jueves, 6 de octubre de 2016

MARÍA DESAPARECIDA


La mujer tarahumara, madre de nueve hijos, desapareció durante el plantón en Catedral

De María Olguín Olguín no se sabe nada. Llegó a Culiacán con la caravana de Tarahumaras para exigir al gobierno de Mario López Valdez que llevara atención médica y caminos a sus pueblos, ubicados en la zona serrana del municipio de Sinaloa, y días después desapareció del Hospital Pediátrico, donde tenía internado a su hijo.

Desde el pueblo de Todo esto, en la comunidad de Cuitaboca, salió María junto con su esposo, Fortino Castro, y Ángel, el menor de sus hijos, de apenas un año y 9 meses; llegaron a Sinaloa de Leyva el 15 de septiembre, con un grupo de47 indígenas liderado por el profesor Román Rubio, para “botear” y conseguir dinero para pagar el traslado hasta Culiacán.

Tres días después llegaron hasta la capital sinaloense y se instalaron fuera de Catedral, en un plantón que duró hasta el viernes de la semana pasada, pero María no pasó los últimos días con el grupo de Tarahumaras,

No hay certeza de cómo paso. Lo único que es seguro es que la mujer de 35 años desapareció. La última vez que la vieron fue el 26 de septiembre en el Hospital Pediátrico, alrededor de las 17:30 horas.

Ángel, el hijo de María, fue ingresado al nosocomio el 21 de septiembre, con un cuadro de bronquitis, según consta en el expediente 202039 del hospital.

A María la intentaron ingresar al albergue contiguo para que pudiera dormir, comer y bañarse, pero la mujer, que poco habla español, se negó a quedarse y prefirió dormir en las sillas que se encuentran en la clínica.

“Cuando la trae trabajo social para acá a ingresarla, la señora no se quiso quedar, no firmó nada, se les pone una pulsera para estar aquí y no la quiso… de hecho no quiso ni meter sus cosas. Ahí las tenía, a un lado de laambulancia”, señaló una de las encargadas del albergue.

La misma encargada, que también trabaja de enfermera, aseguró que María Olguín estaba muy intranquila y que la última vez que la vio fue el 26 de septiembre, y ya lucía mejor.

El profesor Román Rubio, que va a la comunidad a enseñarles español, aseguró que nunca vio nada extraño en María, pero cree que pudo desesperarse y entonces salir del hospital tratando de llegar a Catedral con sus otros compañeros, en busca de ayuda y una cara conocida.

Fortino, el esposo de María, regresó en la noche al Hospital pero ya no encontró a su esposa, y se quedó con su hijo creyendo que estaba con los demás en Catedral. Al día siguiente, el 27 de septiembre, el niño fue dado de alta.

En catedral sus compañeros seguían en la lucha tratando de ser atendidos por el gobierno estatal, para exigir desde la capital por segunda vez en el año, mejores condiciones. En mayo pasado fueron atendidos por el propio Gobernador de Sinaloa, y días después fue en helicóptero a la comunidad de Cuitaboca para inaugurar una escuela y un dispensario médico, pero solo sirvió para la foto: no hubo medicamentos ni doctor que los atendiera después del acto protocolario.

“Pedimos la carretera para poder llegara la cabecera que tiene doctores y escuelas… hay caminos que ni en las motos (cuatrimotos) se puede llegar, nomás caminando, un día tuve que trasladar a una con amenaza de aborto. Hicimos como ocho horas pa llegar”, dijo Delfino, uno de los líderes de Cuitaboca.

Fue hasta el 27 de septiembre cuando un grupo reducido de Tarahumaras fue atendido por las autoridades delgobierno estatal, para darles más promesas de ayuda. Pero salieron contentos, dispuestos a levantar el plantón y partir ese mismo día rumbo a su pueblo.

Al llegar a Catedral para darles las nuevas a los demás manifestantes, se encontraron con la noticia de la desaparición de María y de inmediato acudieron al hospital donde les informaron que no sabían de ella.

Preguntando con familiares de otros pacientes se encontraron con al menos dos versiones: una que señalaba que una trabajadora social insistentemente le pedía el cobro a María para dar de alta a su hijo y en el desespero por no entender, quitó una de las mangueras con la que tenían canalizado al niño, y trató de ahorcarse. Una mamá que estaba cerca de ella lo impidió.

“(Con) esa señora venía su esposo, venían otros dos señores más que son del movimiento que tienen ellos ahí en catedral. La señora como que no es de su capacidad mental sana; el habla, no me podía decir bien ni el nombre de su niño, me decía angelito, no había mucha congruencia en lo que ella decía, una señora que tiene una deficiencia, a lo mejor no muy notoria pero sí una deficiencia”, mencionó  la trabajadora social que la ingresó.

La otra versión es que a María se la llevaron con engaños unos desconocidos, que al parecer consumían drogas cerca del hospital, y otros aseguran que se la llevó una mujer, sin dar más detalles.

De manera inmediata los líderes acompañaron a su esposo para poner la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), y empezaron a organizar algunas caravanas para ir por algunas calles en su búsqueda, pero hasta ahora nadie sabe del paradero de María.

El jueves pasado, el activista Oscar Loza Ochoa, de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos en Sinaloa (CDDHS) pactó una reunión con el subprocurador de la zona centro, Julio César Romanillo.

Al salir de la reunión tomaron la decisión de regresar a sus pueblos, y solo un grupo reducido se quedó en la capital para seguir con la búsqueda y estar al pendiente de las investigaciones.

El 28 de septiembre, la PGJE envió a los medios un comunicado en el que solicita ayuda para localizar a María.

“Ella (María) salió del hospital, donde cuidaba a su hijo enfermo, para ir al albergue a tomar alimentos y ya no regresó, en el albergue manifiestan que se retiró aproximadamente a las 5 PM y no se le ha vuelto a ver”, comunicó la PGJE.

Hasta el viernes por la noche, a María la seguían esperando sus nueve hijos y su esposo.


(RIODOCE/ CRISTIAN YARELY DÍAZ/  3 OCTUBRE, 2016)

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