Ahora en Tijuana y en todas
las fronteras hacia Estados Unidos, todo es distinto. La tecnología ha impuesto
una forma más civilizada, amable, entre nosotros y ellos. Sólo necesitas tu
pasaporte y visa. Tres intensas y largas colas de gente: una de “vía rápida”,
discapacitados; otra para “normales”, y una tercera para solicitantes de asilo
humanitario o político. Amén de las 10 para vehículos. La cola fue de cuatro
horas, tuve que soportar una gama diversa de pordioseros, vendedores gritones y
gentegandalla que intenta invadir la fila. Las mujeres hacen corrillos para el
chisme, tratan sobre todo tipo de temas, el más recurrente ahora fue la muerte
del divo de Juárez: “No es cierto que murió, lo que pasa es que ya estaba harto
y se fue a vivir a una isla solitaria. No, eso no puede ser, yo vi las cenizas
en la carroza…”
Al llegar a San Diego, me
sorprendió ver gente menesterosa, por cierto, no vi un solo mexicano, todos
eran gringos, la mayoría negros. El paisaje más patético lo encontré en el mero
corazón de Los Ángeles, decenas de cuadras con tienditas de campaña invadiendo
las banquetas, ahí viven miles de personas, se notan enfermas y drogadas, la
mayoría negros. Es triste, deprimente,tanta miseria y hasta cierto punto
increíble, en un país que se define como “el más poderoso del mundo”. ¿Será el
precio por ser los consumidores de droga número uno del orbe?
Ya enfilado rumbo a San
Francisco, disipé aquellas horribles imágenes con los paisajes del campo
sembrados de viñedos, nogales, olivos, maizales y algunos muy pequeños de
marihuana. Resaltan las extractoras de petróleo, parecen pelícanos gigantes
picoteando el terreno. Más adelante vi montañas y lagos, entre los que va
reptando el inmenso freeway atestado de vehículos, pero también una importante
cantidad de camiones de caja y plataforma con carga industriosa, que muestran
el dinamismo de un país vigoroso.
La impresionante imagen del
Golden Gate, puente legendario que ha cobrado vida en muchas películas, ícono
de San Francisco, abriga el sentimiento de poetas y creadores románticos de los
cinco continentes, ahí se refugian, identificándose con los dioses y las musas
atraídos por el glamur que prodiga la libertad del espíritu envuelto en el olor
del cannabis, entremezclado con el de café, de la alta cocina y los vinos de
mesa. Disfrutando un vermut y un cigarrillo acorde al olor, con la vista hacia
la bahía, deje volar la imaginación. Recordé la imagen del viejo puente Cañedo,
con sus arcos y piso de madera y la corriente fresca y clara del Tamazula. ¿Qué
quieren? Se impone la nostalgia del terruño.
De regreso, cumplí con un
compromiso, el señor Carlos LeGarrette, quien fue por años organizador y asesor
del legendario César Chávez, me había invitado con antelación a visitar la
Universidad de San Diego para estar presente en su exposición de fotografías
denominado The FARMWORKERS MOVEMENT—Through the Lens of Carlos LeGarrette—,
evento programado desde el 9 de septiembre al 18 de noviembre de 2016, entrada
libre de lunes a viernes de 12:00 a 17:00 horas. Muestra 75 fotografías de
momentos históricos del gran luchador por los derechos civiles. César Estrada
Chávez nació el 31 de marzo de 1927 en San Luis, Arizona, sus padres eran
inmigrantes que llegaron de Chihuahua. Aunque pobres, se preocuparon por mandar
a su hijo a la escuela. César aprendió inglés, leyó a Gandhi y San Francisco de
Asís; de ellos conoció sobre la condición humana, supo lo que era el bien y el
mal.
Los abusos manifestaban el
racismo engendrado en los patrones gringos que sometían a los humildes y
sufridos trabajadores a jornadas intensas y mal pagadas. Eso no lo aceptó el
espíritu rebelde de César Chávez. Protestó, alzó la voz y escribió en
cartulinas los primeros mensajes de protesta. Inspirado en Gandhi inició una
lucha pacífica, pero decidida.Se sacrificó con ayunos y huelgas de hambre, así
abrió un boquete en el sentimiento del férreo zajón. La lucha y las acciones
cívicas de César Chávez, en la década de los 60 hastalos 90, al grito de ¡Sí se
puede! alcanzaron resonancia mundial; al cumplir los 35 años, el 31 de marzo de
1962, apoyado por Dolores Huerta, fundó el Sindicato de Trabajadores Agrícolas
Migrantes (UFW por sus siglas en inglés). Luchó por trabajadores llegados de
Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Durango, Zacatecas, Oaxaca y Guerrero,
principalmente.
Don Carlos LeGarrette y su
esposa Linda, son miembros, junto con el profesor Alberto López Pulido y miles
más, de The FARMWORKERS MOVEMENT, organización que mantienen viva y actuante la
lucha iniciada por César Chávez. LeGarrette me informó que cuenta con más de 4
mil fotografías, videos y documentos que confirman las hazañas del luchador,
gran parte de este material él mismo lo creó, pues siendo principal asesor del
líder estimó importante conservar estos testimonios; afirma que lo más
importante es que la agrupación que mantiene vivos los derechos de los
trabajadores del campo, que son miles.
Por falta de espacio, sólo
diré que César Chávez, aunque nació en Estados Unidos,tuvo sangreTarahumara.
Esa estirpe le inyectó fuerzas para defender a los de su raza de origen mexicano,
y de países de Centroamérica.En los Estados Unidos, en México y muchos lugares
del mundo, se le considera un líder de la talla de Gandhi, Mandela y Luther
King; igual que éstos, entregó su vida a
favor de la paz y la humanidad.
leonidasalfarobedolla.com
(RIODOCE/ LEONIDAS ALFARO/3 OCTUBRE,
2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario