Resulta
imposible saber por dónde empezará Trump, en función de todo lo que dijo
durante su campaña –en la que violó todas las normas tradicionales– y de las
promesas que hicieron él y su incipiente equipo de asesores durante el periodo
de transición. Trump ha convertido en un activo el misterio sobre sus intenciones,
y sus asesores han reprendido en ocasiones a los periodistas por tomarse “tan
al pie de la letra” todo lo que dice su jefe. “El Congreso mexicano debe darle
al mundo un ejemplo de dignidad exigiendo al próximo Presidente de Estados
Unidos que ofrezca una disculpa pública por haber dicho que los mexicanos somos
‘violadores’ y ‘criminales’”, dijo Enrique Krauze en un artículo para NYT.
…Un
gabinete frágil, débil y gris para enfrentar el momento más sombrío del México
moderno
Washington/Ciudad
de México, 20 de enero (SinEmbargo/AP) — Justo antes de mediodía, Donald Trump
se pondrá en pie ante el Capitolio de Estados Unidos, colocará su mano sobre la
Biblia de Abraham Lincoln y jurará el cargo de presidente de Estados Unidos.
Y
el mundo contendrá el aliento.
¿Seguirá
adelante Trump con su propuesta original de vetar temporalmente la entrada de
musulmanes en Estados Unidos y de construir un muro con México, o se atendrá a
la revisión de “filtrado extremo” de los posibles inmigrantes? ¿Presentará un plan
para dar seguro médico a todos los estadounidenses, o se aliará con los
republicanos en el Congreso que tienen la más modesta aspiración de sustituir
la ley de seguro médico de Barack Obama? ¿Emprenderá una carrera armamentista
con Rusia, o intercambiará el alivio de sanciones con un acuerdo para reducir
el arsenal nuclear de ambos países?
Resulta
imposible saberlo en función de todo lo que dijo Trump durante su campaña, en
la que violó todas las normas tradicionales, y de las promesas que hicieron él
y su incipiente equipo de asesores durante el periodo de transición. Trump ha
convertido en un activo el misterio sobre sus intenciones, y sus asesores han
reprendido en ocasiones a los periodistas por tomarse “tan al pie de la letra”
todo lo que dice su jefe.
El
jueves, el vocero de la transición, Sean Spicer, dijo que Trump emitiría pronto
dos órdenes ejecutivas sobre comercio. En su lista del primer día, Trump dijo
que declararía formalmente la intención de Estados Unidos de retirarse del
Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) de 12
naciones, un pacto comercial al que se opuso enérgicamente durante su campaña,
al considerarlo en detrimento de los negocios y trabajadores estadounidenses.
Prometió además declarar su intención de renegociar el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, de 23 años de existencia, o de retirarse del
acuerdo.
El
Presidente Barack Obama y Primera Dama Michelle Obama reciben al Presidente
electo Donald Trump y su esposa Melania Trump en la Casa Blanca este viernes 20
de enero. Foto: Van Vucci, AP
“Pienso
que veremos ocurrir eso muy pronto”, dijo Spicer.
Otros
asuntos a los que presumiblemente se les dará prioridad son: proponer una
enmienda constitucional para imponer límite a los períodos de los congresistas,
congelar contrataciones de empleados federales y comenzar a deportar a
inmigrantes que sean delincuentes y vivan en el país sin permiso.
La
lista incluye “cancelar cada acción ejecutiva inconstitucional, cada memorándum
y orden emitida por el presidente Obama”. Dadas las objeciones de Trump a
muchas políticas de Obama, esa categoría podría involucrar algunos cambios
drásticos.
Entre
esos estaría la cancelación de la suspensión temporal de las deportaciones de
jóvenes que residan sin autorización legal y que llegaron a Estados Unidos
siendo niños, la cual protege a aproximadamente 750 mil jóvenes. El programa
ofrece además a esos inmigrantes permisos de trabajo.
Esta
mañana, Trump salió de Blair House para iniciar las actividades de la jornada
de investidura. Trump y su esposa Melania salieron de la casa de huéspedes
oficiales contigua a la Casa Blanca para ir en caravana de autos a la Iglesia
Episcopal de San Juan. Luego del oficio se reunirán con el presidente Barack
Obama y la primera dama Michelle Obama en la Casa Blanca y juntos irán a la
ceremonia de juramentación en el Capitolio.
Trump
puso en marcha la jornada de su investidura con un tuit:
“¡Todo empieza hoy!”
También
dijo: “Los veré a las 11:00 A.M. para la
juramentación. EL MOVIMIENTO CONTINUA – ¡LA OBRA COMIENZA!”
Jueves
19 de enero. Manifestantes cubriéndose la cara tras recibir aerosol de pimienta
luego de una escaramuza ante el National Press Club el día antes de la
investidura de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos. Foto: John
Minchillo, AP
LECCIÓN DE DIGNIDAD
La
prensa, desde la norteamericana hasta la mexicana –y por supuesto la europea y
la china– hablan de una gran incertidumbre. Lo mismo dicen medios como The
Economist o analistas de los mercados o los empresarios. En el ambiente
circulan las fórmulas para tratar al nuevo gobierno, pero la mayoría coincide
en que los países, y en especial México, respondan a Trump con dignidad.
The
New York Times resalta hoy en su editorial la ausencia de un gabinete capaz en
Estados Unidos: “Los estadounidenses que votaron por el Sr. Trump, así como los
que votaron en contra de él, sin duda debe haber visto que pocos presidentes
entrantes han tenido una gran necesidad de un gabinete informado y funcionarios
públicos con experiencia. Sin embargo, sus opciones han sido en gran parte un
gabinete de ideólogos y plutócratas que pueden o no llevar a cabo las
contradictorias promesas de campaña de Trump”.
En
un editorial publicado por Enrique Krauze en The New York Times, el intelectual
mexicano dice, por ejemplo:
“México
necesita cambiar la fórmula de apaciguamiento empleada –con Estados Unidos–
hasta ahora. El Congreso mexicano debe darle al mundo un ejemplo de dignidad
exigiendo al próximo Presidente de Estados Unidos que ofrezca una disculpa
pública por haber dicho que los mexicanos somos ‘violadores’ y ‘criminales’.
Esta declaración sería la mejor señal de que las negociaciones, por duras que
sean, se realizarán en un marco de respeto mutuo y buena fe. Otro punto no
negociable es el muro. El Gobierno mexicano debe dejar absolutamente claro que,
por supuesto, México no pagará pagar nunca, en forma alguna, por el muro. Si
esas dos condiciones no se cumplen, no existen bases para negociar”.
Krauze
agrega: “La prioridad del gobierno de Peña Nieto debe ser preservar las
ventajas objetivas de nuestro comercio bilateral. En cuanto a las deportaciones
masivas, México debe oponerse firmemente. No solo serían lesivas para ambas
economías sino que atizarían aún más el odio racial, cuyo resurgimiento es
indigno de la gran historia democrática de Estados Unidos. Finalmente, hay que
advertir que una aguda crisis económica en México provocada por las políticas
de Trump, ocasionaría una inestabilidad sin precedentes en la frontera y una
inevitable ola migratoria que ningún muro podría detener”.
De
acuerdo con el escritor e historiador, “la amistad entre dos naciones modernas
es una relación de mutuo beneficio cuya armonía vale la pena preservar. Debe
evitarse la confrontación. Pero México no es el país indefenso de 1846 –cuando
fue invadido–. En caso de conflicto, cuenta con recursos legales para responder
en el ámbito comercial, migratorio, diplomático, de seguridad, etcétera. Y no
está solo, porque encontrará el respaldo de actores claves en la política, la
economía y la opinión pública de Estados Unidos y el mundo. De su éxito depende
el bienestar de decenas de millones de personas. Y esta es una batalla de un
alto significado ético que vale la pena librar”.
LA INCERTIDUMBRE
El
expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich dijo saber lo que
hará Trump el viernes: ofrecer su discurso inaugural. Pero ni siquiera él,
aliado y asesor informal del magnate, tiene idea de lo que hará después el
presidente.
“No
es un político tradicional. No va a ser un político tradicional”, dijo Gingrich
el jueves ante entusiastas republicanos neoyorquinos llegados a Washington para
la ceremonia. “Ninguno de los que lo elegimos quiere que sea un político
tradicional”.
Pese
a su victoria en las elecciones, Trump llega a la Casa Blanca como el
presidente más impopular en cuatro décadas, según varios sondeos. Una encuesta
del Pew Research Center publicada la víspera de la investidura determinó que el
86 por ciento de los estadounidenses cree que el país está más dividido en el
plano político que en el pasado, la cifra más alta desde la primera vez que se
introdujo la pregunta en los sondeos en 2004.
Incluso
las celebraciones de la investidura se han vuelto polémicas, acabando con una
larga tradición en la que ambos partidos celebran el traspaso pacífico del
poder. Casi 70 representantes demócratas tenían previsto boicotear la
ceremonia. Decenas de miles de personas protestarán en el National Mall al día
siguiente. Las Girl Scouts se han visto criticadas por participar en el desfile
oficial, un acto al que asiste el grupo desde hace más de un siglo.
Parte
de esta incomodidad deriva sin duda de la incertidumbre sobre qué ocurrirá a
continuación.
El
equipo de Trump ha dado pocos detalles concretos sobre sus máximas prioridades:
la reforma sanitaria, la legislación sobre infraestructuras y la reforma fiscal
son algunas de ellas. El gobierno entrante no ha aclarado si Trump cumplirá su
promesa electoral de tomar 18 importantes acciones ejecutivas en su primer día
en el cargo. Aún no está claro si Estados Unidos aceptará una invitación para
asistir a las conversaciones de paz sobre Siria del lunes en Kazajistán,
auspiciadas por Rusia.
Aunque
en general, los republicanos se han visto animados con el triunfo de Trump,
algunos también se sienten frustrados por las dudas en torno a propuestas
clave. “Veremos lo que hace”, dijo la presidenta del partido republicano en
Massachusetts, Kirsten Hughes.
Cuando
Trump dijo hace poco que trabajaría en un plan de cobertura sanitaria que dé
“seguro a todo el mundo” —rechazando años de oposición republicana a ampliar el
papel del gobierno en el sistema sanitario— causó revuelo entre los
republicanos del Capitolio. El vicepresidente, Mike Pence, dio marcha atrás en
la idea de cobertura universal cuatro días después, aumentando la confusión.
“Es
posible que la información sea contradictoria, es posible que simplemente
todavía no estemos acostumbrados a ver comunicarse al nuevo presidente”, señalo
esta semana en CNN el senador republicano de Missouri Roy Blunt.
Ni
siquiera está claro a quién tendrá Trump a su lado en los primeros días de su
mandato.
Cuando
Barack Obama asumió la presidencia en 2009, el Senado confirmó la candidatura
de siete miembros del gabinete el Día de Investidura. Republicanos y demócratas
siguen negociando los candidatos de Trump, y parece improbable que más de
cuatro vayan a ser confirmados el viernes.
Según
el Partnership for Public Service, una organización sin fines de lucro que ha
asesorado la transición de Trump, su equipo ha nominado a personas para 29 de
los 690 puestos de gobierno que requieren confirmación en el Senado. Miembros
de su equipo anunciaron el jueves que Trump ha pedido a 50 funcionarios de alto
nivel nombrados por Obama que sigan en sus puestos tras la investidura para garantizar
la continuidad.
Sin
embargo, pese a toda la inquietud en torno a su llegada a Washington, Trump
parece no inmutarse por la situación. En el primer acto del fin de semana, una
comida en su hotel de Washington con partidarios, futuros empleados y cargos
nombrados, ofreció un mensaje sencillo:
“Sólo
quiero que el mundo sepa que nos va muy bien juntos”, dijo.
(SIN
EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / ENERO 20, 2017 - 9:00 AM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario