jueves, 29 de diciembre de 2011

LIDER DEL CARTEL DEL GOLFO PREDICE SU MUERTE

Un residente mira las manchas de sangre y el graffiti dejados en la escena del crimen en Monterrey, el 15 de junio de 2011. En un barrio de clase media sicarios mataron a tres hombres y trataron de prenderles fuego. El graffiti sugiere que asesinos del cártel del Golfo mataron a tres integrantes de Los Zetas. [REUTERS/Tomas Bravo]

Un residente mira las manchas de sangre y el graffiti dejados en la escena del crimen en Monterrey, el 15 de junio de 2011. En un barrio de clase media sicarios mataron a tres hombres y trataron de prenderles fuego. El graffiti sugiere que asesinos del cártel del Golfo mataron a tres integrantes de Los Zetas. [REUTERS/Tomas Bravo]







Ágora se entrevistó con El Comandante a finales de febrero en el estacionamiento de un centro comercial de Reynosa. Era conocido como el jefe de la plaza, un líder del cártel del Golfo. 

El Comandante no era su verdadero nombre. El uso de su nombre real podría poner en peligro al periodista que lo entrevistó, así como a sus parientes.

Accedió a hablar con Agora, sin expresar arrepentimiento, pero temía que sus días estuvieran contados.

El Comandante llegó poco antes de la medianoche en una camioneta con placas de Texas. Se detuvo y abrió la puerta del lado del pasajero.

Vestía pantalones vaqueros, una camisa de polo, una chaqueta de cuero y botas. El Comandante mantenía una pistola debajo de su asiento y varias armas más: pistolas y armas largas, en el fondo de la cabina. Casi 20 teléfonos celulares y walkie-talkies colmaban la consola.

"No me gusta llevar joyas llamativas", dijo. "Es simplemente barato y de mal gusto".
Camisetas en exhibición después de que soldados irrumpieron en una casa de seguridad de sicarios en el barrio de Guadalupe en Monterrey, norte de México, el 17 de agosto de 2009. En ese momento, los Zetas eran el brazo paramilitar del cártel del Golfo. [REUTERS/Stringer]El único elemento que podría considerarse llamativo era el .38 especial revestido de oro de El Comandante, con su nombre clave del cártel grabado en la culata.





Recordó sus humildes comienzos en Matamoros, donde se desempeñó como miembro de la policía del estado de Tamaulipas. 

Su vida cambió cuando Osiel Cárdenas Guillén, líder del cártel del Golfo, lo contrató a mediados de la década de 1990, cuando estaba aún en la policía, para proporcionar seguridad a las casas y la familia del líder del cártel.

"Nací para hacer esto", dijo El Comandante. "Soy muy bueno en esto".




Políticos, camareros le eran todos igual
Un hombre que, por razones de seguridad quería ser identificado sólo como José, conocío a El Comandante en Matamoros. José ayudaba a administrar un pequeño cabaret, que funcionaba como centro de reunión de los miembros de la delincuencia organizada.

"Era un lugar donde podían obtener su Buchanan´s (whisky), chicas y cualquier otra cosa que quisieran", dijo José.

El club cerró a principios de 2010, después de que el cártel del Golfo y los Zetas se separaron.

Lo recuerdo desde cuando era sólo un miembro de La Guardia", dijo José refiriéndose a los miembros rasos del cártel del Golfo. 
"Era un cuate muy simpático y agradable, tratable, pero siempre listo para actuar".

En el club de striptease, El Comandante usualmente llevaba comida para todos. "Comía con los camareros, así como con los políticos", dijo José. "Todos eran iguales para él".

Premonición de muerte
El Comandante predijo que su muerte probablemente sería a manos de un amigo porque a medida que el cártel del Golfo comenzó a dividirse en el 2000, muchos de ellos se convirtieron en ejecutores para Los Zetas.

El Comandante dijo que sus acciones para defenderse llevaron a la ruptura entre el cártel del Golfo y los Zetas.

Afirmó que el conflicto comenzó en enero de 2010, cuando mató a Victor "Concord 3" Peña Mendoza, que había sido enviado para asesinarlo. Las autoridades indicaron que Los Zetas contrataron a Mendoza.

Un poco más de un año más tarde, la premonición de El Comandante se hizo realidad. 

Las autoridades dijeron que miembros de su propia organización le dispararon fatalmente en septiembre. Tenía 40 años de edad.

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