martes, 8 de octubre de 2013

LA CAMPAÑA QUE DERROTÓ A PINOCHET

La "Franja del No". Golpe decisivo Foto: Álvaro Hopp
 
Hace 25 años Pinochet fue vencido en las urnas. Un plebiscito para decidir si el dictador permanecía o no en el poder le fue adverso, pese a la maquinaria de terror que el militar encabezaba. El “no” de los chilenos enterró al general. Y ahora, prensa y analistas políticos le dan crédito al factor fundamental del repudio al general: la Franja del No, un programa de televisión que se mantuvo al aire un cuarto de hora diario durante un mes. Las dos figuras principales de ese segmento televisado –y quienes tuvieron destinos diametralmente opuestos en los gobiernos democráticos– hablan con Proceso.

VALPARAÍSO, CHILE (Proceso).- Cuando aún resuena el recuerdo de los 40 años del golpe militar contra Salvador Allende, otro aniversario agita la memoria colectiva. Este sábado 5 se cumplieron 25 años del plebiscito de 1988, cuando las fuerzas democráticas aglutinadas en la Concertación de Partidos por el No derrotaron a la dictadura de Augusto Pinochet. De esa forma se impidió que el militar siguiera al mando ocho años más, como establecía la Constitución de 1980 aprobada en una fraudulenta consulta popular.

El recuerdo de ese 5 de octubre es utilizado en favor de sus propias agendas por el presidente Sebastián Piñera y por la expresidenta Michelle Bachelet, quien aspira a un nuevo mandato con el respaldo de la Concertación por la Democracia, hoy llamada Nueva Mayoría.

Piñera, sabedor del enorme desprestigio de Pinochet, en las semanas recientes ha intentado desmarcarse por completo del dictador y sus crímenes.

Y lo hace pese a que entre quienes lo llevaron al poder figura el filopinochetista partido Unión Demócrata Independiente (UDI) y a sabiendas de que muchos de los altos funcionarios de su gobierno lo fueron también de la dictadura, como su ministro del Interior, Andrés Chadwick, militante de ese partido.

El principal argumento de Piñera para distanciarse de la dictadura es haber votado por el no en el plebiscito de 1988. El pasado 18 de septiembre, en entrevista con CNN Chile, dijo: “Nunca me equivoqué en saber que bajo ninguna circunstancia se justifican los atropellos a los derechos humanos, y Chile debía recuperar la democracia lo antes posible”, e incluso disparó “fuego amigo” contra la candidata de la UDI, Evelyn Matthei: “Ella votó ‘sí’ en el plebiscito y eso fue un error”.

La derrota plebiscitaria de Pinochet –lo cual para muchos es una gesta histórica– también es aprovechada por Bachelet y su sector político: ella fue oradora única en el acto de conmemoración este sábado 5 en el estadio Lo Blanco, de la capital chilena.

Bachelet, con cerca de 35% de respaldo, es favorita de cara a las elecciones del próximo 17 de noviembre. Matthei, con 20% de apoyo, corre el riesgo de ser superada por otros tres candidatos: Marcel Claude (izquierda extraparlamentaria), Marco Enríquez Ominami (Partido Progresista, de centroizquierda) y el independiente Franco Parisi.

Aunque muchos aspectos influyeron en la derrota de Pinochet –como la protesta social, la desigualdad y el rechazo a las violaciones a los derechos humanos–, la prensa y la opinión pública han concentrado sus miradas en la Franja del No, espacio de propaganda en televisión el cual fue determinante en el plebiscito de 1988.

La Franja del No adquirió dimensión global gracias a la película No (2012), protagonizada por Gael García Bernal y dirigida por el chileno Pablo Larraín. La cinta convierte en héroes a los creativos, publicistas y sociólogos de esa campaña, muestra cómo el equipo pudo imponer sus consideraciones publicitarias a las orientaciones políticas de los jefes de los partidos y señala que esa fue la clave del éxito.

Dos de los pilares de ese equipo fueron el conductor de televisión Patricio Bañados y el director de contenidos de la campaña, Eugenio Tironi, sociólogo de la Universidad Católica de Chile.

La suerte de ambos fue muy distinta después de la dictadura: mientras Bañados quedó marginado de todo protagonismo, Tironi se transformó en la estrella del nuevo gobierno. Fue director de comunicaciones del gobierno de Patricio Aylwin y se convirtió en el ideólogo de la agenda modernizadora impulsada por la Concertación en alianza con el empresariado. Ahora es un acaudalado consultor que asesora consorcios en materia de comunicación estratégica…

Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1927 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/8 de octubre de 2013)

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