MÉXICO
D.F. (apro).- Luego de que Televisa logró ungir a Enrique Peña Nieto
como presidente, su predecesor en el gobierno del Estado de México,
Eruviel Ávila quiere seguirle los pasos haciendo alianzas y grandes
convenios de publicidad con distintos medios de comunicación y
participando en montajes como el de Laura Bozzo, quien intentó producir
un teledrama en Guerrero, manipulando la tragedia de miles de habitantes
en zonas depauperadas por la pobreza, el olvido y los huracanes.
Televisa
y Peña Nieto abrieron brecha en México a la llamada telecracia o
mediocracia, entendida ésta como una nueva forma de gobernar en la que
los medios de comunicación se convierten en grupos de poder capaces de
incidir directamente en las decisiones del gobierno o del Estado. De
hecho, Peña Nieto es de facto el primer telepresidente de la historia
política mexicana porque responde más a los intereses de las grandes
empresas mediáticas que a los populares.
En esta nueva fórmula de gobernar, una tragedia se vuelve un espectáculo, una telenovela o un talk show. La transmisión de las noticias pierde su sentido social y se transforma en marketing para ganar rating y favorecer la imagen de la televisora y del político en cuestión, en este caso, Eruviel Ávila.
Visto
a través de la mediocracia o la telecracia, los shows de las
televisoras y sus conductores y conductoras, en este caso Laura Bozzo y
Televisa, son el mejor reflector que quieren utilizar los políticos para
magnificar su figura, como lo intentó hacer Eruviel Ávila al prestarse a
participar en el teledrama facilitando las aeronaves para transportar a
la conductora del espectáculo a las zonas más afectadas por el huracán
“Manuel” en la costa de Guerrero.
En la mediocracia no se gobierna
ni se ganan elecciones sin los grandes medios de comunicación quienes
se erigen en socios del poder y en los hacedores de los principales
personajes de la política. En los hechos, los medios –principalmente las
televisoras-, son el gran elector. A esto es a lo que le está
apostando Eruviel Ávila y por eso no le importó ser el peón de Televisa
en el teledrama que trataba de montar Laura Bozzo encima de la tragedia
de los guerrerenses.
Laura Bozzo ya tiene experiencia y sabe del
negocio de la política, el marketing y las campañas de imagen en las
televisoras. En Perú fue enjuiciada y penalizada con cuatro años de
cárcel por el delito de peculado al haber participado en una red de
corrupción para conseguir la reelección de Alberto Fujimori. Al igual
que lo está haciendo en México, la conductora realizó programas en la
televisión peruana utilizando las tragedias para ayudar a la figura de
Fujimori y por ello recibió 3 millones de dólares de parte de Vladimiro
Montecinos, el oscuro jefe del Servicio de Inteligencia Nacional de ese
país.
Esta misma fórmula es la que estaría utilizando en México.
Lo hizo en el caso de los habitantes de Ometepec en la montaña de
Guerrero afectados por los temblores en marzo del 2012. Hasta
Xochistlahuaca llegó en helicóptero acompañada del gobernador Ángel
Aguirre Rivero y como representante de Televisa dijo que llegaba para
dar ayuda humanitaria y reconstruir casas, escuelas y caminos. Con esa
misma oferta llegó al pueblo costeño de Coyuca de Benítez a bordo de un
helicóptero del gobierno del Estado de México como la “abogada de los
pobres”.
Pero lo que a fin de cuentas sabe hacer Bozzo es
marketing político, es el manejo de imágenes para campañas políticas,
jugar a los malabares para dar una visión que no corresponde a la
realidad. Esto fue lo que la reportera Marcela Turati y el fotógrafo
Eduardo Miranda, de la revista Proceso desvelaron: el manejo cínico y
carente de ética del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, de
Televisa y su empleada Laura Bozzo, quien se alimenta principalmente del
escándalo como ya se tiene registrado en una larga lista de casos en su
país natal Perú.
Twitter: @GilOlmos
/2 de octubre de 2013)
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