Es
un monumento más a la molicie
Es
un monumento más a la molicie. A la rapiña. Ya la ineptitud. La segunda fuga de
Joaquín El Chapo Guzmán ahora del penal de Almoloya, dizque de alta seguridad.
Mueve
a risa loca y a escarnio el boletín de la fastuosa Comisión Nacional de
Seguridad. Corona su redacción diciendo que la fuga se detectó “al prolongarse
la no visibilidad del interno en el penal, se ingresó a su celda, la cual se
encontraba vacía”… como si se tratara de un parte del topil del Rancho Grande.
Las
repercusiones internacionales de este fiasco de las “autoridades” mexicanas que
nos “custodian” son de cuidado, pues aparte de que van a insistir en tono
grosero en aplicar con ferocidad el tratado de extradición, se van a mofar de
varias cosas.
Primera,
que la gran ayuda que no$ facilitan, a través del Plan Mérida, que bien sabemos
no alcanza ni para los garapiñados de los sobrinos del Presidente.
Segundo,
que, gracias a la faraónica gira a Francia –que nos recuerda aquella película
Mecánica Nacional, de un viaje hasta con el cadáver de la abuela– se quedaron
descuidados los mostradores, el país se quedó a la deriva, sin un solo
mecanismo de respuesta, todo por ir a enseñar el palmito y presumirle al
“selecto” mundo de la revista Hola!.
Tercero,
que es mejor que ya vayan desocupado, limpiando escritorios y las cajas fuertes
donde guardan los “moches”, porque si no son capaces de mantener sujeto a El
Chapo, ¿qué pueden esperar de otros sirvientes en la cadena de mando que
instalaron en este traspatio?
¡Cómo
nos hace falta el caricaturista Abel Quezada, para saber hoy qué hubiera
dibujado en este momento!
Conociendo
su obra histórica, creo que hubiera pintado la reunión urgente en Constituyentes,
del Consejo Nacional de Seguridad…
¡Pero
contando el dinero!
“GOBIERNO” TOLUQUITA, DE CARICATURA
El
cartón de Abel Quezada, el gran regiomontano, hubiera valido el coraje
nacional, la vergüenza por este episodio que se suma a las grandes tragedias.
La
versión sinaloense del inolvidable Chucho El Roto, el bandido porfirista, se
recrea en momentos en que los toluquitas insisten en traer a México lo que
quede del polvo del dictador, del gran “Llorón de Icamole”.
Mejor
ya déjenlo en paz, ya no lo invoquen. No se vaya a aparecer la cauda de
personajes de Los bandidos de Río Frío y les den ideas a los modernos
salteadores de caminos ¡p’ acabarla de arruinar!
Hasta
Josep Carner Puiguriol, filósofo, periodista, diplomático catalán que vivió en
México hasta 1970, héroe de la resistencia republicana, ponderaba los
conocimientos de Abel Quezada sobre nuestra manera de ser.
Fue
la primera vez que se escuchó decir a un hombre de ese tamaño que, entre
nosotros, Quezada era de los pocos, que junto con Gabriel Vargas, Germán
Bultze, Siqueiros, Orozco, Tamayo y Rivera estaban a la altura de cualquiera en
el mundo.
Alcanzaban,
decía el maestro Carner, la categoría de “hombres verdes”, aquéllos que pueden
darse el lujo de ser diferentes a todos los demás, por sus cualidades
intrínsecas, por su genialidad y a los que podía aceptárseles, incluso que
dijeran mentiras, mientras buscaban la verdad.
Quezada
se fue a Nueva York en el ’47. La promotora para la que trabajaba le asignó un
departamento en el área de camerinos de un teatro en Broadway, gracias a lo
cual fue un irredento apasionado de la ópera y el saxofón.
A
invitación de Antonio Arias Bernal, cuando Quezada atravesaba penurias
económicas, en 1956 entró a Excélsior, periódico en el que vivió su época de
oro como caricaturista.
En
ese diario popularizó personajes de leyenda: “El Charro Matías ” –que había
nacido en historietas anteriores–, “Máximo Tops”, “La mula maicera”, El Tapado”
y “Don Gastón Billetes”. Tras el golpe de Echeverría a Excélsior, salió del
diario.
Alberto
Ruy Sánchez dijo :”Su carrera como dibujante periodístico ha sido la más
destacada en nuestro país… se convirtió en un hombre lleno de leyendas e
historias… más allá de los vaivenes burocráticos que caricaturiza…”
Claro,
no podemos dejar de mencionar a otros “hombres verdes” de singular tamaño:
Helio Flores, Rius, Naranjo, Juan Hernández, El Fisgón, Helguera, Magú, entre
otros grandes de la pluma y el caballete.
Tarea
admirable, aunque algunos la minimicen comparándola con el “gobierno”
toluquita, ¡de caricatura!
ICÓNICOS Y VIGENTES: “EL TAPADO”, “EL
POLICÍA TROMPUDO”…
Quezada
ha sido uno de los dos funcionarios que duraron 45 minutos en el cargo. El
primero, en 1913 fue Pedro Lascuráin, quien como vulgar títere se prestó a los
deseos de Henry Lane Wilson, ser Interino y pasarle la Banda a El Chacal
Huerta.
El
segundo en la historia fue Abel Quezada, quien duró menos tiempo al frente de
una televisora estatal en diciembre del ’76, por oponerse a los caprichos de la
nefasta Margarita López Portillo y renunció en el mismo discurso de toma de
posesión.
Los
acontecimientos posteriores, en los que la opinión pública atestiguó los
desmanes de “la hermana incómoda” en el desmantelamiento de todo lo que le
confiaron, dieron ampliamente la razón al caricaturista.
Fue
un gran observador de la nación: además de estampar al “Peladito”, al “Taquero con moscas”, al policía “Trompudo”, al ricachón con enorme
brillante en la nariz, llegó a la conclusión de que “ser mexicano no es tener
una nacionalidad; es tener un vicio”.
Quezada
señaló vitriólico: “Se acepta que el mexicano es un problema muy serio para la
humanidad… se reproduce vertiginosamente… ya invadió el sur de EU, pronto lo
invadirá totalmente y de allí seguirá hasta abarcar todo el mundo, para logra
su sueño dorado, ¡que todo el mundo sea tercer mundo!”
Y
dijo: “el mexicano es el único ser en el mundo que no nace para construir. Nace
para acabar con lo que encuentra, incluso consigo mismo. Pronto se dará cuenta
de lo incómodo de su posición en la vida y decidirá que lo único que le queda
es sacarle ventaja al medio en que se desenvuelve, una ventaja –claro– que lo
beneficia sólo a él”.
¿DE VERDAD
HACEN FALTA EPN Y LOS 400 GORRONES?
Pocos
han poseído el sentido del humor elegante y profundo del gran regiomontano.
Gracias a ello pudo convivir con los más grandes del planeta, poniendo el
nombre del país muy por encima de cómo nos lo dejaron los gorilas de su época.
Desde
fines de los treintas del siglo anterior, Gabriel Vargas había estampado el
espíritu mexicano en sus cartones “Don Jilemón Metralla” y su “Cuataneta” y
después en “La familia Burrón”; Germán Bultze hizo lo mismo con “Los
Súpersabios”.
Pero
nadie fue tan puntilloso en los sesenta y setenta al tratar la nacionalidad
como Abel Quezada en las caricaturas que componen sus cartones icónicos.
En
los momentos cruciales del movimiento estudiantil de 1968, un día después de la
masacre de Tlatelolco, Abel Quezada resumió en su cartón titulado “¿Por qué?” su aplaudida posición irreverente:
Un
recuadro que sólo contenía una gran mancha negra, en señal de duelo, de repudio
a la barbarie de los gorilas, contra el pueblo indefenso.
¿Se imagina
usted, pues, al “Charro Matías”, al “Policía Trompudo”, a “Don Gastón
Billetes”, al “Taquero con moscas” y al “Tapado”, sentados a la mesa del
fastuoso Comité Nacional de Seguridad, contando el dinero que les dio El Chapo
para obtener su libertad, ¡por segunda ocasión!?
Ahora
andan diciendo que al mismo tiempo, se fueron del país los dos: Peña Nieto a
seguir dando qué hablar a París y El Chapo Guzmán a cualquier lado, ¡para dar motivo a que
se sienta la falta que hacen en el país los 400 gorrones que se fueron!
¡VIVA MÉXICO,
CABRONES!
¡VIVA! ¡CON
SU “GOBIERNO” DE ₵ARI₵ATURA!
Índice
Flamígero: “Sería algo más que lamentable… sería imperdonable”, respondió
Enrique Peña Nieto a León Krauze en una entrevista de hace meses en la que el
periodista le afirmaba que el 70% de la población creía –con razón– que el
multicitado narcotraficante volvería a escapar. ¿Se la perdonará entonces a
Miguel Ángel Oso…rio, cuya posición es más insostenible que nunca? Quien no lo
lamentará ¿será Luis Enrique Miranda, ante un posible ascenso? Por lo pronto,
aquellas palabras de EPN son sólo eso: palabras, huecas palabras. + + + Un
prodigio de la ingeniería mexicana –a la que tan mal conceptúa el encargado del
Metro– es el túnel de kilómetro y medio a través del cual se fugó “el más
buscado del mundo”. Ni OHL, ni la Constructora Presidencial Higa, menos la del
cuñado de Carlos Salinas habrían sido capaces de perforar con exactitud y
minuciosidad un pasadizo de tales características, si nos atenemos a la
porquería de obras que realizan –among all places— en el Estado de México, ya
para no mencionar a la Línea 12, la Línea Atorada. + + + ¡Lo que nos faltaba!
El Chino Oso…rio Chong regresó a México desde París, apenas llegó a la Ciudad
Lux, “para hacerse cargo de la situación”, “para cercar el área”, “para…”.
Tareas policiacas, no de gobernanza política + + + Y en la conferencia de
prensa del todavía encargado de la Seguridad, “Montecito” Rubido, ¿qué hacían
representantes de las Fuerzas Armadas? Que se sepa, ni el Ejército Nacional
Mexicano ni la Marina Armada de México tocan algún pito o flauta en los penales
de “alta seguridad” (jejeje), ¿o sí? ¿Para qué involucrar a soldados y marinos?
+ + + Buena parte de los diarios “nacionales” (jejeje) publicaron en sus
primeras planas la noticia del mes. Lo consignarán hoy, cuando ya es historia y
cuando las redes sociales, otra vez, les “comieron el mandado”. + + + Y en
Sinaloa, la banda toque y toque. La mayoría de las estaciones radiofónicas
transmitían corridos dedicados a Guzmán Loera.
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pacorodriguez@journalist.com /
@pacorodriguez
(PENINSULARDIGITAL/ÍNDICEPOLÍTICO/FRANCISCO
RODRÍGUEZ/ 13/07/2015)
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