Golpe de suerte de las policías de Ahome
En un inesperado golpe de suerte, las corporaciones policiales del norte de Sinaloa terminaron por acabar con una célula de matachapulines
que operaba en esta ciudad protegiendo los intereses narcomenudistas
para el cártel de Guasave que lidera Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro.
Detuvieron a dos y mataron a otro par. Los aprehendidos resultaron
ser padre e hijo, Pedro Rodríguez Soto de 50 años de edad y Carlos
Rodríguez Mendívil de 23, ambos residentes del ejido 20 de Noviembre.
En la misma acción, pero minutos antes de la captura, la fuerza
policial había asesinado en intercambio de fuego a Juan Espinoza Leyva
de 28 años de edad, residente de la colonia Miguel Hidalgo (Los Cocos) y a Rommel Aguilar Valenzuela, avecindado en el ejido Mochis, de 31 años de edad.
Los cuerpos quedaron dentro de una casa de seguridad. Tanto a los
fallecidos como a los detenidos se les aseguraron cuatro armas de fuego:
un fusil AR-15, un subfusil MP-5, una subametralladora Ingram y una
pistola, estas últimas tres armas de calibre 9 milímetros.
La célula de matones tripulaba un auto Malibú de color verde. Es el
mismo auto que testigos habían reportado como utilizado en otros
asesinatos.
La noche de su captura, apenas el lunes anterior, estos fueron
conducidos por sus cómplices a ejecutar al ocupante de un Honda negro
que estaba aparcado en el estacionamiento público de una tienda
localizada en las calles Pasadena y 21 de Marzo, al oriente de la
ciudad. Se trataba de un chapulín, declaró Pedro. El término se lo asignan a las personas que venden droga para la competencia.
Cuando arribaron al lugar, se encontraron con dos personas. A ambas
las mataron. Resultaron ser Paúl López Vega de 32 años, y Jesús Arnoldo
Nieblas Beltrán, de 23 años. Tres domicilios de Paúl ya habían sido
cateados, por narcomenudeo.
Al escapar se toparon con policías que circunstancialmente
patrullaban el bulevar Centenario y que habían escuchado los disparos.
Se inició la persecución que terminó con la muerte del piloto y
copiloto. En tanto que Pedro tomó de la mano a su hijo y ambos corrieron
por entre las casas, que conocían a la perfección.
No lograron burlar
el cerco policial, y finalmente fueron atrapados.
Ya detenido, Pedro cantó. Según un reporte de la Policía Ministerial
del Estado, dijo ser sobreviviente de la célula que componía junto con
Guadalupe Rafael Zamora González, José Filiberto López Soto y David
Molina Andrade, a quienes conocía por los apodos del Rafa, el Alacrán y el Teco.
Todos ellos eran residentes del municipio. Ellos murieron enfrentados
con la Policía el 19 de septiembre, cuando mataron al vendedor de hot dogs, Juan Carlos Nieblas López, en el fraccionamiento Juan Cota.
Pedro dijo que 15 días antes, el 4 de septiembre, en la calle
Principal del ejido 9 de Diciembre, frente al abarrote Felipe, mataron a
balazos a José Benito Arellano Álvarez, de 24 años.
Ocho días después, el 12 de septiembre, en calle Virrey Melchor Porto
1962 esquina con Virrey Juan de O’Donojú, en el fraccionamiento Urbi
Villa del Rey, el Rafa, el Alacrán y el Teco asesinaron al mecánico, Irving Alexis Estrada Álvarez, de 30 años de edad, y en donde él participó como apoyo.
El tercer hecho sangriento que se les imputa lo perpetraron el 7 de
octubre, a las 20:40 horas, frente a la cancha deportiva ubicada por los
bulevares Macapul y Río Fuerte, en el Infonavit Macapule, hirieron a
tiros a José Antonio López Zapata, de 17 años.
Finalmente, el 10 de octubre balean a Felipe Zapién Flores, quien murió cuatro días después.
Pedro y su hijo Carlos esperan ahora les resuelvan su situación jurídica.
Procurando el silencio
La Procuraduría General de Justicia del Estado y la Policía
Ministerial del Estado, especialmente la acantonada en esta ciudad, no
mide con la misma vara a todos los detenidos.
Por un lado exhibe a quienes considera multiasesinos domésticos
leales al cártel de Guasave, y por el otro protege, oculta y se guarda
información de probables gatilleros culichis aprehendidos en Los Mochis.
Tal es el caso del estado que guarda la detención de José Leobardo
Ramírez Hernández, de 23 años, de Culiacán, Martín Llamas Durán y, José
de Jesús Ramírez Durán, de 23 y 24 años, respectivamente, con domicilios
en Navolato, Sinaloa, realizada el 12 de septiembre, en la víspera del
asesinato del mecánico Irving Alexis Estrada Álvarez, en el
fraccionamiento Urbi Villa del Rey.
A estos les encontraron seis armas largas tipo AK-47, dos pistolas,
un par de granadas de fragmentación, 600 cartuchos útiles, 25 cargadores
para arma larga, dos chalecos tácticos, dos chalecos blindados y un
auto Volkswagen, línea Bora, modelo 2010, robado aquí. Pero desde
entonces, no se sabe nada de ellos.
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