LONDRES, INGLATERRA
(01/SEP/2016).- Más allá de implicaciones políticas, sociales y económicas, la
construcción de un muro entre Estados Unidos y México sería una intervención
ecológica importante que afectaría la vida silvestre, como los hábitats y la
migración de diversas especies.
La libre circulación entre ambos países, uno
de los temas centrales de la campaña presidencial de Estados Unidos, no es sólo
un asunto humano pues un número indeterminado de especies de animales viven o
cruzan esa frontera, advirtieron expertos.
Desde que anunció su intención de buscar la
nominación presidencial republicana en junio de 2015, el ahora candidato Donald
Trump ha prometido construir un muro impenetrable a lo largo de la frontera sur
de su país, la cual simboliza su posición sobre la inmigración.
La promesa desató un encendido debate
principalmente sobre las consecuencias sociales, pero qué significaría para la
vida silvestre de la región fronteriza, a través de la cual animales y aves se
desplazan regularmente entre el norte y sur del continente.
Existe una numerosa población diversa de
mamíferos, aves y plantas, como los icónicos correcaminos americano y el cactus
saguaro, así como pumas, borrego cimarrón, jaguares y ocelotes, éstas dos
especies en peligro de extinción.
Los animales son susceptibles a las fronteras
artificiales de diferentes formas y tamaños, "no sólo los muros" sino
también las carreteras, vías de tren y todo tipo de infraestructura hecha por
el hombre.
"La infraestructura fronteriza no sólo
bloquea el movimiento de la vida silvestre, también destruye los hábitats y la
conectividad que los animales utilizan para desplazarse de un lugar a
otro", indica Sergio Ávila Villegas, del Arizona Sonora Desert Museum, en
Tucson.
Además la restricción de los sitios de
apareamiento puede disminuir la diversidad genética, por lo que pondría en
riesgo a los animales más susceptibles, explica Ávila a la cadena pública de
noticias BBC de Londres.
Las vallas humanas también pueden interrumpir
la polinización y perturbar las cuencas hidrográficas y cursos de agua, a veces
lleva a que inundaciones también puedan destruir el hábitat.
Hay innumerables ejemplos históricos, como lo
ocurrido en Antelope Valley en California, donde miles de antílopes perecieron
en la década de 1880 porque no fueron capaces de cruzar las vías del
ferrocarril recién puestos.
En la región fronteriza existen especies que
necesitan cruzar la frontera para aparearse con sus primos genéticamente
diferentes, incluyendo el jaguar en peligro de extinción en América del Norte y
los osos negros reintroducidos en Texas en la década de 1990.
El doctor Clint Epps, biólogo de la
Universidad Estatal de Oregon, afirma que las especies han estado cruzando la
frontera desde hace entre tres y 20 millones de años, por lo que una barrera
física alteraría fundamentalmente la situación y habría consecuencias.
"Algunas especies, como el borrego
cimarrón, tienen poblaciones dignas en ambos lados de la frontera, pero
dependen de esos movimientos para mantener la diversidad genética y para la
recolonización de su hábitat que ha sufrido extinciones locales", explica.
Para Epps, la libertad será cada vez más
importante ya que el clima continúa calentándose y las especies tienen que
moverse para encontrar un hábitat adecuado, y la construcción de un muro
completo conduciría a la pérdida de especies o a la creación de nuevas.
Ávila Villegas reitera que una barrera física
completa tendría "efectos para el ecosistema en su conjunto".
Existe una frontera entre los dos países y
aunque es permeable, expertos ya han observado a animales en dificultades,
incluyendo al puma y al gato montés
Aproximadamente el 40 por ciento de la
frontera de tres mil 200 kilómetros está cercada, la mayor parte de la valla se
colocó a partir de 2006 cuando fue aprobada la polémica Secure Fence Act, para
impedir la entrada ilegal a Estados Unidos y el contrabando de drogas.
(DOSSIER POLITICO/ Notimex/ 2016-09-0)
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