¿QUÉ ES EL PROGRAMA FRONTERA SUR?
¿Qué
es el Programa Frontera Sur? El día de su presentación, el 7 de julio de 2014,
el presidente mexicano Enrique Peña Nieto destacó que esta iniciativa tiene dos
propósitos básicos: proteger al migrante y ordenar el paso fronterizo. Para
ello enumeró cinco acciones, que incluyen la creación de centros de atención
integral en la frontera sur, así como la emisión gratuita de Tarjetas de
Visitante Regional.
Sin
embargo, más allá del discurso del presidente y del Decreto Oficial que se
publicó un día después de la presentación, poco o nada más se sabe sobre este
Plan. Así lo apunta Rodolfo Córdova, académico y presidente del Consejo
Ciudadano del Instituto Nacional de Migración, quien resalta que este plan no
detalla cómo se van a lograr, y en qué plazos, los objetivos que plantea.
"No
se sabe mucho de las acciones del Plan Frontera –critica el académico-, pero
las pocas que se conocen se limitan a que los migrantes no suban al tren. Algo
que, desde la sociedad civil, nos parece que manda una señal muy
negativa".
UN PLAN "HECHO AL VAPOR"
La
Clínica Jurídica de la UNAM señala que la falta de documentos oficiales acerca
de esta iniciativa ha sido una constante desde que, en junio de 2013, el
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, puso la 'primera piedra'
para la creación de una coordinación integral en la frontera sur del país.
Incluso,
la Clínica revela que una semana antes del anuncio de Peña Nieto, la Secretaría
de Gobernación, dependencia de la que dependa la política migratoria del país,
contestó en respuesta a una solicitud de información pública que no tenía ni un
documento que hiciera referencia a esta iniciativa.
"Hay
dos opciones: o fue un plan hecho al vapor en tres días hábiles, o los papeles
están en algún lugar donde la Segob no los encuentra. Ambas opciones son
terribles", plantea la directora de la Clínica Jurídica de la UNAM,
Guadalupe Barrena.
Ante
la falta de documentación que evidencie el trabajo de las autoridades en la
elaboración del Programa Frontera Sur, activistas como el director del refugio
La 72, Fray Tomás González, apuntan que este Plan surgió en respuesta a la
presión del gobierno de Estados Unidos tras la llamada crisis de los niños
migrantes en verano de 2014.
"EN WASHINGTON ESTÁN CONTENTOS CON
EL PROGRAMA"
El
director adjunto del programa Latinoamericano del Centro Wilson, Erick Olson,
concede que hay una influencia "obvia" de Estados Unidos en el
lanzamiento del Programa Frontera Sur en México, aunque recalca que esta
iniciativa no es el primer intento de implementar una coordinación integral en
la frontera entre México y Guatemala.
"Con
(el expresidente) Calderón también hubo un plan integral para la frontera sur y
se crearon coordinaciones en temas de seguridad desde el año 94 en
Chiapas", recuerda Olson.
En
cuanto a los resultados del Programa Frontera Sur, el académico estadounidense
apunta que la iniciativa de Peña Nieto ha tenido hasta ahora una mayor incidencia
en las cifras de capturas de extranjeros indocumentados, que en los beneficios
sociales y económicos para la población y los migrantes.
"La
intención del Programa no era hacer sólo un plan para la seguridad. Se supone
que también es un plan para mejorar la inversión económica y para fomentar el
desarrollo social. Sin embargo, honestamente, donde más se ha avanzado es en el
tema de las detenciones. Y los números no mienten", enfatiza Olson.
DE LA TOLERANCIA CON EL MIGRANTE, A UN
"CONTROL TOTAL"
En
la misma dirección, el cónsul de El Salvador en Arriaga, José Antonio
Domínguez, lamenta que tras la implementación del Programa Frontera Sur
"se ha pasado de un cierta tolerancia con el migrante, a un control
total".
Asimismo,
el diplomático denuncia que la iniciativa del Gobierno mexicano no ha generado
un descenso considerable de las agresiones a migrantes. "Al contrario, han
aumentado", denuncia el cónsul.
UN DÍA DE CAZA
Un
rayo anaranjado del sol recio de mediodía se cuela entre los barrotes de la
ventana y disecciona de un corte casi perfecto el rostro de Yader Antonio
Solís, migrante nicaragüense de 29 años.
Han
pasado cuatro meses desde aquella mañana de septiembre de 2014, pero Yader
recuerda la cara redonda de un ranchero ya entrado en años, de piel atezada y
"labios trompudos", que con el brazo derecho en alto trazó la estela
plateada de un machetazo.
Un
tajo seco rasgó la luz pálida del alba.
Plac.
"Todo
fue en segundos". El migrante traga saliva al describir la escena ocurrida
en las inmediaciones de la zona que llaman La Chatarrera, a unos 25 kilómetros
de donde se encuentra sentado ahora, sobre un camastro del albergue de
Chahuites, en Oaxaca.
"Cuando
vi que el machete del asaltante caía sobre mí, sólo me dio tiempo a quitarme la
mochila de la espalda para cubrirme con ella la cabeza".
El
ranchero forcejó con Yader que se aferraba a la bolsa en la que traía ropa y
botellas de agua, pero el migrante no confió en la resistencia de la mochila, y
antes de que le cayera de nuevo el filo de la hoja oxidada, soltó la mochila y
salió disparado por un sendero de terracería.
-¡Corran!
¡Corran! -gritaba fuera de sí-.
El
resto del grupo, tres guatemaltecos y dos hondureños, se esparció como gota que
se estrella contra el suelo. Sin embargo, el pánico los hizo torpes. Dos de
ellos iban empujándose entre sí. Cayeron, provocando que un tercero que venía
rezagado tropezara y también cayera.
A
trompicones, los dos primeros en caer se levantaron y continuaron la carrera.
El tercero ya no pudo hacerlo: otro asaltante que surgió de entre unos
matorrales lo agarró del hombro y le puso un machete en el cuello.
-No
te muevas cabrón –le espetó-. O te sobo el pescuezo con el machete.
Los
demás siguieron corriendo desorientados por el miedo, hasta que dejaron atrás a
los rancheros y trotaron para recuperar el aliento.
"Todos
me preguntaban a mí qué íbamos a hacer", la voz de Yader se torna en este
punto áspera, grave. "No sabíamos si volver, hasta que alguien dijo que
los asaltantes también cargaban pistola".
"Queríamos
rescatar a nuestro amigo", añade lacónico, escudriñando con los ojos
negros las imperfecciones del suelo, y con el lado izquierdo de la cara
enterrado bajo una sombra densa. "Pero ellos iban armados y nosotros no.
No tuvimos más remedio que continuar el camino".
Exhaustos
y desanimados, los migrantes reanudaron el trayecto a pie. Pero no caminaron
mucho.
A
los pocos minutos, una combi del Instituto Nacional de Migración (INM) de color
blanco y con rayas naranjas pintadas en los costados, pasó por la carretera
paralela al sendero por el que deambulaban los indocumentados. Aminoró la
marcha hasta que dio un frenazo.
-Abusados,
muchachos -advirtió el nicaragüense al resto del grupo-. Porque esos güeyes ya
vienen detrás y nos van a corretear.
Tras
unos segundos en los que todos contuvieron la respiración, la puerta lateral
del vehículo se deslizó bruscamente. De inmediato, una estampida de agentes de
migración uniformados con camisa blanca y pantalón beige comenzó a cercarlos
con el apoyo de otra camioneta de la Policía Federal.
Los
migrantes reaccionaron rápido y echaron a correr "como caballos"
hacia las profundidades del monte. Sabían que ahí, agazapados con machetes, los
esperaban los mismos asaltantes de los que habían huido sólo unos minutos
antes.
Pero
no tenían alternativa.
Tras
ellos, la troca de los policías federales rugió con el motor pasado de
revoluciones y los agentes de Migración les gritaban mentadas para que
detuvieran la huida.
Otra
cacería acababa de comenzar.
LA CAPTURA DE MIGRANTES AUMENTÓ CASI UN
50% EN 2014
El
7 de julio de 2014, tres meses antes de que Yader corriera por entre los
recovecos de una montaña para evitar ser "cazado" por delincuentes y
autoridades, el presidente Enrique Peña Nieto presentó en el municipio
chiapaneco de Playas de Catazajá el Programa Frontera Sur.
El
propósito de esta iniciativa, explicó el mandatario, es doble: por un lado,
proteger los derechos de los migrantes cuando éstos se internan ilegalmente en
México; y, por el otro, ordenar los cruces internacionales. Para ello, el
presidente mandó la ejecución de cinco líneas de acción, entre las que se
encuentran la obtención de una Tarjeta de Visitante Regional, combatir el
tráfico de personas, y crear "centros de atención integral" en la
frontera con Guatemala. Todo ello, siempre desde un enfoque de "protección
al migrante".
"El
Programa Frontera Sur es un ejemplo de cómo se puede mejorar el trato a los
migrantes", aseveró el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina,
invitado especial al evento, quien agradeció en varias ocasiones a Peña Nieto
su "visión humanitaria" en el tema migratorio.
Sin
embargo, pasada la euforia de los aplausos, organizaciones civiles y
académicas, como la Clínica Jurídica de la UNAM, han señalado que la iniciativa
del presidente es, en realidad, un plan que "se hizo al vapor" como
respuesta a la presión de Estados Unidos para frenar el flujo migratorio.
Un
plan, además, que no explica cómo se llevarán a cabo las acciones que plantea,
y del que no hay información pública más allá del anuncio de Peña Nieto y del
documento publicado un día después en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Y un plan, en definitiva, que lejos de tener una "visión humanitaria"
ha convertido a México en un coto de caza, en el que las autoridades han
arrinconado a migrantes como Yader a tomar rutas alejadas de las poblaciones,
donde los criminales los están esperando.
"Del
Plan Frontera Sur sólo sabemos que hay dos hojas que presentó Peña Nieto. A
partir de ahí, no hay nada. Hemos ido a la PGR, al Ejército, a la Policía
Federal y a Migración, y nadie dice nada. Lo único que (sus funcionarios) saben
es que esto viene de arriba, y que ellos tienen orden de detener y
deportar", señala el director de la casa del migrante La 72 de Tenosique,
Tabasco, Fray Tomás González.
"Lo
cierto es que, hasta ahora, les ha salido muy bien el Programa. México está
haciendo detenciones y deportaciones masivas de personas sin importarles
quiénes son solicitantes de refugio por la violencia en Centroamérica",
agrega el activista, que como prueba de sus palabras remite a las cifras
oficiales del Instituto Nacional de Migración, las cuales son reveladoras: 2014
fue el año con más capturas de migrantes desde 2007.
Así,
de acuerdo con la Unidad de Política Migratoria del INM, en 2014 se registraron
119 mil 714 eventos de detención de centroamericanos.
Cabe
precisar que un migrante puede ser detenido varias veces por las autoridades,
por lo que estos "eventos de detención" no representan el número
total de extranjeros capturados, sino el número de veces que se llevaron a cabo
detenciones. Aún así, esta cifra significa que las detenciones aumentaron 48%
en comparación con 2013; 46% si se compara con 2012; y 92% y 85% en relación a
2011 y 2010.
En
el sur, cuatro estados concentran el 75% de las detenciones: Tabasco, Chiapas,
Veracruz, y Oaxaca. En estas entidades las estadísticas muestran también una
notable evolución en comparación con 2013: en Tabasco las capturas aumentaron
101%; en Chiapas, 46%; en Veracruz, 40%; y en Oaxaca, 24%.
En
2015 la tendencia de detenciones se mantiene al alza. En enero –mes en el que
la migración es menor debido a las condiciones climatológicas adversas en la
frontera Norte-, el INM registró poco más de 14 mil eventos de detención; cifra
123% mayor a la de enero de 2014. Desde 2006, nueve años atrás, no se tenía un
dato tanto alto.
En
cuanto a los migrantes menores de entre cero y 17 años de edad, en 2014 se
realizaron 23 mil 096 eventos de detención en México, 140% más que en 2013.
"Es
cierto que la población migrante infantil está viviendo una tragedia. Pero no
es una tragedia que haya sucedido sólo entre abril y junio del año pasado,
cuando se mostraron las fotos en las que menores de edad aparecían hacinados en
los centros de detención de Texas. Esto es algo que ya viene de años
atrás", aclara el director del albergue La 72, Fray Tomás González.
"Por
eso creemos que este mito de la migración infantil fue el verdadero pretexto
para cerrar la puerta del sur de México –recalca el activista-. Y por supuesto
que esto viene de Estados Unidos, tal y como se vio en la reunión que tuvieron
Peña Nieto y Obama (el 6 de enero de 2015), en la que Peña dijo que México iba
a seguir cooperando con Estados Unidos en el sellamiento de la frontera con
Guatemala".
DEL RÍO BRAVO AL RÍO SUCHIATE: LA
INFLUENCIA DE EU EN LA CREACIÓN DE UNA "FRONTERA DEL SIGLO XXI" EN
MÉXICO
La
Coordinadora del Programa Latinoamérica de la Washington Office on
Latinoamerica (WOLA), Maureen Meyer, coincide con Fray Tomás González: el
aumento de las detenciones en México se debe, en buena medida, a la presión de
la Administración Obama a raíz de la llamada crisis de los niños migrantes.
No
obstante, la académica hace hincapié en que estas cifras son también
consecuencia de un largo proceso de cooperación entre La Casa Blanca y Los
Pinos, cuyo punto más álgido fue la firma del Plan Mérida en 2008.
Como
resultado de esa cooperación, Meyer pone como ejemplo el tramo carretero que va
de Tapachula a Tonalá, en Chiapas. Un corredor estratégico de 224 kilómetros
que el Gobierno mexicano destaca ante la inversión extranjera como "una
puerta de entrada y salida al mercado de Centroamérica", y en el que opera
una amalgama de policías, agentes de Migración y soldados –hay un retén de
seguridad cada 22 kilómetros- con el apoyo millonario de Estados Unidos.
"Dentro
de la Iniciativa Mérida hay un pilar que se llama Construyendo una Frontera del
Siglo XXI, que estaba enfocado originalmente a la frontera norte entre México y
Estados Unidos –explica Meyer-. Pero esa frontera se está yendo ahora cada vez
más hacia el sur de México, y por eso Washington está proporcionando equipos de
inspección para retenes en toda la frontera con Guatemala, y ha invertido mucho
dinero en Aduanas como la de Huixtla, en Chiapas".
El
informe Mexico: Background and US Relations, elaborado por el Servicio de
Investigación del Congreso de Estados Unidos, apunta que desde 2008, año en que
se lanza la Iniciativa Mérida, hasta el presente año fiscal 2015, Estados
Unidos ha invertido algo más de 2 mil 500 millones de dólares (casi 38 mil
millones de pesos, según el tipo de cambio actual) para asistir a México en el
combate a los grupos criminales del narcotráfico, y para crear "una
Frontera del Siglo XXI".
Asimismo,
el documento refiere que el Departamento de Estado de Estados Unidos ya ha
invertido 86 millones de dólares en la capacitación de los elementos de
seguridad que patrullan la frontera sur de México, y en la entrega de equipos
de comunicación y aparatos de inspección no intrusiva, como vehículos equipados
con rayos X, escáneres y rayos gamma, para detectar armas, drogas, explosivos,
dinero ilícito y productos de contrabando, en autobuses, camiones, tráilers y
coches particulares.
Equipos
modernos de inspección que no sólo se destinan para los retenes del sur, sino
también para los múltiples puntos fijos que la Sedena, la Semar, la Policía
Federal y Aduanas, tienen repartidos por toda la República, de acuerdo con el
documento US-Mexico Border Cooperation Under the Mérida Initiative elaborado
por la sección Antinarcóticos de la Embajada de Estados Unidos en México.
Como
consecuencia de esa inversión millonaria, organizaciones civiles critican que
México ha militarizado su frontera sur aplicando una "política del
miedo" para contener el flujo migratorio de Centroamérica, la cual ya se
refleja en las estadísticas de detención y deportación.
"Antes,
Chiapas tenía una relación de hermandad con Centroamérica. Pero ahora el estado
se está militarizando. En las carreteras no sólo hay agentes de Migración, sino
también policías y soldados deteniendo a migrantes", apunta desde
Tapachula la abogada del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Ana
Isabel Nigenda.
La
Secretaría de Gobernación corrobora lo expuesto por el Centro Fray Matías. En
el oficio 041111000022815 la dependencia informa en respuesta a una solicitud
de información pública que, en efecto, en los estados de Chiapas, Oaxaca,
Tabasco y Veracruz, más de 2 mil migrantes fueron detenidos y remitidos al INM
en 2014 por parte de alguna autoridad de la Defensa Nacional, entre policías de
los tres niveles, agentes ministeriales, soldados y marinos.
En
Chiapas, por ejemplo, el oficio detalla que de las mil 046 remisiones de
extranjeros indocumentados al INM, 771 fueron hechas por agentes ministeriales
de la PGR (73%), mientras que otras 246 fueron realizadas por policías federales.
Para
el director del albergue del Centro Comunitario de Atención al Migrante en
Altar, Sonora, Prisciliano Peraza García, tanto estos datos estadísticos, como
los hechos sobre el terreno -plagado de retenes de policías y militares-,
muestran que México se ha convertido en un embudo del flujo migratorio que está
al servicio de Estados Unidos.
"México
se ha vuelto un rompeolas de la migración centroamericana para Estados Unidos.
A los migrantes los están volviendo más invisibles, haciéndolos ir por lugares
más inhóspitos, más difíciles, porque pareciera que apestan y tienen que
esconderlos", critica el activista. "Los gringos", opina con
sarcasmo, "planearon mal el muro de su frontera".
"Mejor
lo hubieran puesto en el sur de México –plantea el defensor de migrantes
manteniendo el tono ácido en sus palabras-. Ya de plano que pongan su muro ahí
en Ciudad Hidalgo, en el Río Suchiate".
Más
que un traslado 'virtual' de la frontera estadounidense hacia el sur de
Chiapas, el investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM),
Ernesto Rodríguez, considera que lo que está sucediendo tras la crisis de los
niños migrantes en Estados Unidos, y la influencia que ésta tuvo en el
posterior lanzamiento del Programa Frontera Sur, es "la reactivación de
una política migratoria en México que tampoco es nueva".
"Los
operativos y las acciones de control sobre los flujos migratorios irregulares
han formado parte de una política del Gobierno mexicano que ha sido
constante", recuerda el académico.
"Ahora
bien, lo que está claro es que esta política de control ha tenido momentos de
mayor y menor énfasis, y que a partir de este Programa Frontera Sur se ha
retomado ese énfasis en tratar de controlar o retener el flujo migratorio
–resalta Rodríguez-. Y eso es lo que se está viendo en las cifras de
detenciones".
"SE HA PUESTO MÁS DIFÍCIL CRUZAR MÉXICO
QUE ESTADOS UNIDOS"
"No
sabemos qué ha pasado –Orlin, hondureño de 24 años y ojos verde aceituna encoge
los hombros sin perder de vista la posición estratégica de las fichas sobre el
tablero de ajedrez-. Pero se ha puesto muy difícil la situación en México. Creo
que ahora es más difícil para nosotros cruzar México que cruzar a Estados
Unidos".
Frente
a él, un salvadoreño de 46 años que prefiere omitir su nombre, alto, flaco, y
también de ojos verdes, se acaricia el bigote ralo que le hace una sombra en el
labio superior y asiente con la cabeza.
"En
el camino ahora hay muchos retenes. Ya no puedes ni caminar 15 minutos en combi
sin que te salga la mentada volanta (camioneta) de migración, o sin que te
encuentres un control -lamenta el hondureño, quien repone fuerzas y ánimo en el
albergue Hermanos en el Camino, en Ixtepec, Oaxaca-. Además, en la combi
tampoco puedes ir tranquilo. Los choferes están aliados con los de Migración;
si te ven subir con mochila los llaman por teléfono para que se pongan
adelante, y si no les das dinero te entregan con ellos. Por eso hemos tenido
que tomar la opción de caminar".
A
unos metros de distancia de donde los indocumentados juegan la partida de
ajedrez, detrás de una puerta enrejada del albergue Hermanos en el Camino, una
solitaria fila de vagones se desliza sobre los rieles emitiendo un lúgubre
ruido metálico.
Ante
la escena, se cuestiona a los dos centroamericanos sobre los riesgos de viajar
en un viejo ferrocarril de carga, y sobre la medida del gobierno de mexicano de
impedir que los indocumentados suban a 'La Bestia'.
"Sí,
el tren es peligroso –admite Orlin, que voltea la mirada aceitunada hacia el
ferrocarril que pasa a lo lejos-. Pero por culpa de migración nos toca buscar
rutas que son más peligrosas que ese tren. En los caminos hay robos, secuestros
y violaciones, ¡y ahí no hay ninguna autoridad que te cuide! –extiende los
brazos, dejando a la vista su apellido tatuado con letras góticas en el
antebrazo derecho-. En el tren, al menos tienes un chance de escaparte. Pero
caminando solos por la montaña, ¿qué podemos hacer? –traza de nuevo una cruz en
el aire-. ¿Si nos matan en el monte quién se va a dar cuenta?"
El
salvadoreño de 46 años rompe el silencio y la concentración de la partida de
ajedrez. Se acomoda la gorra sobre la cabeza menuda y comienza a relatar que él
también fue asaltado, "como todos los migrantes que estamos en este
albergue".
"Nos
bajamos del tren para rodear un retén y cerca de las vías nos salieron tres
personas. Nos quitaron 20 pesos, nos tiraron al suelo y, como no traíamos más
dinero, nos agarraron a patadas", cuenta el migrante, que apunta a las
autoridades como las responsables de las agresiones.
"Para
mí, esto es culpa de Migración. Porque ahora andan en las vías correteándonos,
y ya nos persiguen hasta con los soldados, como si fuéramos los peores
criminales. Y no se dan cuenta de que están dando de comer a los asaltantes
porque, cuando nos persiguen, nosotros nos metemos a la montaña. Y allí es
donde vamos a caer en sus manos".
"Entonces
–remata-, es mentira eso que dice el gobierno de México de que con ese plan nos
van a proteger. ¿O es que protegernos es perseguirnos como animales? –cuestiona
enojado-. Yo creo que protegernos sería que nos dijeran: 'muchachos, no se
suban al tren porque la cosa está así con los delincuentes'. Pero lo que están
haciendo es ponernos en bandeja para los criminales. Nos están mandando pal
matadero”.
(ANIMAL
POLITICO/ 13 DE JULIO 2015)
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