martes, 29 de enero de 2013

RECICLADORAS, CANJE DE ROBOS EN TIJUANA,BC



Humberto Jaramillo
Alberto Capella, secretario de Seguridad Pública en Tijuana, señaló a ZETA que el “secreto” del robo a casa habitación es muy concreto: “Se debe a las recicladoras y las casas de empeño”.

Y abundó:

“Si el que roba no tuviera la facilidad para poder deshacerse de lo robado con tanta facilidad, fuera muy difícil”.

La mayoría de las recicladoras o centros de acopio establecidos en Tijuana operan en la irregularidad ante la Dirección de Administración Urbana del XX Ayuntamiento, dependencia en la que el giro es obligado a tramitar una Opinión Técnica y Dictamen para su operación.

En 2011, 32 comercios contaban con una Opinión Técnica, mientras que en 2012, solo cinco establecimientos renovaron el trámite; requisito que es necesario, pero que no les permite aperturar un negocio hasta obtener un Dictamen (permiso en Ecología, Bomberos y anuencia de Impacto Ambiental). En 2011, solo siete negocios cumplieron con ambos requisitos, y cuatro más el año pasado.

En Tijuana no existe un padrón de recicladoras o centro de acopio, pero tan solo en sus inspecciones a comercios, la Dirección de Bomberos clausuró 51 establecimientos que operaban en la irregularidad en 2012, apercibiendo a 15 negocios más.

El constante robo de alcantarillas, cable, metal y medidores, merma las arcas gubernamentales y empresariales; las pérdidas monetarias para las industrias no se comparan con la problemática que puede generar este tipo de robo.

Una tapa de alcantarilla que pesa aproximadamente entre 30 y 45 kilos, es triturada por los maleantes para su venta en las recicladoras; el precio clandestino oscila entre los 70 pesos por pieza.

“La manufactura  del reciclaje es una industria ecológicamente y socialmente conveniente, aporta poco más del 40 por ciento de las materias primas que como consumidores demandamos”, declaró el empresario Humberto Jaramillo, de la recicladora Cachanilla, para continuar:

“En el consumo diario de los ciudadanos, cada día incorporamos más materiales desechables. En los refrigeradores de las tiendas de conveniencia hay una cantidad impresionante de envases de plástico y aluminio; como consumidores desechas teléfonos celulares, electrodomésticos, y se ha dado que se ha penalizado la posesión del cobre”.

El problema del robo de cable y metal es preocupante para la industria del reciclaje: “El robo es algo que condenamos todos, y en el tema del cobre es particularmente sensible, porque quien robe un pedacito de cobre, puede cortar una comunicación. El valor del cobre es un commodity que tiene un valor que se fija en el mercado, y también es cierto que ofrece su comercialización a barreras muy bajas, porque no necesitas tener mucha tecnología para comprar cobre”, ejemplificó Jaramillo.

Según registros de la Policía Municipal, en algunas recicladoras pagan con droga a los vendedores, a cambio de cable.

“Es una pena que la irregularidad de algunos centros de acopio y recicladoras, afecte a la industria del reciclaje al vinculársele a un comercio de drogas. Un ex presidente de México dijo: 

‘Nosotros (República Mexicana) éramos el trampolín y Estados Unidos era la alberca’; el consumo y la venta de estupefacientes se ha disparado y nos ha generado un problema de inseguridad tremendo. Porque un adicto al primero que roba es a su familiar, después de que lo corren, sale a robar lo que sea”, señaló.

Según el empresario, la informalidad no es privativa de la industria del reciclaje, sino de todos los giros: 

“La industria recicladora está obligada a una serie de permisos y requisitos que debemos cumplir, es increíble la información que en materia de robo le proveemos a la Procuraduría de todos los proveedores que tenemos. Por eso la  informalidad se explica, el ejercicio de estar legal le cuesta al empresario una fortuna”.

En efecto, no hay un padrón de recicladoras formales establecidas, y el número no supera los 40 sitios.

“Deberíamos hacer un llamado a la autoridad de que haya un programa, para que facilitara la inclusión. La informalidad no solo permite la revisión correcta”, acotó.

Las recicladoras formales se rigen por normas, y hay quienes se abstienen a comprar cable de la Comisión Federal de Electricidad, de teléfono, así como de equipamiento urbano y de todo aquel producto que se sabe no está a la disposición de la gente.

“Estamos muy regulados, con inspecciones constantes por parte de la autoridad, pero deberían ser parejos y con Órdenes previas de cateo. Estamos de acuerdo en que hay que combatir el robo”, concluyó.

(SEMANARIO ZETA/ Humberto Jaramillo/ 29 de enero 2013)

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