domingo, 25 de agosto de 2013

"EMBAJADORES DE ESTADOS UNIDOS TUVIERON CARTA ABIERTA CON FOX Y CALDERON"

Como representantes de Estados Unidos en México, los embajadores no sólo se han dedicado a proteger y defender los intereses de su país, sino que muchas de las veces intervienen en asuntos internos y hasta imponen estrategias y operativos en materia económica, política y de seguridad a su conveniencia, asegura Dolia Estévez, periodista y analista de política exterior en Washington.

“Cada uno tiene diferentes protagonismos, incidencias, influencias o intervenciones en la política interna de México en distintos niveles, pero el común denominador de todos es que son representantes de Washington, de la potencia que tenemos como vecina, y eso en sí mismo los determina porque están cuidando, protegiendo, defendiendo e imponiendo muchas veces los intereses de Estados Unidos en México”, sostiene.

La autora del libro “El Embajador”, para el que entrevistó a ocho de los nueve ex diplomáticos de Estados Unidos en México que están vivos –Patrick J. Lucey, Julián Nava, John A. Gavin, John D. Negroponte, James R. Jones, Jeffrey Davidow, Antonio O. Garza y Carlos Pascual–,  dice que con base en sus testimonios concluye que todos tuvieron bastante poder de decisión en la vida interna del país y acceso directo al presidente de la República en turno.

“En el gobierno de Felipe Calderón los embajadores tuvieron carta blanca para hacer operaciones conjuntas, detener narcotraficantes, conseguir inteligencia, penetrar o infiltrar grupos del crimen organizado”, afirma en entrevista telefónica con El Diario.

Así lo revela el libro publicado por la editorial Temas de Hoy, donde Estévez documenta el trabajo que los representantes de Estados Unidos jugaron en diferentes etapas del país.

También pone al descubierto la actuación que tuvieron los embajadores ante la corrupción en altas esferas de los gobiernos de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, la transición democrática y el combate al narcotráfico el sexenio pasado.

Sin embargo, destaca que fue durante las administraciones panistas encabezadas por los ex presidentes Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa, cuando Estados Unidos ha tenido más apertura para dictar políticas públicas en México y tener una mayor presencia de sus agencias de procuración de justicia que están a cargo del embajador.

La asesora sobre temas de periodismo del Instituto México del Centro Woodrow Wilson considera que la actuación que han tenido los embajadores en el país no sólo se debe a la vecindad entre Estados Unidos y México, sino a que el Gobierno mexicano ha generado una dependencia hacia hasta el grado de mantener una “relación esquizofrénica”, dice Dolia Estévez, quien este jueves 29 de agosto estará en Ciudad Juárez invitada por la Red de Periodistas de Juárez, para presentar su libro en la antigua Rectoría de la UACJ a las 18:30 horas.

El Diario (ED):¿De qué trata el libro El Embajador?

Dolia Estévez (DE): Son entrevistas a ocho embajadores de Estados Unidos (EU) en México, aunque el libro cubre a nueve porque hay uno, Charles J. Pilliod, que sigue vivo, pero no me pudo dar entrevista porque tiene problemas de salud. No obstante, como la idea inicial del libro fue entrevistar a todos los embajadores vivos, quise incluir un capítulo sobre él rescatando algunos de los puntos principales de su gestión. Los embajadores de EU hacen mucho, pero dicen muy poco, esa fue la idea inicial del libro, así que me pareció importante para conocer más a fondo la política exterior de EU hacia México, poder rescatar el testimonio de estos personajes que fueron decisivos en diferentes etapas de la relación bilateral en los últimos 34 años porque muchas veces hay una especie de mito alrededor de estos personajes.

ED: ¿A qué conclusión llegas sobre el rol que tienen los embajadores en México?

DE: Los embajadores son personajes emblemáticos, clave, que sí juegan un papel importante, unos más que otros, tiene que ver mucho con su personalidad. Por ejemplo, Negroponte, Jones y Gavin tuvieron bastante poder de decisión que estuvo determinada por la relación que tienen con el presidente de EU en funciones; o como Garza, que se iba por la libre porque era amigo del presidente George Bush hijo. También está el caso de Pascual, quien no conocía a Obama cuando lo nombraron embajador y su conexión directa era Hillary Clinton. O el caso de Nava, que fue un embajador muy ‘light’, que fue designado por Jimmy Carter porque buscaba el voto latino en su reelección.

Una cosa que me di cuenta es que casi todos han tenido derecho de picaporte a Los Pinos, todos tenían acceso al presidente, unos lo usaban más que otros, pero si necesitaban hablar con él lo podían hacer, algunos el mismo día y eso no pasa en EU, donde los embajadores de México ven al presidente cuando van y presentan sus credenciales y en alguna otra ocasión social de visita de Estado, pero no puedes hablar a la Casa Blanca y decir que necesitan hablar con el presidente.

ED: ¿Por qué se da esa relación?

DE: El acceso es porque el gobierno mexicano tiene una relación esquizofrénica hacia EU. Tenemos el caso de Felipe Calderón que prácticamente corrió al embajador Pascual, inculpó a los “gringos” de toda la violencia que ha vivido México por enviar tantas armas de fuego, por consumir tanta mariguana y cocaína, pero permitió a los estadunidenses entrar a México como nunca habíamos visto antes para tomar control de las tareas que le corresponden a las instituciones mexicanas de procuración de justicia. Es una relación de hipocresía y eso lo dejan ver en las entrevistas, defienden mucho la soberanía, pero por otro lado invitan a la intervención. Ahora lo vemos en el caso concreto de la reforma energética que acaba de dar a conocer el presidente Enrique Peña Nieto, por un lado el Gobierno mexicano decide las condiciones mediante las cuales el capital privado va a poder invertir o no en la industria petrolera, pero por otro lado cortejan a los inversionistas extranjeros dando entrevistas exclusivas y primicias a la prensa estadunidense.

ED: ¿Para qué buscan los embajadores al presidente?

DE: Es diferente. Hay momentos que pedían audiencia porque sentían que algún secretario no les podía resolver un problema y acudían al presidente. Un caso concreto fue durante el levantamiento armado en Chiapas. El embajador Jones me dice que tenía miedo que Carlos Salinas fuera a reprimir a los zapatistas al viejo estilo, con una masacre, con la fuerza militar y el gobierno de EU no quería que fuera así porque acaba de entrar en vigor el TLC y porque según sus servicios de inteligencia militar los zapatistas no representaban una amenaza a la estabilidad del estado y las instituciones, sino que era un caso aislado que podía contenerse de otra manera, sin ser reprimidos.

ED: En el libro planteas que durante las administraciones panistas hubo un cambio en la relación bilateral, que fue más pragmático, ¿por qué, es una cuestión de partidos o de personas?

DE: Ideológicamente hay diferencias entre el PAN y el PRI. El PAN se ha caracterizado por una retórica menos nacionalista por decirlo así, creo que eso se vio reflejado principalmente con el gobierno de Vicente Fox, con Jorge Castañeda y Luis Ernesto Derbez, fueron muy proestadounidenses, extremadamente abiertos a EU en su relación. Mientras que Felipe Calderón al principio no se mostró muy interesado con EU, pero cuando decide hacer de la lucha contra el narcotráfico un tema de política de Estado, empezó a reclamar a EU su responsabilidad en este conflicto y de ahí nace el concepto de corresponsabilidad y la Iniciativa Mérida. Además, la presencia de las agencias de procuración de justicia en México durante la época de Calderón fue insólita, sin precedentes, no sólo de la DEA y la CIA; sino también del ICE y la ATF.

ED: Dices que en el sexenio pasado creció la presencia de agencias de seguridad en el país y en el libro mencionas que tan sólo en la embajada trabajan 2 mil 200 empleados de más de 30 secretarías y dependencias federales de EU y en el país hay 10 consulados con personal operando de manera permanente, ¿qué hace todo ese personal y a quién le rinden cuentas?

DE: El embajador es el jefe máximo de todo el personal que trabaja en todas las agencias y secretarías, aunque ellos reciben órdenes de sus jefes en Washington, el que manda en México es el embajador, es el representante del presidente de EU ratificado por el Senado y eso tiene mucha carga, tiene poderes amplios. El embajador es el único autorizado para dar la aprobación final de algún operativo, porque es el que tiene la sensibilidad política de lo que se puede y no se puede hacer y si lo tienen que informar al presidente o a Relaciones Exteriores.

ED: ¿Las agencias de seguridad de EU también realizan operaciones armadas en México?

DE: Eso no te lo va a admitir nadie, ni las autoridades de EU ni las de México, pero eso ha sido desde los 80, desde la guerra contra el Cártel de Guadalajara de Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca, tengo entrevistas de agentes de la DEA que me decían que iban armados junto con los federales y ellos lo sabían, lo que pasa es que entre los policías hay códigos.

ED: En el libro señalas también que los embajadores son espías, mensajeros y corresponsales de guerra, ¿lo siguen haciendo después de Wikileaks?

DE: Absolutamente, pero ahora con más cautela y más precaución en la protección de los documentos y la información, creo que antes un cable de la embajada iba dirigido como a 20 agencias y ahora a muchas menos. Pero es uno de los papeles fundamentales de los embajadores y de las embajadas, estar enterados de lo que pasa en México o en el país donde se encuentran, deben documentar qué están haciendo sus protagonistas en la política, en las empresas, en la cultura, en los medios de comunicación, en la sociedad civil y en el crimen organizado. Recogen información al máximo y la analizan para tomarle el pulso al ambiente político y económico. No pueden cambiar sus dinámicas de recolección de inteligencia, tienen que recoger información y hacer reportes de todo, lo único que cambió es que ahora los encriptan o son más cuidadosos en la trasmisió.

ED: Y en fronteras como Ciudad Juárez, ¿qué tanto trabajo de inteligencia se hace?

En todas las fronteras y en ciudades claves como Juárez, Tijuana y Laredo, incluso en Monterrey, hacen mucho trabajo porque ahí es la primera línea de defensa de EU por todo el temor que tienen de que la violencia se derrame en su país. Por ejemplo, se ha hablado de que los grupos criminales ya estaban bien posicionados en estados como Texas o Arizona y todo esto es clave en términos de la seguridad nacional de EU. Así que estas ciudades tienen más presencia e importancia.

gabrielam@redaccion.diario.com.mx 
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Gabriela Minjáres/  2013-08-24 | 23:09)










No hay comentarios:

Publicar un comentario