La Viña del Señor
Y como no hay plazo que no se
cumpla el arranque de las candidaturas a las senadurías y diputaciones federales
ya inició con toda la carga que ello implica cuando nuestra clase política se
encuentra ayuna de demócratas.
En Sonora el PRI enfrentará un escenario
inédito. Por primera vez en su historia irá al campo electoral en calidad de
partido opositor. Eso no lo entienden todavía muchos priístas acostumbrados a
remar con el viento a su favor.
Durante el lapso del boursismo que abarcó de
2003 al 2009, ese instituto político fue manejado como el partido de una solo
hombre, el entonces gobernador Eduardo Bours Castelo y a la militancia se le
trató como meros súbditos de la élite en el poder repartida entre el Chino Juan
Carlos Lam, Roberto Ruibal Astiazarán, el chico maravilla de esa administración,
Bulmaro Pacheco Moreno, Wenceslao Cota Montoya y alfiles como Ernesto de Lucas
Hopkins, Manuel Maloro Acosta, Antonio Astiazarán Gutiérrez, Nathanael Guerrero,
el Pitillo, Abraham Mendivil López, Epifanio Pano Salido, Otto Claussen Iberri y
demás integrantes de la Sub 17, ese club de jóvenes frívolos y ambiciosos
allegados al régimen del cajemense.
El PRI-Sonora, por la
revancha
Si bien es cierto las elecciones del 2009 abrieron paso
a la alternancia en la gubernatura en la entidad, más no así en la legislatura
local, la cual quedó bajo control de la alianza PRI-Partido Verde-PANAL, muchos
pensaron que igualmente significaba el fin del boursismo como fuerza política
real.
Efectivamente, la carta de defunción de dicho grupo hasta la fecha no
ha podidos e extendida a cabalidad y ahora aparece vivito y coleando en algunos
municipios como Hermosillo, Guaymas, Cajeme y Navojoa.
En Ciudad Obregón
algunos de los suyos aparecen liderando la oposición de la construcción del
Acueducto Independencia aglutinada en el Movimiento de la Defensa del
Agua.
Adueñado del PRI-Sonora, como se llamó a ese instrumento del poder
imperial del boursiato, en la actualidad gracias a su red de conexiones con el
centro impuso candidatos a costa de la crisis que corroe al partido y va por el
desquite en contra de todo lo que huela a Nuevo Sonora y PAN, llegando a
extremos ridículos esa fobia cuando en el acto de inicio de campaña del Toño en
el relleno los organizadores del evento no permitieron tocar a los integrantes
de la banda de Bellas Artes porque llevaban saco azul con el que momentos antes
amenizaron el acto en la plaza de la Pistola en homenaje a Rodolfo Garayzar,
pariente del capi Rogelio, quien fue dado de baja del Icreson por asuntos
derivados del problema de los Uribes. Los miembros del grupo previamente
invitados se marcharon enojadísimos ante la intentona de descamisarlos. Al
evento priísta concurrieron los porteños más con ansias de oír al cantante Yahir
que a escuchar el mensaje del exalcalde. El acarreo que es consustancial al
priísmo también estuvo como en los viejos tiempos pero con magros resultados. De
eso no quedó duda.
Aunque es innegable que al interior del PRI pululan
muchos priís que responden a diversos liderazgos locales, no puede ocultarse el
peso de figuras como el empresario Ricardo Mazón y el exalcalde de Cajeme
Ricardo Bours, que han hecho a su antojo en el partido demostrando que Rosario
Rodríguez Quiñónez, es mero dirigente de oporel y ya perdió el control del
partido en algunas regiones ante el empuje de los caciques y grupos políticos
tradicionales que cohabitan en la organización partidista y como ejemplo está el
tremendo agarrón por el XI distrito local cuya candidatura se disputan Trinidad
Sánchez Leyva del sindicato Salvador Alvarado de la CNC y Javier Villarreal de
la CTM.
A estas alturas del proceso comicial ni Claudia Pavlovich, ni Ernesto
Borrego Gándara, pueden presumir credenciales de demócratas, la primera fue
cómplice del cochinero al interior del PRI en Guaymas en beneficio de su comadre
Susana Corella y el segundo de la represión a activistas con motivo de las
protestas por la tala de árboles en el parque Villa de Seris en Hermosillo para
levantar el Centro Cultural Musas.
En cuanto al Toño y al Alemán, quien sufre
espantosa crisis y falta de recursos para la campaña, y ya el primero le impuso
la planilla de regidores, ambos enfrentan procesos administrativos en curso por
irregularidades cuando fungieron como servidores públicos. El “lonagate” dejó al
Otto exhibido y golpeado y busca esquina con el Frank, su impugnador.
El PAN-Gobierno, como en el ancien
régimen.
Igual que el viejo PRI a Acción Nacional está
sucumbiendo a las mieles del poder y su desgaste es evidente, cuando las
prácticas que viene ejerciendo no dejan extrañar al otrora partido de
estado.
En efecto, si Daniel Cossio Villegas, señalaba al partido (PNR, PRM y
PRI) y a la presidencia de la república como dos pilares básicos del sistema
político mexicano de entonces, ese fenómeno tiende a actualizarse en el estado,
cuando el gobierno del Nuevo Sonora, busca por todos los medios a su alcance a
mantener un control férreo sobre el partido blanquiazul con liderazgos como el
de Juan Bautista Valencia y Adrián Espinoza y operadores tan movidos como el
secretario de gobierno Roberto Romero López, el número dos en la administración
padrecista.
No por nada el viernes reciente John Swanson, luego de asistir a
la tercera toma de protesta de la alcaldesa Mónica Marín, le cayó al dirigente
panista y recién uncido como regidor Francisco López Lucero, a quien conminó
apoyara a los candidatos del gobernador y si podía con los dos cargos.
Se sabía
que la maniobra de llevar al Frank en cabildo tenía como tiraba sacarlo del PAN
guaymense para colocar a alguien que aceptara las directrices del precandidato
Manuel Aguilar Juárez, de quien se dice ya enseñó las uñas para preocupación del
alto mando de palacio allá en la capital.
La sentada de Alberto Albín
Cubillas como preca a la diputación local debe verse dentro de esa lógica
tendiente a allanar el camino a la candidatura a la diputación local a César
Lizárraga Hernández. Igual de providencial fue la movida de tapete a Israel
Quiroz por lo que su salida significaba para la consolidación de la alianza
amarrada entre el PAN-PANAL en el estado y en el IV distrito y sus 39 municipios
que lo conforman.
Y quien sin muchos aspavientos ni difusión mediática llevó
a cabo buen acto de arranque fue el profesor Fermín Trujillo, quien llenó la
cancha de Punta Arena, en una de mostración de músculo y de movilización del
brazo electoral del PANAL, es decir del SNTE y sus secciones 28 y 54, que en
anteriores procesos electorales operaron a favor del PRI en el distrito.
Y
mientras los panistas se adueñaron de consignas como Venceremos, identificadas
con las luchas de la izquierda y echas famosas en la década del sesenta
alrededor de la Revolución Cubana, el Che Guevara y el movimiento 26 de Julio de
Fidel Castro y las movilizaciones estudiantes del 67 y 68, priístas como Antonio
Astiazarán se cuelgan de la “popularidad” –que registran las encuestas— del
abanderado Enrique Peña Nieto y con consignas propias de la CFE: Energía
Sonora.
Al fondo y a la izquierda
Importante rol
será el de las izquierdas en este proceso, pues es sabido que en 2009 su
participación fue casi testimonial y perredistas como Guadalupe Curiel se
plegaron a la candidatura de Guillermo Padrés y posteriormente su
colaboracionismo con su gobierno fue más que evidente.
Desaparecida su
presencia y escasa su participación política que antes se constreñía a
movimientos urbanos y del sindicalismo independiente, son pocos los municipios
en que se le ve como amenaza y uno de eso caso de excepción es Empalme, en donde
su alianza con Javier Caraveo Rincón que incluyó como funcionarios de primer
nivel a militantes perredistas como Lulú Larrondo y Arturo Limón, en la
secretaría del ayuntamiento rielero y en la tesorería por influencia del
exalcalde Juan Manuel Sauceda, otro miembro de la cofradía rielera en el poder
municipal y quien es mal visto por el jefe del perredismo nacional Jesús El
Tragabalas Zambrano y anda calmando ansias entre Benjamín Benja Espiricueta y el
doc Cosme Damián, para sacar al candidato a la alcaldía.
En Guaymas, la cosa
no pinta bien de llevar las izquierdas dos gallos como en 2006, cuando el PRD-PT
lanzó a Norma Castro y Convergencia a José Ordaz. Ahora esa aventura podría
reeditarse con Lino Ruiz por el PRD y Librado Navarro por el Movimiento
Ciudadano y esas no serían buenas noticias para el Cachorro Marco Antonio Ulloa
Cadena el candidato a la diputación federal por los tres partidos y de quien se
duda luego del “pacto de civilidad” convenido con el Toño.
Así el panorama,
la rijosidad y la violencia latente como la que empeña los procesos de selección
priístas, pudiera hacerse presente si se ignora aquella máxima de Aristóteles
que solía repetir el poeta Octavio Paz que decía: “La política es
prudencia”
Y no echemos por la borda ese sabio consejo….
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