El Universal
Guadalajara— Sin antecedentes penales y con un perfil bajo, pero capaz de desatar una extrema violencia, el líder del cártel de Jalisco Nueva Generación, Erick Valencia Salazar, “El 85”, pretendió ocupar el lugar que dejó el extinto Ignacio, “Nacho”, Coronel, pero de acuerdo con informes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) nunca tuvo el control absoluto de la región como su antecesor, e incluso tuvo que enfrentar embates del grupo llamado La Resistencia y El Cártel del Milenio, vinculados con Los Zetas.
Valencia Salazar, cuyos orígenes se remontan al cártel del Milenio o cártel de Los Valencia, se asumió como “hombre fuerte” en Jalisco tras la muerte de “Nacho” Coronel, junto con Nemesio Oseguera, “El Mencho”, quien fue detenido en julio de 2011 en un operativo en Tlajomulco de Zúñiga.
Entre sus primeras acciones está reorganizar para el cártel de Sinaloa el abastecimiento de droga a través de la zona del Pacífico.
Antes de 2010, de “El 85” sólo había una mención.
La PGR lo involucró en la averiguación previa en contra de Zhenli Ye Gon, a quien le fueron asegurados 205.6 millones de dólares en un domicilio de la colonia Lomas de Chapultepec, Distrito Federal, pero de ahí en fuera su trayectoria era un misterio.
El líder del cártel de Jalisco Nueva Generación, quien será presentado hoy lunes en las oficinas de la SIEDO junto con 11 de sus cómplices –cuatro personas de las 16 detenidas, fueron liberadas–, tuvo como sus principales enemigos a células de agrupaciones rivales, como Los Zetas e inclusive La Familia Michoacana.
Los liberados
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Jalisco (PGJEJ) liberó a cuatro de los 16 sujetos arrestados.
Horas después de su liberación, los cuatro reiteraron su inocencia y pidieron que se limpie su imagen.
Los liberados son Andrés Santana, Juan Carlos Villalobos Valdez, Andrés y Cristian Jiménez.
Uno de ellos y quien fue detenido por uniformados de Zapopan en calles de la colonia San Juan de Ocotán, al poniente de la zona metropolitana de Guadalajara, relató:
“Escuchamos unas detonaciones y salimos a ver porque mi hermana había salido a la tienda, y cuando menos lo esperamos los policías estaban ahí y nos agarraron, no nos dijeron nada, sólo que nos acostáramos en el suelo , nos agarraron, nos subieron a la patrulla y no nos dijeron nada”, recordó lo sucedido el viernes.
Su papá, Arturo, un comerciante de 49 años, pidió que tras el error de los policías, no se le trate como delincuente.
“Queremos que se limpie nuestra imagen, y no quedar como delincuentes. Es lo que queremos, que la gente vea que somos inocentes, que no nos dedicamos a nada malo, para tener seguridad y tranquilidad para nosotros y nuestras familias”.
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