atropello de los procesos legislativos”, dijo
Jesús Zambrano. Aseguró que el Gobierno trataba de aprobar “a todo
vapor” una reforma política que no era la que se había acordado en las
mesas de negociaciones y después de ello Peña Nieto procesaría, mediante
un albazo, una reforma energética aún más abierta a la inversión
privada que la original de agosto pasado, que ya era rechazada por los
perredistas.
El partido en el poder, el Revolucionario Institucional (PRI) tiene 52 senadores. Junto a los del partido Verde y Nueva Alianza suman 62 congresistas.
El PAN cuenta con 38 escaños. Aliado,s tienen mayoría
suficiente para sacar adelante las reformas pendientes aún con la
oposición de los 22 senadores del PRD y otros seis de otras fuerzas de
izquierda.
En el Congreso de los Diputados el panorama es similar. El
PRI, PAN y aliados suman el 73 por ciento de los diputados.
Ante este escenario, la izquierda solo pudo amagar con una de sus armas más usadas: su influencia en las calles.
“Vamos a ver si con una
movilización popular no se piensan dos veces el aprobar estas reformas”,
dijo Zambrano por la mañana.
Y amenazó que su partido “echará abajo” la
reforma energética en 2015 si se aprueba sin que ellos sean escuchados.
“No se dan cuenta que están lanzando un cerillo a un material
inflamable”, aseguró en una conferencia de prensa en la que estuvo
cobijado por la mayoría de senadores de su grupo parlamentario.
La reforma política es la última frontera que el Congreso debe cruzar antes de debatir la energética, considerada por muchos la más deseada por la administración del PRI.
La mayoría de los temas de corte político
electoral contenidos en la reforma política fueron puestos en la mesa
por la oposición, el PRD incluido.
Se espera que mañana viernes los senadores integrantes de las comisiones de Puntos Constitucionales, Gobernación, Reforma del Estado y Estudios Legislativos se reúnan en el Senado para discutir el proyecto de la reforma política.
Eje Central
(RIODOCE/ Redacción /noviembre 29, 2013)
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