Foto: Archivo
Carlos Gamiño González vivió
la mayor parte del tiempo de su vida delictiva en la impunidad que da el
anonimato, producto de la corrupción en los sistemas policíacos y de
procuración de justicia.
En Baja California,
particularmente en Tijuana, solo se le conocía como “El Karateca”.
Parte de esa nueva generación
del Cártel Arellano Félix que de la mano de dos hijos de los infames hermanos
Benjamín y Ramón, intentan mantener la estructura criminal activa.
Se decía que Gamiño González
era el brazo derecho de “El Piloto”, como se tiene identificado a quien
supuestamente encabeza el mafioso grupo de los Arellano.
Mientras algunas autoridades
dicen que “El Piloto” es uno de los hijos Arellano, otros refieren que se trata
de un cercano a la familia que encabeza el cártel.
Gamiño fue detenido el 26 de
febrero de 2016 en San Luis Río Colorado, Sonora. Lo acompañaban Juan Alberto
Juárez Cabrera y Alan Fernando Gamiño Moreno.
Pues hará cosa de un mes, el
1 de agosto, un Juzgado federal condenó a “El Karateca” y a sus secuaces a 11
años de prisión, por los delitos “contra la salud, modalidad posesión con fines
de comercio del psicotrópico metanfetamina”.
Del resto de los Arellano que
continúan con la actividad y la ola de violencia en Tijuana (548 ejecutados en
lo que va del año en Tijuana), poco se sabe. Ni las Policías ni los
investigadores, saben
siquiera cómo se llaman. Impunidad total.
(SEMANARIO ZETA/ DICHOZ Y HECHOZ /
REPORTEROS ZETA/ VIERNES, 2 SEPTIEMBRE,
2016 10:00 AM)
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