El
nombre de Zulema Hernández salió a la luz pública gracias a la serie de
entrevistas que Julio Scherer García hizo con presos célebres y que
publicó en su libro Máxima Seguridad. Almoloya y Puente Grande, editado
en 2001. Siete años después, el miércoles 17 de diciembre, el cadáver de
la que fue amante del Chapo Guzmán apareció, encajuelado, en un
municipio del Estado de México. Apenas una semana más tarde, otra mujer
pasó a ser noticia por su relación con los capos de la droga: Laura
Zúñiga Huízar, quien en septiembre pasado fue coronada reina de belleza
de Sinaloa, fue detenida en Guadalajara junto con Orlando García,
hermano de El Doctor, operador del cártel de Juárez. Reproducimos a
continuación fragmentos del capítulo “Zulema”, del libro citado arriba.
(SC)
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Su madre, alcohólica, prostituta, le gritaba a Zulema, niña aún: “ni para puta sirves”.
A los trece años, la jovencita ponía candados y negaba a su madre el acceso a la casa.
“Llegaba a la madrugada con su parvada de cuervos, seguramente cogida, obscena. Yo me protegía y protegía a mi hermanito.”
–¡Abre, cabrona!
–¡Lárgate!
Se enfrentaban.
–Te voy a madrear.
–Te devuelvo los madrazos.
–Atrévete.
–Órale.
Para
que aprendiera, la madre sacó a Zulema de la escuela y la entregó a
Drogadictos Anónimos, obligada al internado por un mínimo de tres meses.
Permaneció
interna el plazo completo. Una vez cumplido, se negó a salir a un hogar
sin padres ni hermanos ni amores. David Cervantes, el jerarca, que así
se denomina al principal del Centro en Villa de Cortés, la aceptó seis
meses más.
–En ese tiempo supe de la droga y de las armas, cómo se
cocina la cocaína y cómo se manejan las pistolas. Vi de cerca la
prostitución, que aborrecí. Jamás sería puta. Nadie me creía virgen y
como a una virgen me trataban y virgen era. El Centro me dejó cosas
buenas como ésas, así como mi casa me dejó cosas malas, todas, salvo mi
hermanito, que es también mi hijo, como mi Brandon.
–¿Por qué el nombre de Brandon?
–No sé.
–¿Cómo que no sabes?
–Sólo sé de siete letras juntas que me parecen hermosas.
De frente a la grabadora sigue Zulema, inevitables los soliloquios, los silencios:
–Yo
era buena estudiante. Tengo mis calificaciones, mis diplomas. Fui
becada el cuarto, el quinto y el sexto año de primaria en la escuela
“Lucas Ortiz Benito”. Me nombraron sargento, la importante de la escolta
que rinde honores a la bandera, la jefa. Mi aprovechamiento fue de 8.5 y
mi entusiasmo era de 10. Mira, te enseño el folio –número 10253433,
expedido el 8 de diciembre del 2000 por la delegación jalisciense del
Instituto Nacional para la Educación de los Adultos–. Guardo también,
aquí la traigo, la constancia de Actividades Educativas del Centro de
Readaptación Social Número 2. Me enorgullece. Reconoce mi esfuerzo en
las tareas académicas, deportivas, artísticas y de consultas
bibliográficas durante el año 2000.
–¿Y después, Zulema?
–Todo se fue a la mierda.
Zulema
extravía el lenguaje cuando habla de su madre. El rencor la perfora. La
última visita de doña Salomé a Puente Grande terminó de mala manera,
Brandon entre dos mujeres que se lastimaban. Había llegado el niño con
el ánimo de jugar a lo que fuera. Salió del penal entre lágrimas.
La
señora se presentó encendida al encuentro con su hija. La revisión de
sus prendas y de su cuerpo había ido más allá de lo debido y la avería
de una de las puertas electrónicas la había demorado media hora.
–Llegó del peor humor. Es una cabrona –dice Zulema.
–Es tu madre.
–Hija de la chingada.
Yo no sé qué decir, Zulema sí:
–No
miento y no quiero que me creas porque digo lo que digo, así nomás. Ve a
verla. Te doy la dirección, allá por La Villa, cerca del Reclusorio
Norte. Mi hijo la ve tomar y me dice que bebe jugo de uva echado a
perder. El otro día llamé por teléfono, que me cuesta y está restringido
a diez minutos dos veces por semana, y apenas si la oía, su radio a
todo volumen. Bájale, bájale, le gritaba. No me hacía caso. Me comuniqué
con Brandon. “¿Está tomada, hijo?”.
“No”, me dijo, “es el jugo de uva
descompuesto”.
Visité a la señora en la Unidad Arbolillo, Retorno Tenayuca 26 bis.
Conversamos:
–Nunca
le dije “ni para puta sirves”. Así le decían algunos, yo no. Sí me
cerraba la puerta de la casa, me dejaba afuera y a veces la madreaba,
tenía que hacerlo. No la mandé a Drogadictos Anónimos. No sé de dónde
saca eso.
Salomé Hernández fue pervertida sin que las primeras manos supieran de su cuerpo. Ella debía entretener el cuerpo ajeno y violentarlo. Batallaba sin saber qué era eso que hacía. Tiempo después fue violada. Menuda y bonita, ahí están las fotos en la vivienda humilde, aprendió a bailar y bailó muy bien. Los zapatos eran su prenda, antes que el vestido y aun la ropa interior. Bailaba tango como nadie y bailaba todo lo demás como muy pocos. Su vida se fue en las pistas, en la borrachera, en los amantes fortuitos y uno que otro duradero.
–Pero mire, señor Scherer, eso sí le digo: mi hija es cabrona y le gusta mentir.
***
–¿Viste a mi madre?
–Me diste la dirección, ¿no?
–¿Y…?
Le cuento, me cuenta. Un borbotón:
–Ella
te habló de su violación psicológica y su violación física, pero nada
te dijo de lo que pasó conmigo. No te dijo que se caía de borracha en
las escaleras y no pudo subir a ayudarme. Tampoco te dijo que me ponía a
servirle cubas a sus amigos. No te dijo cómo me golpeaba, cómo me
rebotaban las pinches cucharas en la espalda, cómo me dejaba sangrando.
No te dijo cómo me cortó el cabello para mandarme a la escuela, ni te
dijo cómo me mandaba con los uniformes asquerosos, cómo me trataba de
puta y me arrastraba de la entrada de la unidad hasta la casa, de las
puras greñas y a patadas. No te dijo que me sacaba a las dos o tres de
la mañana para dormirme con el pinche perro. No te dijo que, puerca
hasta las manitas, me hacía tragar del plato del perro. Jamás va a decir
algo de esto. Jamás y mil veces te lo va a negar, así un mundo le esté
diciendo que esto fue así, tal día, tal fecha, tal hora. Ella te va a
decir que no es cierto, que están locos, hijos de quién sabe qué, de su
puta madre.
–¿Por qué la ves?
–Brandon vive con ella.
Zulema lleva a los párpados sus dedos de uñas bien cortadas. Llora, poquito.
–He
pensado mucho que si mi madre llegara a faltar para mí, sería un
descanso. Perdóname, pero es la verdad. Sería un descanso para mí, para
mi hermano, para mi hijo, sería un descanso para todos. Porque es una
mujer enferma, una mujer que está enferma. ¿No te dijo que vivía con “El
Tostón”?
–¿Con quién?
– “El Tostón”, con el que yo me había
balaceado, el que asaltó a su hermano, mi tío. ¿No te dijo que se lo
llevó para revolcarse en su cama?
***
–Cuéntame del “Chapo”.
–Acabábamos
de hacer el amor, me abrazó y me dijo: “Cuando yo me vaya vas a estar
mejor; te voy a apoyar en todo. Ya le di instrucciones al abogado”.
Inclusive tienes una carta en que así me lo dice. Me dijo también que si
él necesitaba un abogado, en cualquier lado donde estuviera, lo iba a
tener. Yo le dije que siempre se habían arreglado los problemas en los
juzgados. Él me dijo que no, que no era esa exactamente la forma en que
se iba a ir. No pregunté más.
“Después nos volvimos a ver y me dijo que ya se iba a hacer. Él me decía: ‘Tranquila, no va a pasar nada, todo está bien’.
“Me
hizo muchas confidencias. Tú sabes que Ofelia lo conoce (Ofelia
Fonseca, la hija de ‘Don Neto’), y nosotras hemos platicado. Ella me
dice que yo tuve acceso a él. Yo creo que sí, que entre Joaquín y yo
había mucha identificación, porque yo estaba en el mismo lugar que él
estaba. O sea, aparte de ser mujer yo estaba viviendo la misma pena que
él. Yo sé de este caminar de lado a lado en una celda. Yo sé de este
esperar despierta, yo sé de este insomnio, yo sé de este fumarte, querer
quemarte el sexo, quererte quemar las manos, la boca, fumarte el alma,
fumarte el tiempo. Yo sé lo que estos rincones hablan, lo sé. Y él sabía
que yo lo sabía. Muchas ocasiones llegaba de malas, muchas ocasiones no
tuvimos ni relaciones, pero él quería sentirme cerca. Él me quería
desnuda, sentirme con su cuerpo. No teníamos sexo, pero estábamos
juntos.
Y yo le entendía y sabía que tenía ganas de llorar. Sabía que
estaba hasta la madre de esta cárcel, a pesar de que tuviera lo que
tuviera.
“Sabía que si escapaba estaba expuesto a que lo mataran.
Él sabe que en este negocio se está expuesto a perder a toda la familia.
Y sabe a lo que se iba a enfrentar. No es tan fácil decir yo me voy a
fregar y ya. Porque es toda la vida huyendo, es toda la vida
escondiéndote, es toda la vida despierto. Yo sé que había muchas voces
en su silencio.
“Me platicaba de su infancia, me decía que había
sido muy pobre. Yo supe que las cartas que él me mandaba no las
escribía, pero sí sabía que las autorizaba, que decía lo que quería
decir con esas palabras. Él ordenaba a su amanuense: ‘Dile que la
extraño mucho’, y ya el otro aventaba de su inspiración. Cuando me
platicaba de su infancia, él quedaba como suspendido en la pared, como
si fuera algo que quisiera olvidar y a la vez lo tuviera preso en cada
momento de su vida.
“Es un pavor regresar a la pobreza. El mismo
pavor que él sintió lo siento yo. Ése era un hilo de comprensión entre
nosotros. Yo también fui pobre, padecí mucho y padezco hasta la fecha
una madre insoportable. Él padeció el yugo de un padre, el abandono del
padre, el que lo corriera de su casa y lo mandara a trabajar con el
abuelo, a las tierras, de día y de noche. Él lo vivió y cómo lo superó,
cómo tuvo que superarse, cómo tuvo que llegar a ser un hombre como el
que es y todo el imperio que hizo.”
***
La misiva del 5 de agosto del 2000:
¡Hola
cariño mío! Te hago llegar esta carta con mucho ánimo y bastante gusto,
quizás no con las mejores noticias que yo te quisiera dar, respecto de
poder vernos en éstos días o referente a tu traslado, pero sí lo hago mi
amor para decirte todo lo que te amo y lo mucho que te extraño y cuánto
desearía poder hablar y estar contigo para ser tan feliz como lo he
sido esos cortos ratitos que he podido gozar y hacer completamente mía.
Corazón,
por más que he buscado la forma de poder verte y que ya me habían
prometido que sí se podría resultó que siempre no, tú sabes pues, que
desde lo del comentario aquél y luego por detalles insignificantes de
locutorios, los del Centro de Control han andado con la duda y te traen
vigilancia especial aunque aparentemente en ocasiones no se nota. A mí
me han traído con que ya mero y ahora sí para la próxima guardia podrás
verla, y ya ves seguimos esperando. Pero mi amor espero y tengo fe que
la semana entrante sí ya pueda ser de verdad. Pasando a otro tema
cariño, sé que el abogado te tiene informada de que ha obstaculizado por
el momento el traslado pero que sólo es cosa de un tiempecito, así que
por favor sigue confiando y teniendo esperanzas. Aunque tarde unos días
más el traslado lo que a mí realmente me importa más y muy a fondo es
resolverte el asunto de la libertad y estoy seguro que será para fin de
año. Preciosa este gobierno ya se va y se van a poder arreglar muchas
cosas en asuntos no tan sencillos como el tuyo, pero que tampoco no es
de lo más complicado. Todo es cosa de $ y como quiera en tratándose de
eso yo por tu salida no voy a escatimar ni esfuerzos ni gastos.
Oye
amor el favor que me pidieron para lo del arresto de Lulú yo lo hice
porque tú me lo pediste así que ella te lo debe a ti mi amor.
Cariño en estos días mi único consuelo es pensar y pensar mucho en ti y en lo que un día espero sea mi vida a tu lado. JGL.
***
17 de agosto del 2000:
¡Hola
amor! ¿Cómo estás? Yo aquí pensando en ti a cada momento. Hubiera
querido que esta carta ya pudiera llevar la noticia del día en que nos
podamos ver, pero desgraciadamente nada es seguro, aunque me prometen
que ahora sí ya la semana entrante se va hacer, nosotros lo único que
podemos hacer es esperar que ojalá y sea cierto, porque la verdad yo ya
estoy muy desesperado, pero lo que me han dicho es que no disminuía la
vigilancia sobre tu persona, pero me acaban de decir que al parecer a
partir del fin de semana en adelante las cosas van a cambiar, por eso de
inmediato me puse hacerte esta cartita, para comentarte ese detalle y
además decirte cuánto te quiero y cuánto te amo mi Zulema preciosa y
adorada. En la carta anterior te decía que pronto nos veríamos y te lo
comentaba porque eso es lo que a mí me dicen, pero luego resulta que me
avisan que todavía no y bueno hay que ser prudentes y no ir a cometer un
error que entorpezca en que nos podamos ver aunque sea a escondidillas
de vez en cuando, pues como dice el dicho cariño “más vale paso que dure
y no trote que canse”. JGL.
***
28 de noviembre del 2000:
¡Hola
corazón! …No sabes cómo he hecho la lucha por entrevistarme contigo
pero te tienen demasiado vigilada, hasta llego a pensar que de alguna
manera se enteraron o le hicieron saber al nuevo director y aunque en
partes como que quiere jalar y en otras de plano nomás me trae a que más
adelantito y de ahí no pasa.
Amor se acercan ya las fiestas
navideñas y nada me haría más feliz que estar cerca de tu persona, de tu
piel y de tus labios, pero todo es incierto y aunque no quito el dedo
del renglón en verte no quiero prometerte ya que sería tal día porque
luego me quedan mal.
Me despido enviándote todo mi más grande
sentimiento que puede sentir el hombre por una mujer que ama. De pronto
puede haber una excelente sorpresa. Te amo. JGL.
Texto publicado
originalmente en el libro de Julio Scherer García Máxima seguridad.
Almoloya y Puente Grande (Nuevo Siglo/Aguilar, 2001) y publicado también
en la edición 1678 de la revista Proceso.
/22 de febrero de 2014)
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