Las
desesperadas y en ocasiones absurdas declaraciones del gobierno del
Distrito Federal para tratar de ocultar la operación de los cárteles de
la droga en la capital del país no han hecho sino evidenciar esa intensa
y muy bien organizada, además de impune, actividad delictiva. El caso
Heaven es emblemático de ello. El descubrimiento de algunos de los
cadáveres de las 13 personas levantadas en ese bar –no 12, como se
difundió inicialmente– no fue resultado de un trabajo de investigación,
como lo aseguró la PGR; fue producto de las declaraciones de un dealer
taxista que permitieron localizar el sitio de la inhumación clandestina.
He aquí la historia…
MÉXICO, D.F. (proceso).- La mañana del
pasado 22 de agosto, elementos de la Procuraduría General de Justicia
del Distrito Federal (PGJDF) irrumpieron en un hotel del norte de la
capital, donde capturaron a Víctor Manuel Aguilera García por su
presunta participación en los hechos ocurridos en el bar After Heaven de
la Zona Rosa el 26 de mayo último.
El detenido formaba parte de
una red de narcomenudistas al servicio de La Unión, organización
delictiva presuntamente encabezada por Javier Joel Rodríguez Fuentes, El
Javis. Este sujeto se encuentra prófugo y la procuraduría capitalina le
atribuye la autoría intelectual del secuestro y muerte de las 13
personas –y no 12 como inicialmente se dijo– que fueron levantadas en
dicho bar, ubicado en Lancaster número 27, colonia Juárez, y cuyos
restos fueron encontrados por la Procuraduría General de la República
(PGR) en una fosa clandestina en un rancho de Tlalmanalco, Estado de
México, la madrugada del 22 de agosto.
Salvo Guadalupe Karen
Morales Vargas, Gabriela Téllez Zamudio, Montserrat Loza Fernández,
Jennifer Robles González y Gabriela Ruiz Martínez, los cuerpos de las
otras víctimas fueron desmembrados.
En su declaración ministerial,
Aguilera no aceptó su participación en los hechos, pero uno de los 41
videos obtenidos por la PGJDF evidencia su intervención directa en la
sustracción de los 13 jóvenes del bar. En el cuarto de hotel donde fue
capturado, la policía encontró la playera que traía puesta el 26 de
mayo.
El detenido proporcionó información relevante: Por ejemplo,
reveló el sitio donde fueron asesinados e inhumados clandestinamente los
jóvenes y, más aún, dio nombres y posibles domicilios de las 17
personas que intervinieron en la acción orquestada por El Javis en
complicidad con los socios del antro, los hermanos Dax y Mario Alberto
Rodríguez Ledezma, Los Moshino; Ernesto Espinosa Lobo, El Lobo, y José
de Jesús Carmona Aiza, El Chucho.
Los tres últimos ya están
detenidos. Dax fue asesinado hace un mes y su cadáver fue encontrado
calcinado, junto con el de su novia Heydi Fabiola Rodríguez Velasco y
una prima de ésta, en la comunidad de Tajumulco, municipio de Huitzilac,
en Morelos, zona dominada por la organización Guerreros Unidos,
remanente del cártel de los Beltrán Leyva. Los tres cuerpos estaban con
las manos atadas y presentaban huellas de tortura (Proceso 1914). Los
restos de Dax siguen en la morgue de Morelos porque nadie los ha
reclamado.
En su testimonial, Aguilera relató también cómo ingresó
a La Unión, la impunidad con la que operan los miembros de esta mafia
en los antros de la capital, la forma en que están organizados –en
niveles y estructuras diferentes–, cómo vigilan sus territorios, así
como lo fácil que resulta entrar al negocio delictivo y lo difícil que
es salirse de él.
Dice que antes de enrolarse en La Unión, él
llevaba una vida tranquila, se dedicaba a manejar un taxi que le dejaba
lo mínimo indispensable para el sustento familiar.
En mayo de 2012
conoció a un sujeto del que, afirma, nunca supo su nombre y quien le
ofreció 500 pesos diarios para que lo llevara a diferentes antros de la
Zona Rosa a entregar “paquetes” cuyo contenido desconocía hasta ese
momento…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1922 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/4 de septiembre de 2013)
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