Sin poder —¿o sin querer?— rescatar a miles de familias que
perdieron su escaso patrimonio por las inundaciones que provocó el
huracán Manuel en la región centro de Sinaloa, Mario López Valdez
logró por fin liberar a Mazatlán de la mala fama que alejaba a los
cruceros marítimos del puerto. En Cartagena de Indias, Colombia, lejos
del lodo pestilente y los muebles y casas húmedas que dejó la
negligencia gubernamental en la tierra que aquel día parecía un solo
río, el mandatario les puso a los navieros turísticos la Perla del Pacífico en “charola de plata”.
Es, sin duda, muy buen rescatista cuando los hombres del dinero se
hunden o simulan hundirse. Fue puntual y previsor cuando el equipo de
beisbol Algodoneros de Guasave amenazó con irse de Sinaloa y
llevarse la franquicia a Tijuana. Igual de preciso y prudente se vio al
ir al salvamento del ingenio azucarero de Los Mochis inyectándole 90
millones de pesos con recursos públicos para evitar que la familia
Elizondo Macías cayera en quiebra y cerrara la factoría.
Solo que es lento y descuidado cuando los afectados son los de a pie,
los ciudadanos comunes o la raza sin lana. Ahora realiza una pasmosa
espera a que lleguen los recursos del Fondo de Desastres Naturales para
comenzar la reconstrucción de las zonas devastadas por Manuel y
ha adelantado que Sinaloa no cuenta con dinero para poner la parte que
le corresponde lo cual se solucionaría, amenaza, pidiendo otro préstamo.
Los caminos de Malova no son los mismos por los que transita
la gran mayoría de sinaloenses. Las redes sociales o los comentarios
vinculados a las notas de prensa dan cuenta de un explosivo descontento
popular, algo así como el despertar de las masas que todavía en la noche
del 18 de septiembre se fueron a dormir creyendo que un estadista los
cuidaba. Y que el 19 despertaron cayendo en cuenta que el líder del
“cambio” era más quimera, mitad ilusión y mitad pesadilla.
En sus rescates de la actividad turística de Mazatlán, del equipo Algodoneros y del Ingenio Mochis, López Valdez se mostró como un exitoso apoyo para sus cuates; en la ayuda a los afectados por el huracán Manuel
resultó evidenciado como el político que quería gobernar pero nunca ha
sabido para qué.
Nada raro, por cierto, para la cabeza de un régimen que
necesita urgentemente salvarse a sí mismo en el mar de la cosa pública
turbulenta y fétida.
En Cartagena de Indias, lejos del juicio social que toma fuerza y rencor en Sinaloa, Malova
siguió mostrándose como un genio para venderse pero usando la técnica
del merolico que le inventa virtudes extraordinarias a los productos
para engatusar a los ingenuos consumidores.
Es una especie de Og Mandino
de la simulación. O es como el abarrotero de pueblo que a sus cuates y
parientes les regala la mercancía pero esas pérdidas las recupera luego
cargándoles los costos a los clientes consuetudinarios.
Habla como el tuerto en tierra de ciegos. La frase “cualquier cosa
que se plantee como un requisito para que los grandes barcos de
pasajeros vuelvan a Mazatlán se realizará” lo refrenda en la senda de
recrear una realidad que existe en su imaginación y que quiere decretar
como verdad única ante propios y extraños.
Ahí está lo sorprendente: mientras en la franja media del estado se
fragua un enorme resentimiento social contra los políticos en el poder,
en Colombia se presenta como el profeta en tierra ajena. A
contracorriente del drama interminable que queda en evidencia conforme
se secan las aguas que trajo el meteoro, allá, en el otrora paraíso del
narcotráfico, va y ofrece a los turistas que aquí estarán seguros y que
su vida no corre peligro.
El gobernador sabe a la perfección que en Sinaloa nadie tiene
garantizada la seguridad pública. O mejor dicho, en Sinaloa nadie está a
salvo de nada, ni siquiera de las lluvias. El reciente ataque a
policías en El Quelite, municipio de Mazatlán, donde dos agentes
murieron, es la más reciente señal de que la alta delincuencia acecha al
sur y agazapada espera el mejor momento para atacar.
Re-verso
Ha de pensar que al cabo,
vendrán cruceros por cientos,
porque en la cuna del Gabo,
los pudo engañar con cuentos.
Viaje a la jungla
Y doblemente temeraria es la intención de Malova al querer traer a los cruceros a Topolobampo cuando el norte sigue violento e ingobernable. ¿Es un tour
por la tierra caliente? El paisanaje como obsesión ya le valió al
gobernador que todo el aparato contra desastres se concentrara en Ahome
al tiempo que los habitantes de Navolato, Culiacán y Angostura se las
arreglaban solos, con el gobierno ausente, para salvar sus vidas y ver
cómo el agua se llevaba sus pertenencias. Ya es tiempo de que alce la
mirada más allá de Cubiri de la Loma.
El milagroso Maquío
Tenía que llegar el 24 aniversario de la muerte de Manuel Clouthier
del Rincón para que el Partido Acción Nacional en Sinaloa se viera en el
ataúd político en que está desde 2010 cuando optó por ser comparsa de
una alternancia ficticia. La magia de Maquío sigue viva al lograr que Edgardo Burgos Marentes pida perdón por no estar a la altura del ideal clouthierista. ¡Ufff!
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