martes, 29 de enero de 2013

EL BARCO DE LA MUERTE



Cayetano Osuna  
Había zarpado hacia Mazatlán con parte de la carga destinada a las Islas Marías

San Andrés se llamaba el B/M que tanto la Capitanía de Puerto como la Cuarta Zona Naval presumen, y que habría naufragado desde antes del jueves 17 de enero cerca de las Islas Marías, Nayarit, y que hasta el cierre de esta edición había arrojado los restos mortales (junto a los presuntos vestigios del barco) de tres supuestos tripulantes, de los seis trabajadores del mar que se embarcaron el 15 de enero.

“Imploramos investigación de fondo; naufragio barco San Andrés”, clamaba una pancarta que portaba una de las familiares de los tripulantes desaparecidos, durante la manifestación realizada el jueves 24 de enero desde la Congeladora JR, que atracó provisionalmente en la Cuarta Zona Naval, para desembocar en busca de solidaridad con los inquilinos del Palacio Municipal del puerto.

Esta consigna se sostenía por sí misma en diversas circunstancias que hacen sospechar en el “mar de fondo” que habría convertido el membrete B/M San Andrés, por el fatídico encabezamiento del barco de la muerte.

La querella MZTL/ARD/204/2013/D (a la que Ríodoce tuvo acceso), interpuesta por las familias damnificadas ante la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común adscrito al Área Receptora de Denuncias de la Subprocuraduría Regional de Justicia Zona Sur, dice textualmente: “El señor César Gutiérrez (propietario del cargamento del San Andrés) nos informó que el barco había zarpado a las 04:00 horas del muelle de Islas Marías con destino a este puerto de Mazatlán, él también nos dijo que salió de ese muelle con una parte de la carga y que estaba extrañado el por qué de ello”.

La queja va enderezada contra quien resulte responsable por la comisión de los delitos de él o los que resulten responsables en perjuicio de los tripulantes Santiago Acosta Sánchez, Luis Noel Torres Medina, Javier Robles Rangel, Mario Bonilla Galindo, Porfirio Ramírez Jiménez y Mario García Osuna.

Otra de las cartulinas era una acusación contundente contra la Distribuidora de Hielo y Agua S.A. de C.V.: “Responsabilizamos a la empresa JR del naufragio del barco San Andrés.

La denuncia arriba mencionada, dice: “Al señor César le extrañó mucho que porqué Noé Gómez ocultó la información de la desaparición del barco donde viajaba mi esposo tanto a las autoridades marítimas como a nosotros como familiares”.

Cecilia Robles Moreno, esposa de Luis Noel Torres Medina, de 50 años de edad, motorista del barco San Andrés, en la marcha de las familias desesperadas por la desaparición de los tripulantes, enarbolaba una cartulina ante las puertas enrejadas de la empresa JR: “Pedimos justicia, queremos responsables”.

La zozobra
El martes 15 de enero de 2013, aproximadamente a las 17:30 horas, en el puerto de Mazatlán, seis mazatlecos abordaron, en el muelle de la Congeladora JR (Juárez Ramos) y/o Distribuidora de Hielo y Agua S.A. de C.V., propiedad de Miguel Ángel Juárez Ramos, el B/M San Andrés, un barco carguero color blanco combinado con azul, con destino a las Islas Marías, situadas en el Océano Pacífico.

El barco San Andrés, llevaba un cargamento de materiales para construcción que constaba de aproximadamente 60 toneladas de cemento, un arsenal de galones con agua, bloques de concreto y varilla.

Dos vehículos motores, al parecer una camioneta y un automóvil de modelo reciente completaban la carga perteneciente a un tal César Gutiérrez.

El regreso de la nave hacia Mazatlán estaba programado para el jueves 17 de enero del año en curso, aproximadamente a las 16:00 horas, pues serían alrededor de doce horas de navegación desde las Islas Marías.

Las familias de los marinos esperaban ansiosas su regreso, pero el barco nunca atracó con su tripulación; angustiadas investigaron con Noé Gómez, encargado del personal de la empresa JR, qué pasaba con el barco San Andrés.

El sábado 19 de enero, serían las 9:00 horas, Noé Gómez dijo a los desesperados familiares: “Están por entrar, en cuanto los vea que entren yo les mando un mensaje”.

Con la zozobra a cuestas, las familias esperaron hasta las 13:00 horas que Noé Gómez se reportara con alguna novedad, pero respondió con un silencio de cementerio.

Mandaron un mensaje al celular de Noé Gómez, suplicando que diera razones de los tripulantes del San Andrés, y el jefe de personal de la JR responde a las 14:54 horas: “Estamos en espera ya que no contestan los radios; avisé a la Marina, ya ellos están viendo qué está pasando”.

El mismo sábado 19, en la tarde, la desesperación de las familias crecía al ritmo del tic-tac del reloj y hablan con César Gutiérrez, propietario del cargamento, quien informa que el barco San Andrés había zarpado a las 04:00 horas del muelle de Islas Marías con destino a este puerto de Mazatlán.

César Gutiérrez agregó que el B/M San Andrés salió de ese muelle con una parte de la carga y que estaba extrañado el porqué de ello, que esperaron todo el jueves 17 de enero para que arribara el barco sin novedad a Mazatlán, pero nunca llegó.

Fue hasta la mañana del viernes 18 de enero cuando los responsables de la flota de la empresa JR dieron aviso a la Capitanía de Puerto, manteniendo en la total desinformación a las familias de los tripulantes del San Andrés.

El sábado 19 de enero los familiares de los marineros se dieron cuenta de lo que estaba pasando, acudieron a los medios de comunicación electrónicos y escritos en busca de ayuda, preguntaron tanto a la Capitanía de Puerto como a la Cuarta Zona Militar Naval, para que los ayudaran a encontrar a los tripulantes.

En ese escenario, a César Gutiérrez le había extrañado mucho que porqué Noé Gómez había ocultado la información de la desaparición del B/M San Andrés, tanto a las autoridades marítimas como a los familiares de los marineros.

Las familias afectadas estaban extrañadas por el sigilo del personal de la empresa JR, el afán de ocultar información de la que dependía la vida de la tripulación, porque implicaba un día de búsqueda en la inmensidad del mar.

El “gato encerrado” consistía en que el barco en el que se encontraban laborando los marineros, no contaba con dispositivos y aditamentos de seguridad, chalecos salvavidas, lanchas, extinguidores de fuego, GPS (Global Positioning System: sistema de posicionamiento global), ni lanza señales.

E igualmente no cumplía con los lineamientos de seguridad que la ley marca y que Capitanía de Puerto debe exigir a las embarcaciones.

Cuando los familiares de los marineros preguntaron a Noé Gómez si los tripulantes estaban asegurados, respondió que el barco San Andrés y el cargamento sí estaban asegurados, pero los trabajadores no tenían seguro de vida.

El otro naufragio
Según las autoridades marítimas y terrestres que desde la semana pasada han naufragado en un mar de confusiones y contradicciones burocráticas que han agravado la incertidumbre de los familiares de la tripulación del barco “San Andrés”, los tripulantes que han sido encontrados e identificados son tres:

— Mario Bonilla Galindo, ayudante de motorista.
— Porfirio Ramírez Jiménez, cocinero.
— Santiago Acosta Sánchez, marinero.

Desaparecidos:
— Luis Noel Torres Medina, motorista.
— Mario García Osuna, capitán.
— Javier Robles Rangel, marinero.
(RIODOCE.COM.MX/ Cayetano Osuna   / Martes 29 de enero de 2013)

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