martes, 4 de febrero de 2014

ASESINATO A SANGRE FRÍA SIEMBRA TERROR

Saltillo, Coah.- Pareciera que nada pasó en la calle Purcell, casi esquina con Múzquiz, en el Centro de Saltillo. La característica calma del barrio aparentemente ha vuelto a menos de 24 horas de que fuera encontrado el cuerpo sin vida de Cristina Saucedo Ramírez, de 60 años, en el domicilio marcado con el número 566. La cinta de seguridad amarilla que cruza la reja de la entrada es el único indicio de que en este sitio ocurrió un brutal asesinato.

Poco a poco los vecinos empiezan a asomarse por las ventanas. Se observan temerosos, pero la curiosidad los mueve a salir, a hablar con el de a lado, a cuchichear con los de enfrente y a conversar con los dueños de la tiendita de la esquina.

Algunos creen haber escuchado balazos, pero no están seguros. Otros no vieron nada extraño en los últimos días, nada que pueda llevar al móvil del asesinato o a los responsables del homicidio. Hasta el momento, la única pista señala a los albañiles que hace unos meses estuvieron trabajando en la casa.

La madre de Cristina, Mercedes Ramírez, de 90 años, tuvo una caída que le lastimó la cadera afectando severamente su motricidad hace seis meses. La familia decidió construir un cuarto para ella en la planta baja de la residencia. Desde entonces estuvieron entrando y saliendo de la casa algunos trabajadores de la obra. Las adecuaciones tardaron varios meses y todavía en noviembre del año pasado se les vio entrar en el domicilio. Son las únicas personas externas a
la familia a las que se ha visto cerca.

Hace un año un par de albañiles presuntamente asaltó una vivienda ubicada a la vuelta, sobre la calle Múzquiz, donde también vive una persona de la tercera edad.

LA SEÑORITA CRISTINA

La señorita Cristina Saucedo nunca se casó y no se le conoció ninguna pareja sentimental. De acuerdo con los vecinos era una persona amable y educada, pero reservada. Era hija de don Juan Saucedo, dueño de las extintas Boticas Saltillo, ubicadas en el Centro, y que más tarde abrió la Farmacia Purcell, en la misma casa que ahora se convirtió en la escena de un crimen.

Cristina, la segunda de seis hermanos, se dedicó siempre a la repostería, oficio que le enseñó su madre. Hacía dulces de leche y de nuez, pasteles, cajeta y otros confites. No tenía una marca ni una tienda establecida, vendía sus dulces entre clientes particulares y en un tiempo llegó a exportarlos a la Ciudad de México. En los últimos meses había abandonado esa actividad para dedicarse al cuidado de su madre enferma. Salía todas las mañanas a comprar leche,
huevo y pan para el desayuno, aunque los últimos días la señora que le ayudaba en la limpieza hacía las compras por ella.

VIVEN CON TEMOR

Los vecinos, consternados, temen que lo ocurrido pueda repetirse. En este barrio muchas casas están habitadas por personas mayores, algunas de ellas solas. En la tienda de abarrotes de la esquina, por ejemplo, en dos ocasiones recientes han intentado robar.

Aunque a dos cuadras se ubica una caseta de Policía y el vecindario ha sido siempre tranquilo, poco a poco las personas sienten cómo empiezan a convivir con el monstruo de la inseguridad.

“A veces vemos gente parada en la esquina, como que no tienen nada que hacer, es raro porque normalmente toda la gente trae actividad, entonces se ven sospechosos y lo que hacemos es preguntarles qué están haciendo y decirles que si no se van vamos a llamar a la patrulla, y ya se retiran”, relata un vecino que prefirió no dar su nombre.

El suceso pone en evidencia también la falta de comunicación entre vecinos, una de las principales recomendaciones que hacen siempre las autoridades para mantener la seguridad.

“Ya ves que sales y te vas a tu trabajo y ya no te das cuenta de qué pasa, en la actualidad ya no te pones a platicar, ya entras, corres, sales, vas, vienes, es un poquito difícil tener comunicación con los vecinos”, lamenta Elia Sifuentes, vecina de la calle Purcell.

“A veces no te das cuenta de lo que hacen los vecinos porque tú estás tan ocupado en tus cosas que nada más saludas y ya, no pones mucha atención”.

ENTREGAN RESTOS

El cuerpo de María Cristina Saucedo Ramírez fue entregado a sus familiares.

Autoridades ministeriales aseguraron que la necropsia realizada al cuerpo de Saucedo Ramírez arrojó que la mujer murió como consecuencia de haber sido ahorcada con lo que pudiera ser una agujeta de zapato deportivo.

Lo anterior debido a que en la parte del cuello se encontró una marca significativa de lo que fuera una agujeta, aclarando que no se pudiera tratar de una cuerda o mecate por que dejaría una marca de mayor densidad.

Por otra parte, señalaron que el cuerpo fue localizado en el cuarto que la occisa compartía con su madre.

La recámara consta de dos camas individuales, una situada paralela a la otra, así como muebles de cama, siendo el cuerpo de la mujer localizado boca abajo tendido en el suelo en medio de las camas.

Asimismo, las autoridades señalaron que el cuerpo fue golpeado en repetidas ocasiones, en el rostro principalmente, lo que hace suponer a los agentes una cruenta lucha entre la mujer y su agresor.

Los elementos de la Procuraduría señalaron que el interior del domicilio se encontraba desordenado, sin cordura alguna, hecho que hace creer a los especialistas que el o los agresores buscaron objetos de valor en la residencia.

YA HAY INCULPADOS

La Procuraduría General de Justicia del Estado identificó a presuntos culpables del asesinato, sin embargo, aún no hay detenidos pues no se concluyen las investigaciones policiacas.

Homero Ramos Gloria, titular de la dependencia, dijo que se cuenta con líneas de investigación de este asesinato, que suma el tercero en los días transcurridos de febrero, y que se indagan en coordinación con las corporaciones de seguridad pública.

“Hubo un hecho bastante atípico, sí hay una línea de acción, sí hay probables y presuntos responsables sobre este particular, estamos consternados por un hecho de esta naturaleza, pero vamos avanzando bien en la investigación”.

(ZOCALO/ Redacción /04/02/2014 - 04:00 AM)

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