En
Choix, policías llegan, husmean y se van
Las
trocas repletas de hombres armados descendieron de la parte alta de la Sierra
Madre Occidental, desde el estado de Sonora, y tomaron el control del poblado
Aguacaliente Grande (De Gastélum), en el serrano municipio de Choix, Sinaloa,
sin hacer aspavientos.
Eran,
dicen lugareños, gente nativa de las rancherías de el Garabato y El Rodeo,
ambos poblados vecinos, pero en la demarcación de Álamos, Sonora, y al servicio
del clan los Salazar (fundado por Adán Salazar Zamorano, en coalición con
Joaquín y Aureliano Guzmán Loera, del Cártel de Sinaloa) y que dominan el
vecino estado.
Identificaron
al cabecilla como el Güicho “N”, quien tiene su base de operaciones en el ejido
el Rodeo, Álamos, Sonora, y cuya progenitora habría sido privada de la libertad
por sinaloenses que se refugiaron en los altos de Choix.
El
comando de civiles armados arribó a domicilios previamente identificados.
Tumbaron puertas, los allanaron. En una de las casas atraparon a un fontanero
que reparaba tuberías. Era Javier León Moroyoqui, y de otra sacaron a un
adolescente que no alcanzó a escapar e intentó ocultarse en las habitaciones de
la vivienda. Sus familiares sí huyeron. El menor fue tomado como prisionero. La
identidad del joven no fue revelada.
Antes
de abandonar el poblado, el que parecía el jefe se dirigió a algunos pobladores
y les advirtió que no llegaban a desplazarlos a la fuerza, sino que tendrían
que abandonar el rancho antes de ser víctimas del ajuste de cuentas.
Algunas
familias salieron del poblado y se refugiaron en rancherías cercanas a la
cabecera municipal, otras se ocultaron en esta ciudad, pero otras tantas
permanecieron en sus casas y al cuidado de sus negocios.
Por
la tensión, las clases se suspendieron. La clínica de salud fue cerrada. Sólo
una enfermera fue mantenida en las instalaciones.
Horas
después de la toma del poblado, el grupo armado liberó a León Moroyoqui a unos
ocho kilómetros sierra arriba, tras comprobar que no era uno de los objetivos
de la incursión y sólo un trabajador que encontraron en la casa.
De
acuerdo con los testimonios recogidos, los civiles no dispararon ni quemaron
casas, tampoco despojaron vehículos o consumaron latrocinios en las viviendas
allanadas. Sólo las bebidas alcohólicas de un súper que opera en el lugar
fueron sustraídas.
Tres
días después de la toma del poblado y tras conocerse los hechos por
publicaciones digitales de Sinaloa, Sonora y de estados vecinos en donde
residen familiares de los lugareños afectados, la Policía Ministerial del Estado
supo de los hechos y acudió.
Los
policías no encontraron indicios de lo sucedido y afirmaron que la incursión
armada no se realizó.
Gerardo
Amarillas Gastélum, coordinador de la Policía Ministerial del Estado y de la
policía municipal en Ahome, El Fuerte y Choix, consideró que las balaceras
reportadas en medios de comunicación y el desplazamiento de civiles de sus
comunidades fueron hechos falsos.
Incluso,
el gobernador Mario López Valdez, vía su cuenta personal, se refirió a lo
sucedido como hechos falsos.
No
obstante, los vecinos de Aguacaliente Grande precisaron que ellos no reportaron
balaceras, ni allanamientos masivos de viviendas, ni mucho menos robos, sino
que sus familiares se comunicaron a medios informativos denunciando el éxodo
forzado a raíz de la incursión armada. No precisaron en dónde estuvo la
confusión.
Incluso,
contaron que la fuerza policiaca llegó al poblado, habló con los lugareños y
ofreció mantener un punto de observación en la estación de ferrocarril
abandonada y conocida como La Mesa.
El
sitio se encuentra entre Aguacaliente Grande, Choix, Sinaloa, y el Garabato,
Álamos, Sonora.
Los
lugareños afirmaron que los policías no encontraron a los comandos civiles
porque éstos únicamente patrullaron los caminos y no las brechas, ni tampoco
escalaron los cerros y laderas, que es en donde están los antagonistas.
Por
ello, los ministeriales reportaron todo en calma, lo que fue la base para
calificar el desplazamiento forzado de familias como hechos falsos, pero desde
los cerros circundantes, ojos vigilantes los observaban.
De
acuerdo con la denuncia de los civiles que pidieron anonimato por estar
viviendo en una comunidad que es entrada y salida hacia una zona de cultivo de
mariguana y amapola y de trasiego de drogas ilícitas, la incursión armada se da
en la imparable disputa del “Triángulo Dorado”, área de la Sierra Madre
occidental rodeada por los estados de Sonora, Sinaloa y Chihuahua.
En
la víspera de la toma de Aguacaliente Grande, el cadáver de un hombre,
maniatado de brazos, y con evidencia de tortura, fue encontrado en un camino
secundario a esa comunidad. Fue identificado como Claudio Rábago Meza, de 42
años. Ni la autoridad municipal ni la estatal informaron del hecho. Este
tampoco existió.
(RIODOCE/
Luis Fernando Nájera/ Los Mochis/ 7 noviembre, 2016)
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