Fue para "ahorrar recursos a los sonorenses", argumenta el gobernador panista.
Hermosillo, Son. El gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, dijo que no se engañó al grupo de ejidatarios que aceptó vender
parte de las tierras donde se construirá la presa Pilares, en el sur de
Sonora —también se les dijo que se construiría una hidroeléctrica de la
cual serían accionistas–; sin embargo, reconoció que se les pagaron las
973 hectáreas a un precio muy bajo: 5 mil pesos cada una, 50 centavos
el metro cuadrado, en lugar de los 20 mil pesos por hectárea que pedían.
Interrogado
sobre los precios pagados a los ejidatarios por tierras en el municipio
de Álamos, en la zona serrana del sur de Sonora –también compró a
pequeños propietarios
mil 294 hectáreas, pero no se sabe cuánto se les pagó–, adujo que el
gobierno estatal "buscó ahorrarles recursos a los sonorenses".
Para
construir el embalse, el gobierno del estado también usará 167
hectáreas de los guarijíos. A ellos no les pagó; convenció a unas 300
personas de evacuar el terreno que será anegado a cambio de dotarlos de
tierras, construir carreteras, una escuela y un hospital para los cerca
de mil 200 miembros de la etnia. Mesa Colorada, capital de la comunidad guarijía, donde cada año realiza sus ritos y están su iglesia y sus panteones, quedará bajo el agua.
Luego
que el lunes se colocó la primera piedra de la obra, un grupo de
ejidatarios y algunos guarijíos señalaron que fueron sacados de sus
tierras con engaños. Los primeros informaron que decidieron vender a 5
mil pesos la hectárea, y no a 20 mil, porque les ofrecieron "acciones"
de una empresa que se constituiría para operar una planta hidroeléctrica
en la nueva presa, pero se dieron cuenta de no habrá tal planta, sólo
el embalse.
Para la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad
de México, el gobierno de Vicente Fox pretendió comprar tierras en San
Salvador Atenco, estado de México, a siete pesos el metro cuadrado, lo
que derivó en protestas de los ejidatarios y en la cancelación de la
obra.
"Nosotros siempre hemos hablado con transparencia y vamos a
ayudarles, porque es tan importante esa presa como cualquier
hidroeléctrica", dijo hoy el gobernador Guillermo Padrés Elías.
El embalse Pilares se construye sobre unas 2 mil 100 hectáreas en Álamos, lo que implicó negociar
con particulares, ejidatarios de Topiyeca, Chorijoa y Sejaqu, así como
con guarijíos de la comunidad Mesa Colorada y del ejido Makurawi. Estas
tierras se utilizaban para la cría de ganado, para la siembra de frijol y
maíz de autoconsumo y de ajonjolí para venta.
Algunos
guarijíos y académicos señalaron que se dividió a la tribu y se
corrompió a algunos líderes tradicionales para que avalaran la obra.
Además, señalan que no se consultó a los afectados, como sucedió con la
construcción del acueducto Independencia, obra realizada sin tomar en
cuenta a los yaquis.
Jesús Armando Haro, investigador de El
Colegio de Sonora, insistió en que el proyecto se basa en una serie de
engaños, tanto a particulares como a ejidatarios y a guarijíos que
vendieron sus tierras.
"Pusieron la primera piedra de la segunda
presa en el río Mayo, llamada Pilares o Bicentenario. No ha sido posible
parar su empeño, que es sucio, despótico, colonial y fraudulento", dijo
el académico, quien auguró que el gobierno de Sonora despojará al
pueblo guarijío, "hoy maiceado, dividido en su eslabón más estratégico:
la colonia Makurawi, en San Bernardo, donde han nombrado un nuevo
gobernador, impuesto por ellos, que firmó su convenio ilegal, y que ya
anda en un carro que le dieron por traicionar a los suyos", comentó.
Dijo
que, entre otras irregularidades la obra se licitó antes de obtener
permiso de los afectados y de que se realizara la prospección
arqueológica, la cual terminará en noviembre; además, no se ha dado a
conocer el proyecto a la sociedad.
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