Oficialmente,
cuatro personas son ubicadas como cabezas del narcotráfico en Mexicali y
definidos como objetivos prioritarios por grupos de inteligencia policiaca que
los persiguen. Los responsabilizan de prácticamente todas las ejecuciones de
alto impacto en el municipio, especialmente las ocurridas en la zona rural,
donde se desencadenó una “limpia” orquestada por dos de ellos: “El Ruso” y “El
Omega”, quienes buscan ampliar su control criminal en tierra cachanilla
Dentro de los objetivos del
combate al narcotráfico en Mexicali, cuatro son los operadores del Cártel de
Sinaloa que representan un foco de atención especial para los investigadores,
debido a su peligrosidad y exponencial crecimiento, además de ubicarlos como
responsables de haber provocado múltiples asesinatos por el control
territorial.
Si bien las cifras de
ejecuciones no han mostrado un incremento como en el resto de los municipios
del Estado, en Mexicali se libra una batalla criminal que podría arreciar,
debido a conflictos entre células asentadas criminalmente aquí, pero que
pertenecen al Cártel de Sinaloa.
Algunos de estos presuntos
criminales ya fueron identificados por nombre, otros sólo por mote, y, aunque
se sabe de su actividad mafiosa -además de haber ordenado varios homicidios-,
algunos ni siquiera cuentan con orden de aprehensión en su contra.
Los dos que han desencadenado
los enfrentamientos, son Felipe Eduardo Barajas Lozano “El Omega”, respaldado
por “El Ruso”, quienes han emprendido una batalla contra Vicente Martínez
González “El Guilo”, con el objetivo de apoderarse del control criminal de la
Zona Norte del Valle de Mexicali, sitio estratégico para el descenso de
avionetas y el cruce de drogas.
En la ola de violencia que
han originado, han atacado para desactivar posibles rivales que puedan intentar
evitar su avance.
Al margen de esta reyerta se
encuentran Los Garibay, aún dirigidos por Manuel Garibay Espinoza y su sobrino
Luis Alfredo Garibay Félix, los cuales controlan la Zona Sur del Valle y el
tráfico por San Luis Río Colorado, Sonora. Sin embargo, no parecen tener buena
relación con quienes comparten plaza.
Quien -de acuerdo a los
investigadores- ha sido prácticamente borrado del mapa es Cenobio Flores Pacho
“El Checo”. Su ausencia ha generado rumores sobre su abatimiento. Incluso se
afirma pudo ser ultimado en Culiacán, Sinaloa, pero ninguno de los investigadores
consultados pudo confirmarlo.
La razón de su declive -según
la hipótesis de grupos de inteligencia- vino a partir de diciembre de 2013,
cuando fue asesinado Gonzalo Inzunza Inzunza, “El Macho Prieto” en Puerto
Peñasco, Sonora, luego que un helicóptero disparara desde el aire contra la
camioneta en que escapaba. Se sabe que recibía su respaldo.
Aunque aún existen personas
relacionadas con él operando en Mexicali, el principal golpe en su contra fue
el asesinato de Bernardo Antonio Linares Corral “El Tony” en marzo pasado a las
afueras de la taquería Ocotlán, sobre el Bulevar Anáhuac, y a corta distancia
de la Comandancia de la Policía Municipal.
Existen otros dos personajes
que sólo son ubicados por los apodos “El Indio” o “El Apache”, y “El Kiki” o “Kikín”
Fernández, de quienes han circulado algunos datos e imágenes, pero integrantes
del Grupo Coordinación no han podido corroborarlo. Ambos mantienen bajo perfil,
pero presumen estar relacionados con Los Rusos y Los Omegas.
“EL RUSO” Y “EL OMEGA”
Una mancuerna peligrosa
habrían forjado Felipe Eduardo Barajas Lozano ,de 28 años de edad, conocido
como “El Omega”, con “El Ruso”; el primero de ellos como operador en Mexicali,
mientras que el segundo ofrece respaldo a la región dirigida por Ismael “El Mayo”
Zambada.
Originario de Culiacán,
Sinaloa, y con un perfil cada vez menos discreto, “El Omega” mantiene a un
grupo de delincuentes a su mando, donde destaca su hermano Christian Yael, de
27 años, según fuentes oficiales.
“Como el ying y el yang, como
el blanco y el negro, ya sea en la sierra o el desierto me verán / Soy de
Culiacán, con Los Rusos no se juega, menos El Alfa y El Omega / Mexicali es la
frontera y la voy a cuidar, eso mero no se moverá”, se escucha en un fragmento
de la canción del grupo Revolver Cannabis que se presume, es sobre Barajas
Lozano. Es la primera vez que se habla públicamente de “El Omega”, quien el 31
de agosto de 2017, estuvo a punto de ser capturado por elementos del Ejército Mexicano
y de la Policía Estatal Preventiva (PEP), sorprendido a los alrededores del
residencial Puerta de Alcalá, una de las comunidades más favorecidas
-económicamente hablando- al Oriente de la ciudad.
Según lo referido
extraoficialmente, el objetivo era “El Omega”, pero logró escapar de la
infantería cuando observó el arribo de cuerpos de seguridad y fue rescatado por
supuestos agentes ministeriales que trabajan con él; en su lugar, autoridades
federales y estatales aprehendieron a su hermano Christian Yael y a su padre,
Felipe Eduardo Barajas Chairez, de 52 años.
Les incautaron algunos gramos
de marihuana, metanfetamina y una pistola calibre .38 con seis tiros útiles,
según consta en el Informe Policial Homologado (IPH) presentado ante la
Procuraduría General de la República (PGR).
Entre las pertenencias
pudieron incautar un vehículo Mercedes Benz Clase CLA 45 AMG 2017 de color
blanco, sin placas de Baja California, registrado a nombre de Felipe Eduardo
“El Omega”, cuyo valor superaría el millón de pesos.
El documento que avala la
propiedad del vehículo -en poder de ZETA-, establece que “El Omega” registró su
vivienda en el número 308 de Avenida Paseo San Marcos de la colonia del mismo
nombre.
En un reconocimiento en la
zona se constató que el inmueble es una cuartería con no más de cinco
departamentos con un pequeño patio común y dos rejas metálicas que dividen con
el exterior; a los alrededores existen viviendas de gran tamaño y zonas comerciales
de gran concurrencia.
Referente al “Ruso” se sabe
muy poco, sólo que es un hombre que supera los 50 años y que trabajó con
Gonzalo Inzunza Inzunza “El Macho Prieto”. Grupos de Inteligencia de Baja
California lo ubican como líder del brazo armado en la región, el cual
incrementó su influencia a raíz del arribo de nuevos mandos en la PGR en
Mexicali, los cuales -según fuentes inteligencia- trabajan con él.
LA GUERRA DEL “OMEGA”
El 4 de diciembre, la PEP
realizó la detención de dos individuos a quienes identificó en su boletín de
prensa como “sicarios del Cártel de Sinaloa”, en los alrededores del Ejido
Mérida, al Norte del Valle de Mexicali.
Información vaga emitió al
área de Comunicación Social de la dependencia sobre la captura de los de
nombres Maximiliano Aispuro Álvarez “El Max”, de 26 años, y Antonio Cortez
Valenzuela, de 25, en posesión de un arma larga y dos cortas. Lo que no se dijo
es que fueron reconocidos como dos de los principales operadores del “Omega” y,
se presume, han ejecutado la guerra en compañía de otros individuos a su mando.
Investigadores del caso
establecieron que forman parte de un comando armado que se hace pasar por
elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y de la PEP,
pues llevan equipo táctico, botas estilo policial, chalecos y armas de grueso
calibre. Además, utilizan pick-ups color blanco con estrobos, similares a los
de las corporaciones estatales.
Labores de inteligencia
determinaron que este grupo tiene una doble función: la primera es atacar a los
operadores de Vicente Martínez “El Guilo” para reducir su operación en Los
Algodones, el Ejido Pachuca, Guadalajara, Mérida, entre otras comunidades al
Norte, debido a que no quiso alinearse con “El Omega” y “El Ruso”.
Ante este constante ataque se
generaron rumores de que “El Guilo” buscó respaldo del Cártel de Jalisco Nueva
Generación (CJNG), pero corporaciones policíacas no han podido confirmarlo,
pues hasta el momento no se cuenta con información que ubique a esa
organización criminal en Mexicali.
La segunda función es ubicar
y apoderarse de “tienditas” de droga de grupos rivales establecidas en la zona
rural, las cuales “revientan” y de manera inmediata instalan a su vendedor.
Fuentes de inteligencia llegaron a la conclusión que para estas acciones
trabajan en contubernio con elementos de la PGR, quienes también realizan
cateos de bandas contrarias en beneficio del “Omega”.
Fuentes especializadas en la
investigación del tráfico urbano de enervantes establecieron que han ubicado
“tienditas” del “Ruso” en la zona conurbada y Valle de Mexicali, lo que
refuerza esta teoría.
Por sus características, se
les relaciona en varios homicidios como el ocurrido el 6 de julio en contra de
Jesús Adrián Núñez Vaughan, de 34 años, tras recibir 70 tiros de fusil R-15
cuando caminaba en una concurrida calle de Los Algodones. Vecinos narraron que
los criminales parecían agentes y las unidades tenían estrobos.
Integrantes del Grupo
Coordinación también los relacionan con el asesinato de Bernardo Antonio
Linares Corral “El Tony” en marzo de 2018 y de su escolta Nicolás Ibarra Pino
el 13 octubre de 2017, como respuesta a la detención del hermano y padre del
“Omega”, quien adjudicó el operativo en su contra a un “pitazo” del “Tony”.
De hecho, días después del
asesinato de Ibarra Pino, se colgó una manta contra los entonces director y
subdirector de la PEP, Marco Antonio Montoya y Fabricio Ruiz Valenzuela,
respectivamente, señalándolos de “robarse” una droga. Las investigaciones
internas establecieron que se trató de una ofensiva de la célula del “Omega”
contra la corporación que efectuó la detención.
“LOS GARIBAY” SE MANTIENEN AL MARGEN
Pese a los cambios que se
están generando en el propio Cártel de Sinaloa en Mexicali, la histórica
agrupación criminal Los Garibay se ha mantenido al margen. Sin embargo, sigue
trabajando de manera regular tanto en el trasiego de estupefacientes hacia
Estados Unidos, como en el narcomenudeo.
La droga que distribuyen
tiene una serie de características que los delata. Cada envoltorio es de color
amarillo – a veces rojo-, tiene forma de triángulo y con el sello de la
conocida marca de autos Ferrari. El resto de las organizaciones criminales de
la localidad carecen de algún diseño específico, por lo que cuanto enervante
con esta descripción aparece en las calles, es fácilmente detectable para
autoridades y las otras células delictivas.
El grupo se creía
desarticulado hace unos años, pero volvió con fuerza traficando estupefacientes
como cocaína y “cristal”, principalmente por el municipio de San Luis Río
Colorado, Sonora, además de ser el apoderado de una gran cantidad de
“tienditas” ubicadas en gran parte del área rural, a las que abastece con
regularidad.
Investigadores del caso
afirman que Manuel ya no opera directamente como antes, sino que tiene gente a
su mando a la que coordina, entre ellos su sobrino Luis Alfredo Garibay Félix
“El Wicho”, quien ha sido detenido en dos ocasiones por la PEP -en 2012 y
2018-, pero que la PGR ha liberado sin presentarlo ante el juez.
Ambos forman parte de los
objetivos prioritarios en el combate al narcotráfico, pero tanto la
procuraduría local como federal, carecen de mandamientos judiciales en su
contra. De hecho, las acusaciones contra “El Meño” se desacreditaron una por
una hasta su liberación; se estima que habría pagado un millón de dólares para
conseguirlo.
Esto quiere decir que, aunque
sean capturados, lo más probable es que ambos recuperen su libertad nuevamente,
como ocurrió el 26 de octubre de 2018, cuando elementos de la PEP
reaprehendieron al “Wicho” en el Ejido Chiapas y al ser presentado ante la PGR recobró
su libertad.
Lo que la Secretaría de
Seguridad Pública del Estado nunca informó -ni esperó- es que cuando se realizó
ese operativo en dicha comunidad, varios integrantes de la familia se
encontraban al interior del rancho, incluyendo a “Meño” Garibay, pero lograron
escapar hacia diferentes rumbos.
Manuel Garibay Espinoza es
hombre de confianza del “Mayo” Zambada, de quien es compadre, al igual que de
Javier Torres Félix “El JT”, recientemente extraditado a México, donde se le
acusa de varios crímenes relacionados con el trasiego de enervantes a Estados
Unidos.
(SEMANARIO ZETA/ DESTACADOS /INVESTIGACIONES ZETA/ LUNES, 17 DICIEMBRE,
2018 01:00 PM)
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