Ciudad
de México.- La noche del 18 de marzo de 2011 se festejaba una boda en el Casino
Nacional de Piedras Negras, ubicado en la colonia Nísperos a la que asistieron
la crema y nata de la sociedad, incluyendo la clase política de Coahuila
El
exgobernador interino de Coahuila, Jorge Torres López, acudió a la fiesta
acompañado por el alcalde priista de Piedras Negras, Óscar López Elizondo.
Horas
antes, al filo de las 19:00 horas, comenzó un aparatoso operativo de sicarios
del grupo delincuencial Los Zetas para “levantar” a personas y familias en
diversas colonias de Piedras Negras.
Decenas
de hombres armados que se cubrían el rostro se desplazaban en caravanas de al
menos tres vehículos. Irrumpían en las viviendas y con violencia sacaban a sus
moradores para subirlos a sus camionetas. La escena se repitió hasta pasada la
medianoche en al menos dos decenas de casas.
Una
de las viviendas asaltadas fue la del narcotraficante Adolfo Efrén Tavira, un
exgerente de Televisa que se sumó a la organización de Los Zetas.
Tavira
contó -durante un juicio que se celebró en San Antonio en julio del 2016-
cuando arribó un grupo de sicarios a su vivienda para llevarlo donde lo
esperaban los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, Z40 y Z42.
“Era
la madrugada del sábado y estaba en mi casa, acababa de llegar y me preparaba a
dormir. En mi casa estaba mi esposa y dos hijos menores, mi tercer hijo había
salido con sus amigos”.
“De
repente sonó el portón de la casa… tres personas entraron armadas. Vienen por
mí, le dije a mi esposa. Gritaron mi nombre y entró Gustavo (Ramón Martínez)”.
Gustavo
le dijo: “Tavira ¿qué hiciste?”.
“No
he hecho nada”, respondió.
En
ese momento entró el despiadado pistolero Marciano Millán Vázquez alias Chano y
ordenó: “¡ya vámonos!”. Un tercer hombre que se cubría el rostro con una
máscara de calavera vigilaba desde la puerta.
Gustavo
tomó a los hijos de Tavira y los escondió en un clóset junto con su esposa para
que no se los llevara Chano.
Lo
sacaron de su casa y lo tiraron al piso de una camioneta. “Me tenían con un pie
sobre mi espalda”.
Lo
llevaron a un terreno de la zona conocida como Pico del Águila, a donde
tardaron unos 15 minutos en llegar.
Arribaron
a un gran terreno bardeado. En ese sitio lo bajaron y Chano le puso unas
esposas. Lo condujeron a una camioneta que estaba en el centro del gran
terreno.
Era
una noche oscura pero el detenido logró ver que en el sitio había muchas
camionetas y decenas de hombres armados. En un lugar del terreno tenían a 40
personas de rodillas y amarradas.
En
la camioneta a la que lo condujeron estaban los capos Z40 y Z42.
“Fue
la primera vez que los vi”, contó Tavira.
“Este
es Tavira el que trabaja con Poncho”, le dijo a Z40 David Alejandro Loreto
Mejorado, Comandante Enano.
Miguel
Ángel Treviño le preguntó: “¿Dónde está Poncho?”.
Le
respondió que hacía tiempo que no lo veía. En ese momento llegó Daniel Menera
con un teléfono móvil y le dice a Z40: “Comandante ¿me permite? Tavira trabaja
para nosotros y ya no trabajaba para Poncho Cuéllar” y le entrega el celular.
Raúl
Lucio Hernández Lechuga, Z-100 o El Lucky le estaba llamando. Después que tomó
la llamada dice: “Ok está bien. Por qué no me habían dicho antes. Tú respondes
por él, le dijo Z40 a Daniel Menera. “En este momento lo dejo ir pero cualquier
cosa que haga tú me respondes por él”.
Menera
sólo alcanzó a decir “sí”.
En
el trayecto de regreso a la camioneta, Tavira pasó junto a las personas
detenidas. Alcanzó a ver a su amigo de la secundaria Víctor Cruz, su esposa
Brenda y un hijo, todos amigos de Poncho Cuéllar. Entre ellos se encontraba el
menor de 14 años Gerardo Heath Sánchez, nieto del destacado empresario
Reginaldo Sánchez Garza. Lo habían plagiado cuando se encontraba en la casa de
un amigo.
La
esposa de Cruz, llorando, le alcanzó a preguntar: “¿mis otros hijos?”.
“Ya
que estaba en el carro”… Tavira interrumpe su testimonio y comenzó a llorar. Se
hace un largo silencio en la sala del juicio.
Después
de la pausa agrega: “Se comenzaron a oír disparos, pues empezaron a matar a
toda la gente que estaba ahí. Z40 y Z42 los estaban matando, junto con otros
sicarios que estaban ahí”.
Desde
que los sicarios del Comandante Enano levantaron a las primeras víctimas, sus
familiares y amigos se comenzaron a movilizar para denunciar la privación
ilegal de la libertad ante las autoridades.
Al
filo de las 22:00 horas un grupo conoció que el alcalde de Piedras Negras se
encontraba con el gobernador Jorge Torres López y decidió dirigirse al Casino
Nacional para denunciar los hechos.
Hasta
ese lugar llegó el empresario Reginaldo Sánchez Garza y familias de las
víctimas desaparecidas para contar al alcalde y al gobernador el despliegue de
Los Zetas para secuestrar a decenas de personas, entre ellas algunos menores.
“Tras
recibir el reporte, el alcalde y el gobernador abandonaron la ciudad en medio
de un fuerte despliegue de seguridad, sin auxiliar a las víctimas”, contó uno
de los testigos de esa reunión quien habló con Proceso bajo la condición del
anonimato.
La
impunidad con la que actuaron Los Zetas la tarde del 18 de marzo de 2011 en
Allende, Piedras Negras, Monclova, Cinco Manantiales y en la Región Carbonífera
fue posible ya que habían sobornado a mandos del Ejército, delegados de la PGR,
Policía Federal y a jefes de la corporación estatal y municipal.
A
los funcionarios de la Fiscalía del estado y del gobierno los líderes zetas les
mandaron cerca de cuatro millones de dólares.
“El
dinero se entregó a través de Vicente Chaires (en ese momento secretario
particular del gobernador) y Jesús Torres Charles (fiscal general), y varios
pagos se hicieron en Saltillo. Fue algún tipo de acuerdo con el gobernador
Humberto Moreira”, afirmó Rodrigo Uribe Tapia, hijo de un exalcalde de Piedras
Negras, quien se presentó como operador financiero de Los Zetas en el juicio de
San Antonio.
Humberto
Moreira se ha querido deslindar de la masacre en el norte de Coahuila,
argumentando que cuando eso sucedió él ya estaba fuera del gobierno.
No
obstante, testimonios y documentos presentados en las cortes de Texas precisan
que los secuestros y desapariciones de decenas de personas que fueron incineradas
en el Cereso de Piedras Negras comenzaron antes de que terminara el año 2010,
cuando Humberto Moreira aún era gobernador.
Lo
ocurrido a partir del 18 de marzo del año siguiente fue la culminación de los
crímenes masivos.
(PROCESO/
Proceso/ 20/11/2016 - 10:59 AM)
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