Agentes del
Ministerio Público Federal basaron sus acusaciones a los sicarios del Barrio
Logan y a los hermanos Arellano Félix, solo en las declaraciones del director
de ZETA, las cuales fueron desestimadas. Juez les llama la atención, y
considera los testimonios de familiares de “El Pato” para absolverlo, y las
declaraciones de narcotraficantes para sentenciarlo por delincuencia
organizada. La impunidad continúa en la tentativa de asesinato al periodista
Adela Navarro
La primera vez que declaró sobre el asesinato
en grado de tentativa contra Jesús Blancornelas, ante la entonces UEDO (Unidad
Especializada en Delincuencia Organizada), Marco Antonio Quiñones “El Pato”,
dijo que el año en que iban a asesinar al periodista, quedó de verse en el
Sanborns del centro, con su cuñado, David Barrón Corona “El CH”.
Pero que se retrasó
quince minutos y “El CH” ya se había ido. Esperó, pero éste ya no regresó.
Horas después sabría –según él– que había caído muerto por fuego cruzado en la
emboscada que sicarios del cártel Arellano Félix, de las células de los
narcojuniors y de la calle 30 de Logan Heights, ejecutaron contra el director
de ZETA, y donde asesinaron a Luis Valero, seguridad del periodista.
En la segunda
declaración, años después y ante la PGR, “El Pato” cambió la versión. Dijo que
aquel día 27 de noviembre de 1997 y desde 24 horas antes, él se encontraba en
la casa con el número 9057 de la calle Obispado del fraccionamiento Monterrey,
en compañía de cinco mujeres. Su esposa, la hermana de ésta, su suegra, otra
familiar, y la señora del aseo.
Las cinco fueron
citadas a declarar por la defensa, y las cinco declararon que efectivamente
estaban con él en los preparativos de lo que sería la cena de acción de
gracias, tradición norteamericana.
El Juzgador del
Distrito 6 de Toluca, Estado de México, consideró las declaraciones de la
esposa y la familia de “El Pato”, para absolverlo del asesinato en grado de
tentativa contra Jesús Blancornelas, del asesinato de Luis Valero y del
asesinato de David Corona. El mismo Juez y con los mismos elementos que
desestimó para sentenciarlo por el crimen contra el periodista y su seguridad,
lo condenó a doce años con nueve meses de prisión por delincuencia organizada.
Los elementos que el
Juez Roberto Hoyos Aponte consideró para la sentencia por delincuencia
organizada, fueron los testimonios de otros criminales integrantes del cártel
Arellano Félix, en especial el de Emilio Valdez Mainero, testigo protegido de
los Estados Unidos quien señaló a Quiñones “El Pato”, como parte de la célula
de sicarios al servicio del CAF, que comandaba David Barrón Corona.
El Juez desestimó
también las declaraciones del director del Semanario ZETA, quien incluso puso
en la escena del crimen a “El Pato”, a Fabián Martínez “El Tiburón”, y a otros
sicarios como sus atacantes. Jesús Blancornelas fue hostigado por la defensa de
quienes desde la PGR fueron señalados como sus verdugos. Los abogados de José
Alberto Márquez “El Bat”, y los de Quiñones, fustigaron al periodista en tres
ocasiones.
PGR señala, ZETA publica, no indagan
David Barron Corona
"El CH"
David Barron Corona “El CH”
No identificado
oficialmente
No identificado oficialmente
No identificado
oficialmente
No identificado oficialmente
Marcso Arturo
Quiñonez "El Pato"
Marcso Arturo Quiñonez “El Pato”
El interrogador
preguntó a Jesús Blancornelas:
–Que nos diga el
testigo si sabe el motivo o la razón por la cual las organizaciones criminales
denominadas “Mafia Mexicana” y “Logan Heights Calle Treinta”, prepararon el
atentado de que fue objeto, hechos en los cuales perdiera la vida Luis Lauro
Valero Elizalde, y el deponente resultara lesionado.
El Director de ZETA
respondió:
“Que sabe que la
publicación de una carta que le entregó la señora María Castaños y que publicó,
en la cual esta última recriminaba a Ramón Arellano por haber matado a sus dos
hijos, y el otro motivo que considera fue haber descubierto que ese mismo grupo
asesinó a dos Agentes Federales en las afueras de los Juzgados de Distrito, que
se ubican en el domicilio anterior y que fueron encabezados por Barrón alias
‘El CH’”.
El anterior es un
extracto de la ampliación de declaración que le tomaron a Jesús Blancornelas el
11 de octubre de 2004, en el Juzgado Cuarto de Distrito en Baja California.
Otras preguntas: A
qué distancia tuvo a las personas señaladas como perpetradores de su atentado,
el día del atentado por cuánto tiempo los vio, cómo, desde dónde, dónde se
encontraban, cómo le quedaron a la vista, cuántos fueron los que quisieron
matarle, si recuerda los nombres, que diga cómo los conoce y por qué, quién le
informó, que si supo cuándo se preparó el atentado en su contra, cuál fue su
reacción emocional.
Le insistieron al
periodista: que dijera cuántos testigos le informaron de la llegada del grupo
de sicarios a Tijuana días antes del atentado y del hospedaje de algunos de
ellos en el Hotel Palacio Azteca; Blancornelas paciente, respondió como
periodista y protegió a sus fuentes, a sus compañeros.
La realidad es que
la información, las fotografías, los nombres, los hechos antes del atentado, la
planeación del mismo, fueron informados a los editores de ZETA por parte de
agentes de la Procuraduría de Justicia del Estado –los mismos que custodiaban
al periodista y se retiraron días antes del ataque–; de personal de la
Procuraduría General de la República, de la investigación oficial iniciada en
1997, y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que también indagaba
sobre los responsables del atentado.
Un año después de
aquel 27 de noviembre de 1997, en ZETA publicamos:
“Encabezados por ‘El
CH’, los siete restantes están identificados como pistoleros y guardaespaldas
de los hermanos Arellano Félix. De acuerdo a información de instituciones
policíacas estadounidenses, todos pertenecen al Barrio Logan de San Diego y a
la pandilla de la Calle Treinta.
“Felipe Pérez Cruz,
Comandante de la Judicial Federal declaró recientemente que un Juez de Tijuana
había librado siete órdenes de aprehensión contra sicarios del Barrio Logan,
por el atentado a Jesús Blancornelas. No precisó nombres, pero
extraoficialmente se sabe, que los a continuación presentados, participaron en
el atentado: David Barrón Corona, Marco Arturo Quiñones ‘El Pato’, Antonio Peña
Huerta o Adelaido Reyes ‘El Lalo’, Michael Anthony Jarboe ‘El Pee Wee’, Alfredo
Araujo Ávila ‘El Popeye’. Otros: Isaac Guevara Hernández ‘El Zigzag’, José
Alberto Márquez ‘El Bat’. También Fabián Martínez ‘El Tiburón’”.
Pero el interrogador
para la defensa de “El Bat” y “El Pato”, cuestionó a Blancornelas. En total le
formularon 30 preguntas, todas en el mismo tono. Buscaba que el periodista demostrara
con su investigación periodística la participación exacta de sus atacantes. La
investigación, el interrogatorio, tenía por fin, desestimar las declaraciones
del periodista y sus publicaciones en el semanario.
Así lo anotan en el
expediente donde se informa la absolución de Marco Antonio Quiñones “El Pato”:
“De la anterior declaración se obtiene que el ofendido persistió en su conducta
de omitir dar los nombres y direcciones de los testigos que según dice
reconocieron en el lugar al sujeto activo, además de que todo lo supo por
investigaciones periodísticas que realizó respecto de las organizaciones
criminales denominadas ‘Mafia Mexicana’ y ‘Logan Heigths Calle Treinta’.”
Agregan respecto la
ampliación de declaración del director de ZETA:
“Por lo que tal
aseveración se denota vaga e insuficiente para la acreditación de una plena
responsabilidad, ya que por una parte ni siquiera reconoce que Marco Antonio
Quiñones alias “El Pato”, hubiera estado presente al momento de los hechos en
que fue agredido; y dicho dato resulta esencial para que esta autoridad esté en
posibilidades de determinar la forma de participación que tuvo el encausado en
la comisión del delito, pues tal elemento no puede ser deducido por medio de
meras conjeturas, ya que para tal fin, debe contarse con pruebas plenas que
permitan dictar sentencia condenatoria apegada a derecho y justicia”.
MP Federal no
investigó
Alfredo Araujo Ávila
"El Big Popeye"
Alfredo Araujo Ávila “El Big Popeye”
Antonio Peña Huerta
ó Adelaido Reyes, "El Lalo"
Antonio Peña Huerta ó Adelaido Reyes, “El
Lalo”
Michael Antony Jabor
"El Peewee"
Michael Antony Jabor “El Peewee”
No identificado
oficialmente
No identificado oficialmente
Una parte sustancial
de la investigación sobre la participación de Quiñones en el atentado a
Blancornelas, está basada en la declaración del periodista. Ni la Agencia del
Ministerio Público Federal, ni los investigadores asignados, presentaron sus
indagaciones, si es que las realizaron. Lo confirman en la foja 145 de la
sentencia absolutoria:
“Lo anterior se dice
así, pues de las constancias existentes en la averiguación previa y durante la
instrucción, como ya se vio, no obran pruebas aptas y bastantes que permitan
plenamente establecer la responsabilidad del enjuiciado en la comisión de los
antijurídicos que le atribuye el Agente del Ministerio Público de la
Federación; ya que solo se cuenta con las declaraciones del agraviado José
Jesús Blanco Ornelas, rendidas el 5 de diciembre de 1997 (una semana después
del atentado), el 26 de octubre de 1998, el 26 de marzo y el 11 de octubre de
2004”.
Cuestionaron los
abogados defensores que en el “parte informativo a dos días del atentado ya
habían descubierto quiénes participaron en los hechos sin tener hasta ese
momento ninguna declaración de ningún testigo presencial, solo sus
investigaciones; luego once meses después la víctima…retoma los nombres
señalados en el parte informativo con número de oficio 641 de 29 de noviembre de
1997”.
Abundaron: “Así
mismo, respecto de los artículos periodísticos, que obran en la causa no son de
tomar en cuenta ya que se trata de un punto de vista de quién lo hace ya que no
forman una prueba documental ni pública ni privada”.
Finalmente resumen,
ante la falta de actividad de investigación científica por parte del Ministerio
Público Federal: “No existe indicio de cargo suficiente y bastante que lo
ubique de manera concreta y personal en los actos ilícitos de que se trata…”.
Las declaraciones
que sí tomaron como válidas, certeras, fueron las de “El Bat”. Asegura no
conoce al resto de los integrantes de la Mafia Mexicana, ni a “El Pato”, y que
en la fecha del atentado él se encontraba con su hermana de pesca en Los Cabos.
Que tenía una orden de aprehensión en California por violar su libertad
condicional y que por ello se vino a residir a Tijuana.
Sobre su viaje a Los
Cabos, Márquez dice que se fueron en carro y que en todo momento, tanto en San
Quintín como en Los Cabos, acamparon en la playa, por lo que en estricto
sentido no puede probar su estadía en Baja California Sur, pero su palabra fue
considerada como verdadera, sin mediar interrogatorios a familiares, buscar
recibos que ubicaran al señalado en el trayecto a Los Cabos, o ubicarlo en Baja
California Sur. El dicho del detenido fue más que suficiente.
Otro señalado,
Adelaido Reyes, justificó que el día del atentado se encontraba en San
Francisco del Rincón, Guanajuato, pero no presentó pruebas de ello; además que
lo habían deportado cuatro meses antes de Estados Unidos y que no conoce a
miembro alguno de la Mafia Mexicana.
Ante las
inconsistencias, ante la falta de investigación por parte de los agentes del
Ministerio Público Federal, el Juez reflexionó en el caso: “Se advierte que el
representante social de la Federación que es a quien compete aportar las
pruebas de cargo, en el presente asunto no cumplió con la carga probatoria que
le era inherente, a fin de fortalecer y hacer culminar exitosamente su acción
penal, pues el hecho de que el dicho del testigo de cargo (ofendido), se vea
disminuido en su real dimensión probatoria, es el notorio desinterés, traducido
en la falta de acuciosidad al interrogarlo…”.
Y coincidió que el
caso acusatorio estaba basado exclusivamente en las declaraciones del
periodista, y que la investigación no se continuó:
“Atendiendo los
razonamientos expuestos, debe decirse, que los indicios de cargo existentes en
el sumario son insuficientes para tener por acreditada la plena responsabilidad
en la comisión de tal delito, siendo que es el fiscal federal al que le
corresponde demostrar la conducta ilícita como base del ejercicio de la acción
penal, lo que no acontece en el caso, pues los indicios recabados en la
indagatoria, si bien son aptos para justificar el delito, no lo son para
demostrar la participación del enjuiciado en la perpetración de los mismos,
pues como ya se dijo, en ese sentido solo obra el dicho impreciso de José Jesús
Blanco Ornelas, y en ese contexto, insuficiente para acreditar la intervención
activa del encausado en su comisión”.
Acreditan la delincuencia organizada
Sin embargo, el Juez
Hoyos Aponte sí sentenció a Marco Arturo Quiñones “El Pato” por delincuencia
organizada. Es decir, los elementos que se desahogaron por la participación en
el atentado al periodista, no fueron suficientes para procesarlo por ese
delito, pero sí para probar que pertenece al cártel Arellano Félix, que
participó en la comisión de delitos y por lo tanto fue sentenciado a doce años
con nueve meses por delincuencia organizada, pues:
“Junto con otras
personas formaba parte de la organización delictiva conocida como el cártel de
Tijuana comandado principalmente por los hermanos Arellano Félix, la cual opera
principalmente en el estado de Baja California…ya que el propio acusado tenía
encomendada la función de sicario de la misma, continúa diciendo que se hace
patente el reparto de tareas y funciones específicas que permiten obtener de
manera eficaz los fines criminales pretendidos por dicho grupo delictivo, esto
es, efectuar el tráfico de estupefacientes en las localidades en las que establecieron
su asiento”.
Entre las varias
declaraciones que ubican a la Mafia Mexicana o la pandilla de la Calle Treinta,
liderada por David Barrón Corona y de la cual formaban parte los señalados como
asesinos en grado de tentativa contra Jesús Blancornelas, destacada de la de
Gustavo Miranda Santacruz, y en particular, la de Emilio Valdez Mainero, ambos
en los ochenta y noventa, miembros del CAF.
Emilio Valdez
Mainero declara que en mayo de 1992, él, Arturo “Kitty” Páez Martínez, Fabián
Martínez González “El Tiburón”, David Barrón Corona y Jorge Alonso, fueron a
buscar para matarlo, a Ricardo Olmos; que después que lo localizaron como
usuario de un taxi, se emparejaron al vehículo y Valdez y Barrón descendieron
del suyo y dispararon hasta matar a los del taxi, que en el ataque, Barrón
Corona resultó herido, que Páez Martínez le disparó en un pie de manera
accidental.
Después del ataque
hablaron con Ramón Arellano para ver a dónde llevaban al herido David Barrón
Corona, a un piso franco, y que lo entregaron a un Policía Judicial del Estado
quien lo llevó a otro sitio para que lo operaran.
Textual la
declaración de Valdez Mainero: “Yo sabía que Marcos Arturo Quiñones era un
asesino de la organización Arellano Félix quien trabajaba bajo la dirección de
David Barrón Corona”. El mismo sicario que cayó muerto durante el atentado
contra el periodista.
En la foja 185 del
expediente en cuestión se concluye sobre Emilio Valdez Mainero: “De la anterior
declaración se obtiene que el testigo colaborador de la justicia americana
reconoce la existencia de una organización criminal denominada cártel de
Tijuana, comandada por los hermanos Arellano Félix, describiendo diversos
eventos en los que intervino, resaltando el hecho de que entre las personas que
señala que lo auxiliaron para llevar a cabo la ejecución se encontraba el
propio David Barrón Corona, quien era gatillero de la organización”.
Documentos del FBI
confirman las declaraciones de Valdez, y vinculan a “El Pato”, “El Pee Wee”,
“El Zigzag”, a la pandilla criminal organizada Logan Heights calle Treinta”.
Identifican a Barrón
como jefe de ese grupo y como ejecutor. Determinan: “Estas pruebas son eficaces
para establecer que existió un grupo de sicarios que trabajó para la
organización criminal de los Arellano Félix, uno de ellos es el ahora acusado
Marco Antonio Quiñones alias “El Pato”.
Con ello van armando
el caso para la sentencia por delincuencia organizada, pero no por el crimen
contra el periodista, a pesar que el parte del 29 de noviembre de 1997, y
ratificado ministerialmente por Manuel Cortés Martínez, Víctor Rodríguez
Alcázar y Francisco Salvador Ciriaco, señalaba: que el occiso David Corona
Barrón (sic) entre sus pertenencias traía códigos claves que de acuerdo a lo
expresado por los agentes policíacos corresponden a los utilizados por una
organización internacional relacionada con el narcotráfico, también se
evidencia que la organización es encabezada por los hermanos Arellano Félix, y
que éstos tienen nexos con pandillas del Barrio Logan, de la cual era miembro
el occiso Corona Barrón, los cuales se empleaban como sicarios. Asimismo, se
evidencia que Jesús Blanco Ornelas sufrió un atentado en el que intervinieron
varios sujetos y que tuvieron contacto con otros, del grupo narcojuniors…”.
Las versiones de
Quiñones
“El Pato” declara:
“En el año de 1997,
fue cuando se atentó contra el periodista Jesús Blanco Ornelas, falleciendo ‘El
CH’ en fuego cruzado, es decir en un tiroteo, recuerdo que en esa fecha ‘El CH’
me citó en el Sanborns que se ubica en el centro de Tijuana, a la cual yo llegué
quince minutos más tarde, y me percaté que ya no estaban, esperando un tiempo
pero ya no regresaron…”. Después cambia el tema y explica la organización del
CAF.
No hubo más
preguntas relacionadas con el crimen contra el periodista. El abogado defensor
señalado en el expediente, Francisco Javier Galindo Sandoval, llevó el caso
para terminar: Que “El Pato” nunca estuvo en los hechos, que salió de San Diego
en 1994 y que de esa fecha hasta la detención en 2003, estuvo en Tijuana, que
no se hospedó en ningún hotel, que son mentiras, que nunca ha pertenecido a Los
EME, que no tuvo relación con las personas con quienes se le asocia salvo a
Isaac Guevara “El Zigzag” con quien estudió en la secundaria.
En otra declaración,
Marco Quiñonez “El Pato” cambió la versión: Que el 27 de noviembre de 1997
estaba en la casa con el número 9057 de la calle Obispado de Tijuana, con la
familia de David Barrón Corona, y su esposa pues celebrarían el día del pavo.
En esa declaración no reconoce la emitida a la UEDO. Además abundó en no podía
disparar un arma pues tenía una lesión en la mano derecha que se lo impedía.
A diferencia del
Ministerio Público que no investigó para probar la participación de los
acusados en el atentado, el abogado defensor presentó a las mujeres familiares
de “El Pato”, para “probar” que no estuvo en la escena del crimen. Las cinco,
que eran su esposa, la esposa de Barrón Corona, la mamá de éstas, otra mujer y
la del aseo, coincidieron en su versión, que en efecto ese día “El Pato” estaba
con ellas.
El médico que
declaró el sentenciado por delincuencia organizada, lo atendió de la mano, no
pudo recordar el hecho, ni el tratamiento ni la capacidad motriz del señalado.
Un perito determinó una limitación funcional del 30 por ciento en la mano
derecha. Y que bien pudo accionar un arma con la izquierda.
Estas declaraciones,
allegadas por la defensa al Juez, imperaron sobre la negligencia del Ministerio
Público para probar los hechos que señalaron en la PGR: que la célula de David
Barrón Corona, muerto en el atentado, había participado en el crimen, entre
ellos el absuelto y siete personas más.
A diferencia de
otros delincuentes que infunden terror en una sociedad, los narcotraficantes
mexicanos no acostumbran adjudicarse los crímenes que cometen. Los mensajes en
mantas y algunos espontáneos desplegados, son la mayor de las veces, para
decirse inocentes, ofendidos, perseguidos, extorsionados y en todo caso, para
amenazar a sus contrarios, los miembros de otros cárteles.
La ausencia de la
práctica de una investigación científica, sea en el Ministerio Público Federal,
o en el Local, ha llevado a sólo encarcelar a aquellos que son detenidos en
flagrancia.
En el expediente de
la sentencia 39/2009-IV donde el Juez del Juzgado Sexto de Distrito en el
Estado de México, al licenciado Roberto Hoyos Aponte, el Ministerio Público
Federal no le llevó las pruebas acusatorias para sentencias a quienes desde el
inicio de la investigación, se señala como los perpetradores del atentado a
Jesús Blancornelas: los sicarios del Barrio Logan, los narcojuniors y los
hermanos Arellano Félix.
(SEMANARIO ZETA/
Adela Navarro/ septiembre 16, 2013 12:00 PM)
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